El plan maestro de Apple para la IA

  • La tecnológica ha incorporado nuevas herramientas para sus iPhone, iPad y otros dispositivos que realmente funcionan y son útiles para el usuario.
  • Este avance supone un toque de atención para las compañías centradas en promesas que no se materializan: se trata de aprovechar las facilidades que, hoy en día, la IA sí puede aportar al usuario.
Apple.

Apple; Getty Images; Alyssa powell/BusinessInsider

En su Conferencia Mundial de Desarrolladores, Apple desveló algunas de las nuevas características de software que incluirán sus productos, incluyendo el iPhone y el iPad. La parte más esperada de esta presentación era conocer los detalles sobre la estrategia de integración de la inteligencia artificial en los teléfonos y sistemas operativos.

Durante la conferencia, los directivos de Apple llevaron a cabo una demostración del sistema de IA de la empresa —al que en todo momento llamaron Apple Intelligence y no inteligencia artificial—, que podrá ayudar a buscar textos y fotos, crear imágenes, corregir la gramática y la ortografía, resumir textos y editar fotos.

Tras este anuncio, expertos en tecnología, multimillonarios y todo tipo de gente por todo el mundo, se han quejado de que estas nuevas funciones con inteligencia artificial les parecen muy poca cosa. Katie Collins, de CNET, opina que Apple llevaba mucho tiempo haciéndose de rogar con nuevas funciones interesantes, resumiendo su reacción en un "por fin". Mark Gurman, de Bloomberg, las califica de "actualizaciones menores". Mi compañero Jordan Hart dice que no es el arma definitiva que Apple necesita para devolver a la compañía su esplendor. 

Por su parte, Elon Musk ha dejado constancia de su decepción compartiendo un estúpido meme. En resumen, mucha gente se ha sentido decepcionada por la integración práctica de la IA por parte de Apple. Resumir largos correos electrónicos y hacer transcripciones de llamadas suena aburrido para muchos, si lo comparamos con promesas de la IA como detectar el cáncer, pero ¿sabes qué? Esta visión de Apple, aparentemente simple, la convierte en la primera gran tecnológica en integrar la IA correctamente.

Y es que Apple está utilizando la IA para hacer lo que esta tecnología ha demostrado que puede hacer: asistir al usuario. Sí, la viralidad del ChatGPT-3 de OpenAI puso de manifiesto el potencial de la IA. Pero ese robot que te hace las tareas o responde a preguntas abiertas sigue siendo extremadamente imperfecto. Los chatbots mienten, alucinan y te aconsejan comer pegamento

El lanzamiento y posterior retirada de Google de su sistema de respuestas de IA es una clara señal de que la iteración actual de la tecnología no está preparada para todos los casos de uso con los que sueña Silicon Valley. Eso por no hablar de las afirmaciones del inversor de capital riesgo Marc Andreessen de que la inteligencia artificial será capaz de "salvar el mundo", "mejorar la guerra" y convertirse en nuestro terapeuta, tutor, confidente y colaborador, marcando el comienzo de una "edad de oro" del arte.

OpenAI de Sam Altman tiene un acuerdo con Apple de Tim Cook. ¿Quién saldrá adelante?

Las actualizaciones de Apple suponen una vuelta a la realidad, un toque de atención a otras tecnológicas para que sean prácticas con lo que prometen a los consumidores y ofrezcan productos que nos hagan la vida cada vez más fácil sin promesas exageradas. El uso que hace Apple de lo mejor de la IA es a la vez la mejor manera de que el usuario conozca las ventajas reales de esta tecnología. Es una forma de generar confianza. 

Por supuesto, tal vez un día la IA descubra cómo destruir la civilización o cosas por el estilo, pero ahora mismo, el mejor uso que podemos darle es encontrar esa foto de tu perro disfrazado que sacaste allá por 2019. Y para la gran mayoría de la gente, esto es lo verdaderamente útil.

¿Qué hace la IA?

El hecho de que la gente esté decepcionada con Apple dice más sobre el hype publicitario en torno a las capacidades de la IA que sobre Apple en sí. Musk lleva desde 2019 prometiendo que Tesla fabricará un coche autónomo. También ha exagerado su tecnología de asistencia al conductor durante mucho tiempo, refiriéndose a ella como un "piloto automático". 

OpenAI plantea argumentos sobre la inteligencia artificial bastante preocupantes, centrados en la supuesta velocidad a la que esta tecnología remodelará la humanidad. De lo que no hablan es de las limitaciones de su herramienta actual. 

