El tardeo ha matado la hora del café: pedir un solo en una terraza es imposible

Café imposible en una terraza

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  • En las terrazas de Madrid sucede un fenómeno que roza lo paranormal: a la hora de la siesta es imposible que te sirvan un café.
  • El tardeo ha matado la hora del café. Los gintonics, los roncola y el vermú han sustituido al café con leche. Pero, ¿es legal?

Madrid. Plaza de Santa Bárbara. Domingo a media tarde. Acabo de terminar de comer con un par de amigas en la terraza de un bar. Antes de irnos, pedimos un café:

—Lo siento, no tenemos cafetera. 

Pedimos la cuenta (no sin cierta sorpresa) y nos encaminamos a probar suerte en otra de las terrazas de la plaza:

—Lo siento, la cocina está cerrada.

Nos miramos incrédulas (acaban de dar las cuatro de la tarde y, hasta donde sabemos, el café no necesita horno). La escena se repite 3 veces más, con diferentes excusas, entre las que destaca "la cafetera está cerrada", como si la máquina estableciera su propio horario de apertura o, mejor, como si hubiera decidido declararse en huelga a la hora del café.

Porque ese era el quid de la cuestión: ¿por qué nadie quería servirnos café en plena hora de la siesta? Días después, otra amiga me contó que le pasó lo mismo en la calle de Ibiza: ninguna de las terrazas del bulevar estaba dispuesta a quitarles el sueño con un expreso. En Lavapiés ocurre lo mismo.

Pero lo cierto es que bastaba con mirar a nuestro alrededor para encontrar la respuesta a nuestra pregunta: sobre las mesas, junto a los platos de comida ya vacíos, se acumulaban tercios, vasos de cerveza y, sobre todo, copas de balón.

El tardeo ha matado la hora del café. Los gintonics, los roncola y el vermú han sustituido al café con leche.

Desde la pandemia, la sociedad ha sufrido una consecución de shocks externos que han modificado tremendamente los hábitos de consumo. Conforme el tardeo se ha ido popularizando, y las terrazas se llenan de clientes, la costumbre de consumir alcohol (sea en su versión cerveza, vino o cóctel) ha desplazado al café. 

El día de la marmota

Finalmente, tras dar con una cafetería, y tal vez después de ver nuestra cara de capitulación, una camarera se sinceró:

Somos el único local que sigue sirviendo café. En los demás solo te dejan tomar copas, cerveza… Es más rentable y han dejado de poner café a esta hora.

Básicamente, el margen de beneficio que ofrece la venta de este tipo de bebidas es superior a la de un café. Un argumento que reconoce el camarero de otro de los restaurantes en los que preguntamos.

"Ciertos negocios están espantando clientes con esto (puede que tengan la noción de que les sobran porque viven de los turistas)", observa Rubén Sánchez, secretario general de Facua. Desde la asociación de consumidores explican que han recibido avisos de usuarios quejándose por este problema.

"La hora de la cerveza y la del café no son la misma. Una vez terminas de comer, comienza otra franja, que cada vez va más hacia el tardeo: musiquita, un mojito, cócteles… Si te apetece un café, vas a una cafetería", resume Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España, que defiende que este cambio en los bares no se debe a un tema de rentabilidad, sino de oferta. 

"No creo que sea una cuestión de rentabilidad. Se trata más bien de una especialización de la oferta en lugares donde hay mucha, mucha oferta. En Lavapiés, por ejemplo, tienes un bar detrás de otro, es un continuo". 

Es cierto que este tipo de problemas, por lo pronto, solo se dan en lugares con mucha demanda y mucha oferta, como algunos barrios de Madrid. Pero, ¿es legal?

Para la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), "esta limitación de dejar de servir café o un determinado producto a partir de una hora, es legal siempre y cuando el consumidor tenga información de la misma con antelación a la petición del servicio", y resumen que, igual que el empresario es libre de fijar precios y horarios, el consumidor es libre de elegir establecimiento.

Emilio Gallego coincide en que es una práctica legal: "Estamos hablando de libertad de empresa, es algo perfectamente legal".

Ilustración de un empleado surfeando un gráfico economía

Sin embargo, resulta llamativo que, siendo una práctica legal, la mayoría de locales opten por esgrimir razones un tanto dudosas para no servir café. 

"Los establecimientos no pueden impedir a la gente que se siente con el argumento de que no van a hacer un gasto mínimo", observa Rubén Sánchez. El problema, señala, es que "muchos bares saben cómo sortear todo esto y recurren a indicar que en determinados horarios la máquina de café no funciona, o cualquier otra excusa".

Arantxa Goenaga, abogada socia de AF Legis, resuelve la ecuación: aunque a priori puede parecer una medida legal, "es una estrategia que podría llegar a ser sancionable por perjudicar a los consumidores".

Goenaga explica que, aunque los establecimientos tienen derecho a escoger los productos que ofrecen en su carta, "es una práctica abusiva, y si el consumidor acredita que, por ejemplo, realmente la cafetera funciona, podría iniciarse un expediente en consumo". 

Lo que sí que es evidente, añade, "es que esta práctica lo que puede llevar al final es a perder la clientela. Los consumidores también tienen derecho a poder tener los productos que tienen en su carta. Si no, deberían transformarse en local de copas con sus correspondientes horarios y normativas"

Por lo pronto, si vives en Madrid, toca tomar café en casa.

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