Tengo síndrome de fatiga crónica: estos son los consejos que me funcionan para tener más energía y sentirme menos agotada

A Amy Arthur le diagnosticaron síndrome de fatiga crónica cuando tenía 15 años.
A Amy Arthur le diagnosticaron síndrome de fatiga crónica cuando tenía 15 años.Courtesy of the author
Foto del redactor Cristina Fernández Esteban

Redactora Colaboradora

  • Tengo síndrome de fatiga crónica desde los 15 años y a veces me costaba salir de casa. 
  • El descanso es esencial y deberíamos tratarlo como tal como sociedad. Aprendí que tengo una energía limitada y la utilizo para cosas que me importan. 

A los 15 años desarrollé el síndrome de fatiga crónica, una enfermedad que provoca agotamiento extremo, dolor, problemas cognitivos y mucho más. A veces he sido incapaz de salir de casa y pasé algunos de mis años escolares en silla de ruedas. Vivir con energía limitada durante tanto tiempo me ha enseñado un par de cosas sobre la gestión de la fatiga.

Siempre me sorprende la facilidad con que la gente se encoge de hombros ante el agotamiento como un síntoma de la vida normal. Sí, es normal que nos sintamos cansados después de un día agotador o de pasar mucho tiempo de un lado para otro, pero no debemos ignorar la sensación prolongada de fatiga que afecta a nuestras actividades habituales.

Si te cuesta levantarte de la cama cada mañana, te encuentras en un estado de estrés constante y eres incapaz de relajarte, o te falta energía para mantener tus aficiones y relaciones, es hora de tomarse en serio el agotamiento. He aquí mis mejores consejos para afrontar la fatiga persistente.

Empecé a prestar atención a mis niveles de energía

La fatiga puede presentarse de muchas maneras. Puedes estar físicamente agotado al final del día, agotado por correr detrás de los niños, ir al trabajo o hacer un trabajo manual. Un esfuerzo cognitivo intenso puede agotarte mentalmente, mientras que el estrés y el agotamiento suelen causar agotamiento emocional.

Llevar un diario de tus sentimientos es una buena forma de detectar patrones a lo largo de los días y las semanas. Cuando conozcas el drenaje de tu energía, podrás identificar las áreas de tu vida en las que necesitas desesperadamente un respiro.

Considero el descanso como algo no negociable

No somos máquinas. No fuimos diseñados para estar siempre en movimiento; de hecho, la evolución por selección natural favorece las adaptaciones que ayudan a los animales a conservar energía.

Aunque demasiada inactividad puede cansarte, en una sociedad donde el estar ocupado se considera un símbolo de estatus, normalmente es el esfuerzo excesivo el que conduce a la fatiga. Necesitamos cambiar la narrativa: el descanso no es un lujo que sólo se puede permitir una vez que se ha marcado todo en la lista de tareas pendientes. Es tan esencial para una vida sana como una dieta equilibrada y un buen sueño nocturno.

Es posible que al principio te sientas culpable cuando descansas. Trate de aceptar la incomodidad en lugar de ceder a la tentación de seguir adelante. Elige actividades de descanso que te permitan recuperar parte de la energía que has utilizado.

Como con inteligencia

Los alimentos que ingerimos repercuten directamente en nuestros niveles de energía, por lo que es importante mantener una dieta que favorezca la buena salud. Por supuesto, planificar y preparar las comidas requiere energía mental y física, por lo que crear un banco de recetas de bajo esfuerzo para los momentos de fatiga extrema puede ser realmente útil.

En cada comida, el grupo de alimentos más importante deben ser las verduras, y las de hoja verde, como la col rizada o las espinacas, son las mejores para mantener la energía cognitiva. También merece la pena experimentar con el consumo de cafeína, ya que puede que descubras que te hace tener menos energía, no más.

Yo he empezado a controlar mi consumo de azúcar después de notar un bajón de energía tras comer algo dulce, aunque no a todo el mundo le afectan las subidas y bajadas de los niveles de azúcar en sangre.

Establezco límites sobre cómo usar mi energía limitada

No puedes opinar sobre dónde va toda tu energía. Tienes que trabajar, hacer quehaceres domésticos, cuidar a los niños y tu cuerpo usa energía para mover los músculos, alimentar tu cerebro y digerir los alimentos. Pero más allá de estas necesidades, puedes establecer límites sobre qué y quién puede usar tu energía.

Cuando elijas emprender algo nuevo, decide de antemano cuánto tiempo y energía le dedicarás. Probablemente lo subestimes, pero serás más consciente del potencial de agotamiento. Si puedes delegar una tarea que te está agotando, hazlo, pero asegúrate de hacerlo de manera efectiva: no gastes energía preocupándote o microgestionando.

He vivido casi la mitad de mi vida con síndrome de fatiga crónica y me he dado cuenta de que, si bien es importante proteger la energía, no la acapares. La energía está destinada a usarse, ya sea en la búsqueda de metas, en cosas que nos hacen felices o en actividades que nos unen a las personas que amamos.

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