Sam Altman se une a Steve Jobs y Jack Dorsey en el selecto club de CEO que fundaron sus empresas, las abandonaron y acabaron regresando

George Glover
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Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI.
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI.

Jack Guez/AFP vía Getty

  • Sam Altman, CEO de OpenAI, se ha unido estos días a un selecto grupo compuesto por ejecutivos tecnológicos de alto standing.
  • El director ejecutivo de OpenAI fue destituido de su cargo, pero regresó a su compañía apenas cuatro días después. Steve Jobs, de Apple, o Jack Dorsey, de Twitter, protagonizaron episodios similares en las empresas que fundaron.

El jefe de OpenAI, Sam Altman, se ha unido estos días a un selecto club de ejecutivos tecnológicos.

La desarrolladora de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT o DALL·E despidió a su CEO el pasado viernes, 17 de noviembre, alegando que Altman "no había sido consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta". Apenas cuatro días después, el director ejecutivo estaba de vuelta.

Entre medias, Altman y su compañero, Greg Brockman, se unieron brevemente a la plantilla de Microsoft, que ya había invertido más de 13.000 millones de dólares en OpenAI —incluida una inversión de 10.000 millones realizada a principios de este año— y no quería dejar escapar a dos de sus cofundadores.

La lista de CEO que, como Altman, han abandonado las compañías que han fundado para —eventualmente— volver más tarde es una lista relativamente corta. Quizá el ejemplo más obvio sea Steve Jobs, que abandonó Apple en 1985 tras una disputa que tuvo lugar durante una reunión de la junta directiva. 

El cofundador de Apple y John Sculley, a quien Jobs había atraído desde PepsiCo para convertirse en director ejecutivo de Apple dos años antes, relataron versiones diferentes de esa historia, lo que podría ser un ejemplo de que probablemente nunca se sepa por qué el consejo de administración OpenAI decidió echar a Altman.

La restitución de Sam Altman como CEO de OpenAI ha demostrado el inmenso poder que ostenta.

Jobs aseguraba públicamente que fue despedido tras una bronca con la junta directiva, mientras que la versión de Sculley es que el cofundador de Apple dimitió tras una disputa sobre el precio del ordenador Macintosh fabricado por la empresa.

En cualquier caso, Jobs abandonó Apple y 12 años más tarde volvió a ocupar el puesto de CEO, después de que la compañía pagase 429 millones de dólares para comprar NeXT, la startup que el ejecutivo había fundado entretanto. Jobs estuvo al frente de Apple hasta agosto de 2011, cuando dimitió por motivos de salud antes de fallecer por complicaciones derivadas de un cáncer de páncreas.

Travis Kalanick, que dimitió como director ejecutivo de Uber debido a la creciente presión sobre la cultura corporativa de la empresa, les dijo a sus amigos que estaba "planeando marcarse un Steve Jobs" apenas unos meses después de su salida, según informó por aquel entonces Recode. Kalanick todavía no ha conseguido regresar.

Mientras que el regreso de Jobs allanó el camino para el éxito de Apple hasta convertirse en la compañía de casi 3 billones de dólares que es hoy en día (unos 2,7 billones de euros al tipo de cambio actual), el caso de Jack Dorsey en Twitter podría servirle de ejemplo a Altman. Si la junta de tu empresa está dispuesta a deshacerse de ti una vez, probablemente lo volverá a hacer.

Dorsey cofundó la red social en 2006 y fue su CEO durante dos años, antes de que su consejo de administración le echase del cargo. Volvió como jefe en 2015, dirigiendo la compañía hasta 2021, año en el que anunció su marcha tras una larga discusión con los miembros de la junta de Elliott Management, el fondo de cobertura dirigido por el inversor multimillonario Paul Singer.

 

En la actualidad, Dorsey dirige la empresa de pagos digitales Block, que fundó en 2009. También tiene una pequeña participación en Twitter y este año ha criticado las políticas del nuevo propietario de la plataforma, Elon Musk.

También existen muchos ejemplos de directores ejecutivos que han protagonizado regresos algo menos espectaculares (como Bob Iger en Disney o Howard Schultz en Starbucks), así como ejecutivos tecnológicos que se fueron y nunca volvieron, como Kalanick de Uber o Adam Neumann de WeWork.

Lo que diferencia a Altman es el poco tiempo que ha durado su travesía por el desierto. Jobs tardó 12 años en volver a Apple, mientras que el jefe de OpenAI solo ha estado fuera cuatro días antes de que la junta haya vuelto a nombrarle, con el 95% de los empleados amenazando con dimitir por el camino.

En otras palabras, Silicon Valley nunca había visto un regreso como este.

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