El fracaso de la segunda startup de vehículos eléctricos de Henrik Fisker, contado desde dentro

Henrik Fisker y Geeta Gupta-Fisker gestionaron mal Fisker hasta llevarla al borde de la quiebra, según han declarado trabajadores y extrabajadores a 'Business Insider'.
Henrik Fisker y Geeta Gupta-Fisker gestionaron mal Fisker hasta llevarla al borde de la quiebra, según han declarado trabajadores y extrabajadores a 'Business Insider'.

Araya Doheny/Patrick Fallon/Getty Images; Jenny Chang-Rodriguez/BusinessInsider

Foto del redactor Cristina Gálvez

Redactora Colaboradora

  • La segunda startup automovilística de Henrik Fisker está al borde de la quiebra.
  • Se presentó con aspiraciones de convertirse en rival de Tesla, pero los trabajadores afirman que la mala gestión y los recortes han agravado la situación.
  • Business Insider ha entrevistado a 27 empleados y exempleados de Fisker que explican cómo ha sido la caída de la empresa.

Fisker era un auténtico caos mientras se preparaba para entregar el primer lote de coches eléctricos en Estados Unidos. Habían pasado cuatro años desde que el famoso diseñador de vehículos Henrik Fisker presentara un modelo para competir con Tesla, un SUV llamado Fisker Ocean, y el vehículo seguía sin estar listo.

En las semanas previas al gran evento de junio de 2023, el personal de Fisker intentaba reparar rápidamente piezas defectuosas en al menos cuatro de los 22 coches eléctricos que estaban listos para la entrega. Entre esas reparaciones, había incluso piezas de los coches reservados para el CEO y el CFO, incluyendo los tiradores de las puertas y sensores de los asientos, según 11 personas familiarizadas con el asunto.

Dos días después, el Ocean SUV de Wendy Gruel, miembro del consejo de administración de Fisker, uno de los coches que se habían entregado en el evento, se apagó en una vía pública cuando iba a toda velocidad, según han explicado cinco personas diferentes. Lo mismo le ocurrió a Geeta Gupta-Fisker, la mujer de Henrik y directora financiera y de operaciones de la empresa.

Un portavoz de Fisker niega que los trabajadores utilizaran piezas de vehículos de preproducción para coches de clientes y afirma que el coche de Gruel no se detuvo en una vía pública. La empresa dice también que la avería de Gupta-Fisker se solucionó. Cuando TechCrunch informó del incidente con el coche de Gruel, publicó que la empresa lo había confirmado y había declarado que era una avería ya arreglada.

El problema, parece ser, no estaba relacionado con ese intercambio de piezas, pero una cosa estaba clara: los coches eléctricos acababan de empezar a rodar y ya estaban dando problemas.

El proyecto de vehículos eléctricos de Henrik Fisker parecía fácil de vender al principio. Este veterano del sector de 60 años cuenta con una larga trayectoria, conocido por ser el diseñador del Aston Martin V8, el roadster BMW Z8 que apareció en una famosa película de James Bond en 1999 y por ayudar a diseñar el Model S de Tesla. Aunque se trataba de la segunda startup de Henrik después de que la primera empresa quebrara en 2013, algunos trabajadores han explicado a Business Insider que era fácil confiar en el proyecto.

Por su parte, Henrik comentó que planeaba hacer las cosas de manera diferente esta vez. Seguiría el modelo de Apple externalizando la producción a través de Magna International y también pretendía dirigirse a la clase media del mercado con un modelo más asequible que pudiera competir con el superventas Model Y de Tesla. Fisker Inc se fundó en 2016 y salió a bolsa en 2020 a través de una SPAC respaldada por Apollo Global Management. En un momento dado, el valor de mercado de la empresa se disparó hasta los 8.000 millones de dólares.

El SUV eléctrico Fisker Ocean.

En aquel momento, Fisker era una de las varias startups de vehículos eléctricos que irrumpieron en escena: Rivian, Lucid y Lordstown también querían competir con Tesla. Desde entonces, los vientos en contra de la producción y el mercado han obligado a algunas de ellas a cerrar y a grandes actores como Ford y GM a reducir su fabricación de vehículos eléctricos. Incluso Tesla ha pasado apuros, han disminuido sus ingresos y ha tenido que despedir a gente.

"Al principio tenía esperanzas. Parecía que Fisker había aprendido de sus errores. Más tarde se hizo evidente que no lo habían hecho", afirma un antiguo vicepresidente que trabajó en las dos empresas de Fisker. Por su parte, el portavoz de Fisker señala que la comparación entre ambas empresas le parece injusta.