Los modelos más grandes, los chips de Nvidia más potentes, los equipos con más talento reclutados de las startups más punteras… de eso se habla en referencia a la IA en Silicon Valley y Wall Street. Ya hemos visto antes estos momentos de bombo y platillo en el mundo de la tecnología; en la mayoría de los casos, el objetivo es recaudar dinero y vender acciones. Solo el tiempo dirá si las inversiones de Wall Street y Silicon Valley en infraestructura de IA producirán realmente beneficios proporcionales. Así es este juego.

Las actualizaciones de Apple son un toque de atención para que todo el mundo se ponga las pilas

En medio de todo ese ruido, la realidad de lo que la IA puede y no puede hacer en este momento, se ha perdido, especialmente si hablamos de los modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM), que son la base de las herramientas de IA más utilizadas, como asistentes virtuales y chatbots. Esta tecnología se basa en el reconocimiento de patrones: en lugar de emitir juicios de valor, los LLM se limitan a escanear una enorme biblioteca de información (libros, páginas web, transcripciones de discursos, etc.) y adivinar qué palabra es la siguiente en la cadena. 

Este sistema tiene una limitación inherente. A veces los hechos son improbables, pero lo que los convierte en hechos es que son demostrables. Me explico: puede que no tenga sentido que Albany, y no Nueva York, sea la capital del estado de Nueva York, Estados Unidos, pero es un hecho. Asimismo, para un robot sin contexto de lo que es la comida, puede tener sentido utilizar pegamento para pegar el queso de una pizza. Pero desde luego así no funcionan las cosas. 

Tal y como están diseñados ahora, los grandes modelos del lenguaje no pueden hacer este juicio de valor entre patrón y hecho. Y no está claro si podrán algún día. Yann LeCun, principal científico de IA de Meta y uno de los "padrinos de la IA", afirma que los LLM tienen una "comprensión muy limitada de la lógica" y que "no entienden el mundo físico, no tienen memoria persistente, no pueden razonar de ninguna manera y no pueden planificar". También dice que no pueden aprender nada más allá de los datos con los que se les entrena, lo que les hace mentalmente inferiores a un gato doméstico.

En otras palabras, no son perfectos.

Apple es una empresa conocida por su cultura de la perfección. Ha tardado en anunciar su incorporación de la IA y, como ya he mencionado, se ha negado durante mucho tiempo a utilizar el término "inteligencia artificial", prefiriendo "aprendizaje automático". Apple empezó a desarrollar su propia IA generativa tras el lanzamiento de ChatGPT-3 en 2022, pero no reveló las nuevas funciones hasta que consideró que estaban listas. Esta tecnología es la que impulsará funciones como Genmoji, que te permite describir un emoji personalizado que se adapte a lo que está pasando y crearlo, por ejemplo, uno tuyo llorando mientras te comes una pizza entera. También potenciará aplicaciones más prácticas, como escribir un correo electrónico a tu jefe cuando estás enfermo o consultar ese enlace que te envió tu madre en un mensaje de texto. Ahora mismo, estas aplicaciones básicas de llamada y respuesta son las que los LLM pueden llevar a cabo correctamente.

El rigor de Apple sirve para que las capacidades actuales de sus funciones de IA sean firmes, o bien sus limitaciones, según se mire

Si quieres utilizar los últimos productos de Apple para explorar las opciones de un chatbot, Siri te abre ChatGPT y te deja probar lo que quieras. Con esto, Apple establece una clara delimitación entre dónde termina su fiabilidad y dónde empieza un mundo de inconsistencia tecnológica. Para Apple, esta distinción tiene sentido. Quiere que sus productos se asocien con tecnología punta, pero también con eficacia y productividad.

La distinción, sin embargo, no sirve al resto de Silicon Valley ni a sus inversores de capital riesgo. Cualquiera que recaude fondos o invierta en esta tecnología prefiere que veas las enormes capacidades de la IA y no las funciones prácticas que puede ofrecer en estos momentos. En este sentido, el rigor de Apple sirve para que las capacidades actuales de sus funciones de IA sean firmes, o bien sus limitaciones, según se mire. 

La alternativa es lo que estamos viendo en otras empresas, donde los usuarios son conejillos de indias, acostumbrados a trabajar con tecnología que les hace cuestionarse lo que ven. Las sociedades de todo el mundo ya están lidiando con una crisis de fe en las instituciones; los defectos de la IA no hacen sino extender más rápido la desconfianza. Es otra piedra en el muro entre la fe de la gente y lo que leen en internet. Por tanto, la cautela de Apple puede ser un servicio para el resto de la industria tecnológica. Al aclimatar lentamente a los usuarios a una IA que mejora sus vidas en lugar de frustrarlas, Apple hace que esta tecnología parezca una mejora natural y no una promesa poco fiable.

Sí, puede que la IA de Apple no sea tan atractiva ni dé miedo, pero no parece estúpida. En el mejor de los casos, esto significa que tampoco hará que nuestro mundo sea más estúpido.

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