Ucrania dice que Rusia tiene a China en el bolsillo, pero puede que sea al revés

El presidente ruso Vladímir Putin y el presidente chino Xi Jinping.
El presidente ruso Vladímir Putin y el presidente chino Xi Jinping.

Reuters

  • La disputa en torno a un nuevo gasoducto ha puesto de manifiesto el desequilibrio de poder entre Xi Jinping y Vladímir Putin, según el Financial Times.
  • Putin necesita el dinero del gasoducto porque está asediado por las sanciones internacionales. China tampoco puede perder la apuesta que ha hecho en la guerra entre Rusia y Ucrania.

En la conferencia de Shangri-La, celebrada este pasado domingo en Singapur, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski acusó a China de estar a las órdenes de Rusia por intentar perturbar la conferencia de paz prevista para junio. "Es lamentable que un país tan grande, independiente y poderoso como China sea un instrumento en manos de Putin", declaró Zelenski. 

Sus declaraciones han puesto de relieve la creciente interdependencia entre Rusia y China tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022. La relación entre estos dos países ha sido desigual porque China no se ha limitado a cumplir las órdenes de Putin. Más bien al contrario, el país gobernado por Xi Jinping es el que tiene al líder ruso en sus manos. 

Tras la invasión de Ucrania, Rusia se ha visto cada vez más aislada en la escena internacional. China ha proporcionado un apoyo económico y diplomático vital. Estados Unidos ha dicho que China también ha estado proporcionando apoyo militar en forma de componentes de doble uso para industria militar china. 

Un reportaje del Financial Times publicado este lunes ha dado nuevos detalles sobre la dinámica de poder en la relación, afirmando que la razón por la que se había estancado un nuevo acuerdo sobre un gasoducto entre rusia y China era que estos últimos estaba regateando duramente el precio final del acuerdo. 

Según las fuentes consultadas por el FT, China ha pedido obtener el gas a las mismas tarifas subvencionadas que en Rusia. A cambio, se comprometería a comprar apenas una fracción de la producción anual del gasoducto, de 50.000 millones de metros cúbicos. 

Son malas noticias para el mandatario ruso. La industria rusa del gas se ha visto gravemente afectada por las sanciones y depende cada vez más de las exportaciones a países no occidentales como China, que está explotando el desequilibrio de poder en su relación con Rusia. 

Un empleado en una planta de distribución de gas en Moldavia.

Xi Jinping ha negociado su influencia en las repúblicas de Asia Central, que tradicionalmente han formado parte de la esfera de influencia rusa, y ha encontrado en Rusia un nuevo y enorme mercado para sus exportaciones de vehículos eléctricos. El problema es que con este equilibrio de fuerzas, Xi depende cada vez más de que se cumpla la apuesta que hizo sobre la guerra: la victoria rusa definitiva en Ucrania. 

El Financial Times ha informado de que una de las peticiones que Putin hizo a Xi cuando se reunieron en mayo fue que boicoteara la conferencia de paz. China está atravesando una grave recesión económica, y su apoyo a Rusia está poniendo en peligro sus lazos con las ricas economías occidentales, de las que dependen sus principales empresas. 

Por otro lado, si Xi sale de la guerra de Ucrania con poco que demostrar, su credibilidad se verá reducida y perderá su gran apuesta por la victoria de Rusia. Eso significa que también quedará mermado su objetivo de convertirse en la principal potencia mundial. Es posible que eso baste para garantizar que China seguirá haciendo favores a Rusia. 

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