Hoy en día, la empresa está haciendo todo lo posible por evitar la quiebra.

Business Insider ha entrevistado a más de dos docenas de empleados y exempleados de Fisker que han trabajado en la startup durante varios períodos, desde su fundación en 2016 hasta la actualidad. Estas fuentes, cuyas identidades han sido contrastadas por Business Insider, han solicitado el anonimato ya que no están autorizadas a hacer comentarios en nombre de Fisker y temen represalias profesionales.

Un matrimonio que, según los trabajadores, gestionó mal su camino y acabó en desastre

Muchos de los problemas de Fisker se remontan al matrimonio que puso en marcha la marca, según explican a Business Insider varias fuentes. Estas, describen un entorno desorganizado en el que se contrataba a personas no cualificadas para dirigir proyectos importantes y se ignoraban normas básicas de automoción.

Mientras Henrik actuaba como una figura decorativa, Gupta-Fisker estaba muy implicada en las decisiones cotidianas, incluso en la parte de ingeniería, según 11 trabajadores. Antes de asumir el cargo de directora Financiera y directora de Operaciones, Gupta-Fisker había trabajado como gestora de inversiones para el family office de Fisker y como asesora en una organización sin ánimo de lucro. No tenía experiencia previa en el sector automovilístico. Pero en Fisker, según fuentes, gestionaba los acuerdos con Magna y con proveedores externos de piezas, asistía con frecuencia a las reuniones de ingeniería e intervenía en todo, desde la compra de piezas hasta las decisiones sobre software.

Un portavoz de Magna se ha negado a hablar sobre Fisker. Desde Fisker, niegan los comentarios de que Henrik asumiera un papel más pasivo y afirman que estaba "profundamente involucrado".

El Fisker Karma, el modelo de la primera startup de Henrik Fisker, que se declaró en quiebra.
El Fisker Karma, el modelo de la primera startup de Henrik Fisker, que se declaró en quiebra.

Reuters/Phil McCarten

Gupta-Fisker, de 49 años, destacó rápidamente en la startup por su capacidad para reducir costes. Sin embargo, esta estrategia llevó a Fisker a utilizar piezas que no cumplían las especificaciones correctas para el Ocean, según declaran cinco trabajadores. Gupta-Fisker tomó decisiones de utilizar piezas más baratas en contra del consejo de los ejecutivos de Fisker y de Magana, según otros dos trabajadores. Según estas fuentes, los desajustes provocaron problemas con las actualizaciones OTA.

La empresa señala que Magna supervisaba la mayor parte del aprovisionamiento de piezas y que una gran cantidad de ellas procedía de Magna y sus proveedores. En entrevistas con Business insider, el personal achaca muchos de los fallos del Ocean a los esfuerzos de reducción de costes.

Varios trabajadores afirman que en los meses previos al lanzamiento del vehículo presentaron informes en los que recomendaban que el producto se sometiera a más pruebas y desarrollos antes de su puesta a la venta. Se les comunicó que la empresa pensaba seguir adelante de todos modos. "El objetivo era sacar el coche al mercado lo antes posible. Se pensaba que podríamos arreglar las cosas con actualizaciones más adelante", indica un extrabajador.

El portavoz de Fisker defiende que Magna se encargó de probar y comercializar el Ocean, que recibió la certificación de los organismos reguladores de Estados Unidos y Europa. La empresa ha estado enviando actualizaciones desde 2023, según la compañía.

Antes del lanzamiento, los ingenieros de Fisker eran conscientes de múltiples problemas con el vehículo, según cinco trabajadores, así como documentos internos vistos por Business Insider. Los ingenieros habían detectado problemas con la eficacia de los tiradores de las puertas, los llaveros y los sensores de los asientos.

En el último año, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera de Estados Unidos (NHTSA) ha puesto en marcha cuatro investigaciones sobre el SUV de Fisker, que incluyen problemas de frenado involuntario y fallos en el sistema de cierre de las puertas. La empresa ha declarado que está cooperando con la NHTSA. Fisker también se ha enfrentado a docenas de demandas relacionadas con la ley estadounidense que permite el derecho al reembolso si el vehículo, tras ser reparado varias veces, no cumple con la garantía del fabricante.

El recorte de gastos agravó los problemas

En su prisa por sacar el coche al mercado, Fisker no estableció un sistema eficaz para procesar las órdenes de reparación y las reclamaciones de garantía, según afirman siete fuentes. Los técnicos eran los encargados de rellenar las órdenes de trabajo y muchos de ellos dicen que no habían recibido formación sobre el proceso.

