El sueño de la IA produce monstruos: continúan las tensiones internas en OpenAI

Sam Altman, CEO y fundador de OpenAI.
Sam Altman, CEO y fundador de OpenAI.

Reuters

  • Las dimisiones que se han producido en los últimos días en los equipos de seguridad de OpenAI han descubierto el pastel: la desarrolladora de ChatGPT sigue afrontando las consecuencias de la repentina destitución de Sam Altman el pasado noviembre.
  • Las tensiones internas han aumentado esta semana con las declaraciones de la exconsejera de OpenAI, Helen Toner. Una nueva información apunta ahora a que Microsoft podría tener algo que ver en todo esto. 

La situación de OpenAI parecía haber mejorado mucho desde que el pasado mes de noviembre su cúpula directiva saltase por los aires. 

La destitución de Sam Altman como director ejecutivo de la desarrolladora de ChatGPT pilló prácticamente a todo el mundo por sorpresa. Aun así, después de una semana de completa incertidumbre, Altman volvió a ocupar su puesto y la cosa volvió a la "normalidad". OpenAI anunció que iba a conformar una nueva junta directiva y que iba a investigar los motivos que habían conducido al despido del CEO.

De hecho, hace apenas dos semanas, la startup de inteligencia artificial volvió a presentar una de esas herramientas que, al igual que ChatGPT, DALL·E o Sora, parecen sacadas de un relato de ciencia ficción y que generó numerosas alabanzas entre los expertos del sector, su nuevo gran modelo lingüístico, el GPT-4o.

Sin embargo, la alegría le duró poco. 

Pronto tuvo lugar un escándalo relacionado con una de las voces de ese nuevo modelo de IA, que supuestamente era "inquietantemente parecida" a la voz de Scarlett Johansson en la película Her (tal y como se encargó de denunciar públicamente la propia actriz), y se produjeron numerosas salidas en los equipos de seguridad de OpenAI.

Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI.

Ilya Sutskever, científico jefe y cofundador de la compañía de inteligencia artificial, fue uno de los primeros en anunciar su dimisión a través de su cuenta X (la red social anteriormente conocida como Twitter). Horas más tarde, hizo lo propio Jan Leike, compañero de departamento de Sutskever y uno de los principales responsables de seguridad de la desarrolladora de ChatGPT. 

Otros perfiles similares, como el de Gretchen Krueger (una empleada de OpenAI que presentó su renuncia horas antes de conocerse la salida de Sutskever y Leike), también dimitieron por cuestiones relacionadas con la seguridad de la inteligencia artificial. 

Tal y como ha publicado el Financial Times, todas estas salidas —sumadas a las declaraciones de Helen Toner, exmiembro del consejo de administración de OpenAI, que se conocieron esta semana— habrían destapado una cruda realidad: las tensiones internas de la startup de IA no se resolvieron con la vuelta de Altman al puesto de director ejecutivo de OpenAI. 

Según ha informado el medio de comunicación británico, que ha aludido a las declaraciones anónimas de varios trabajadores actuales y antiguos, la desarrolladora de ChatGPT seguiría dividida internamente entre quienes quieren desarrollar la inteligencia artificial rápidamente y quienes preferirían adoptar un enfoque más prudente.

 

Al referirse a la dimisión de Sutskever como científico jefe y máximo responsable de seguridad de OpenAI, una de las fuentes del Financial Times ha señalado que se encontraba atrapado por las "promesas contradictorias" de Altman antes de que tuviese lugar su repentina destitución el año pasado.

El medio británico sostiene que todos estos conflictos están teniendo lugar cuando la desarrolladora de ChatGPT se prepara ya para lanzar una nueva versión de su software de IA. Además, OpenAI estaría estudiando una ampliación de capital para financiar su expansión.

Aun así, una de las revelaciones más llamativas de la publicación del Financial Times tiene que ver con el papel que está jugando Microsoft, principal inversor de la startup de inteligencia artificial, en las tensiones internas que afronta OpenAI. 

Una de las fuentes del medio británico ha indicado que, desde el revuelo que se formó el pasado noviembre, la firma de Redmond habría ejercido una mayor presión para que la desarrolladora de ChatGPT diese prioridad a sus productos comerciales, lo que habría agravado las discrepancias con quienes preferirían centrarse en la investigación científica.

Queda por ver de qué forma se resuelve toda esta situación, pero hay quien sugiere ya que Altman se encuentra en la cuerda floja.

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