En lugar de un sistema de garantía de trabajo, algunos trabajadores comenzaron a procesar las reparaciones sin el sistema de reparación adecuado, que debe incluir códigos y números autorizados. Utilizaban el sistema "123456" para numerar las reparaciones, de acuerdo con un documento interno visto por Business Insider. En marzo, un vicepresidente de Fisker advirtió de que el problema hacía que la empresa no cumpliera los protocolos de la NHTSA y no pudiera hacer un seguimiento e informar adecuadamente de los problemas de seguridad.

Un portavoz de Fisker señala que el problema era "un error interno con solo órdenes de trabajo en borrador al principio del proceso de servicio que se corrigió inmediatamente".

El Fisker Ocean, cuyo lanzamiento estaba previsto para junio de 2023.
El Fisker Ocean, cuyo lanzamiento estaba previsto para junio de 2023.

Fisker

Sin un sistema adecuado para procesar las garantías o las órdenes de reparación, la mayoría no se contabilizaban, según siete trabajadores y extrabajadores. Esto implica que Fisker no disponía de un modo adecuado de llevar un registro de las piezas utilizadas en las reparaciones para sus propios registros financieros. Y también que muchos clientes no recibían un registro de sus reparaciones.

Por otra parte, Fisker tuvo problemas para encontrar las piezas necesarias para todas las reparaciones. La empresa no había creado un inventario adecuado de piezas de postventa, por lo que algunas utilizadas en reparaciones procedían directamente de la línea de producción, lo que significa que estaban destinadas a los vehículos de producción, o que fueron desmontadas de los vehículos de preproducción y producción, según explican las fuentes.

En un caso, Fisker desmontó piezas de un vehículo que estaba en pruebas de ingeniería que había sido enviado desde las instalaciones de Magna en Graz, Austria, bajo fianza de importación, según han explicado a Business Insider. El vehículo debía ser destruido en su totalidad poco después de ser entregado para cumplir con los términos de la importación. Según la NHTSA, este plazo suele ser de un año, pero puede ampliarse en incrementos de un año hasta tres. Las piezas del vehículo no estaban destinadas a los coches de los clientes.

La empresa niega que se hubieran utilizado piezas de vehículos de prueba y afirma que todos los vehículos importados para pruebas se destruyeron bajo la supervisión de la NHTSA en el plazo previsto.

El portavoz también niega que Fisker tuviera escasez de piezas posventa: "El departamento de Servicio hizo sus propias previsiones de piezas, basándose en sus conocimientos del sector. El departamento de Compras apoyó esas peticiones".

El personal de Fisker también buscó formas ingeniosas de hacer frente a la escasez de piezas. En algunos casos, los jefes decían a los trabajadores que visitaban Graz que trajeran las piezas en sus maletas para evitar pagar las tasas de importación. Un trabajador recuerda que tuvo que dejar objetos personales para poder meter en su equipaje las rejillas de ventilación y los llaveros.

Fisker no ha querido comentar nada al respecto.

La carrera de ventas empezó entre críticas negativas y una demanda

En un principio, Fisker consiguió despertar el interés por el Ocean, con más de 65.000 reservas.

Pero en el año transcurrido desde su lanzamiento, la empresa ha entregado unos 7.000 vehículos, según un portavoz de Fisker. Las críticas negativas (entre ellas la del youtuber MKBHD, que lo calificó como "el peor coche que he visto jamás") hicieron mella en la marca y llevaron a miles de posibles clientes a cancelar sus reservas.

En noviembre, Fisker recurrió a reclutadores para ayudar a vender el vehículo, así como para orquestar la entrega del coche una vez procesada la venta, según seis antiguos trabajadores. En muchos casos, estos reclutadores, que inicialmente habían sido incorporados al equipo de recursos humanos, no tenían ninguna experiencia en ventas de automóviles.

El portavoz de Fisker comenta que el personal de contratación sí se incorporó a las tareas de ventas, aunque la empresa afirmó que se les pidió que se quedaran porque tenían éxito en el nuevo puesto.

Marques Brownlee en el Fisker Ocean.
Marques Brownlee en el Fisker Ocean.

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Vender el coche tampoco fue fácil. Los reclutadores competían directamente con el equipo de ventas de la empresa y no había suficientes clientes. Cuatro antiguos trabajadores cuentan que los números de reserva de Fisker incluían muchos nombres duplicados en su recuento y era difícil saber qué clientes habían hablado con un vendedor u otro. Como resultado, algunas personas de la lista de reservas recibían varias llamadas al día de distintos representantes de Fisker.

En un momento dado, los vendedores recibieron instrucciones de dirigirse a los clientes que habían cancelado sus pedidos y acribillarlos a llamadas en un intento de que revocaran su decisión, según declaran tres fuentes.

Fisker también empezó a organizar eventos pop-up para impulsar las ventas, incluyendo algunos en colaboración con el blog de fans Fiskerati. Los eventos iban desde reuniones en aparcamientos de Panera hasta pruebas de conducción a gran escala. En al menos un caso, el evento se cerró después de que Fisker no obtuviera el permiso del propietario del lugar, comentan algunos entrevistados. También se formaron colas de propietarios de Fisker que necesitaban reparaciones, según tres extrabajadores. Fisker ha dicho a Business Insider que el evento organizado en Panera no era un evento de la empresa.

"A veces era difícil vender los coches cuando llevabas a alguien a una prueba de conducción y aparecía un número de mensajes de error. A medida que pasaba el tiempo y se hacía evidente el riesgo, nos volvimos más honestos con los clientes", ha añadido.

El BYD Seal 06 será uno de los dos modelos que incorporarán la nueva tecnología híbrida, que, según el fabricante, puede permitir a un coche recorrer más de 1600 km sin parar para cargar o repostar.

Fisker reconoce que era consciente de los problemas, pero que se solucionaron con una actualización.

Mientras tanto, algunos clientes que habían cancelado sus pedidos y nunca pagaron por el coche terminaron recibiendo por error la entrega del vehículo de todos modos, según cuatro exempleados. Kurt Mechling, antiguo propietario del Fisker Ocean, explica que recibió el vehículo antes de haber firmado el pedido o de que se hubiera procesado correctamente el pago.

En marzo, TechCrunch publicó que Fisker "perdió temporalmente la pista de millones de dólares en pagos de clientes" durante varios meses. Cuatro trabajadores con conocimiento del asunto lo confirman.

Cuando el fabricante llevó a cabo una auditoría interna en diciembre sobre el tema, los trabajadores comenzaron a esforzarse en encontrar los pagos que faltaban y traer de vuelta algunos de los vehículos que habían sido entregados por error. Algunos fueron alentados por la alta dirección a amenazar a los clientes diciéndoles que los pondrían en una lista de embargos que podría afectar a su historial crediticio, reconocen los extrabajadores.

El portavoz de la empresa defiende que había un "proceso organizado" que cumplía las normas de la industria para abordar los problemas de los coches que no habían sido abonados.

Amenaza de repetir la quiebra

En el último año, Fisker ha bajado los precios hasta 24.000 dólares (unos 22.400 euros) en algunas versiones del vehículo.

La empresa advirtió en marzo que podría quebrar en un año. En abril, las acciones dejaron de cotizar en la Bolsa de Nueva York tras caer a 9 centavos por acción. Ese mismo mes, Fisker advirtió a sus empleados de que serían despedidos si la empresa no encontraba un comprador o inversor. Como parte de un acuerdo con uno de sus inversores, la empresa contrató a un Director de Reestructuración al que otorgó "autoridad exclusiva" sobre algunos asuntos financieros, incluida una posible venta.

Los despidos han reducido la plantilla al mínimo. Su plantilla es ahora inferior a 100 personas, según dos fuentes. Muchos de los trabajadores que quedan están involucrados en los últimos esfuerzos para descargar el inventario restante de Fisker. La startup ha asegurado que no le quedan menos de 100 trabajadores y que sigue vendiendo vehículos en Estados Unidos y en Europa, pero se niega a especificar el número total de la plantilla.

Mientras tanto, los trabajadores se han mostrado insatisfechos con lo que consideran la incapacidad de Henrik y Gupta-Fisker para asumir la responsabilidad de sus acciones. El portavoz de Fisker los ha defendido.

"Creo que es una historia de ego. Quería hacer un coche y estampar su nombre en él. Henrik es un gran diseñador, pero no tiene visión para los negocios. Las lecciones que debería haber aprendido de la primera startup nunca se pusieron en práctica y volvió a lanzar un coche al mercado precipitadamente", afirma una persona que trabajó con Henrik en varias empresas, incluida su primera startup automovilística.

Para Henrik, encontrar un comprador o una inyección de liquidez podría salvar en parte una reputación que se ha resentido en los últimos seis meses. Sin rescate, este veterano del sector se enfrenta a la perspectiva de un escenario de pesadilla: quiebras consecutivas.

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