La generación Z se ha sumado al 'quiet quitting' tras ver a los 'millennials' sufrir por las dificultades económicas: las empresas no pueden vender sueños imposibles

Este artículo se basa en una entrevista con Gabrielle Judge, una creadora de contenidos de 26 años que dejó su último trabajo tras pasarse un año practicando el quiet quitting. El texto que sigue ha sido editado por motivos de extensión y claridad. 

Dejar mi último trabajo ha sido una de las mejores cosas que he hecho en mi vida profesional. Puede que la gente defina el quiet quitting de forma diferente, pero para mí significa cumplir con mis responsabilidades laborales y horas de trabajo establecidas en mi contrato sin ir más allá por una empresa que no hace lo mismo por mí. 

Al convertirme en gestora de cuentas de desarrollo de software, sabía específicamente que sería un trabajo en el que pudiera renunciar en silencio. No quería entregarme en cuerpo y alma a una empresa que solo me veía como un número más; elegí a propósito un trabajo que no me supusiera un reto constante.

Iba a trabajar y hacía lo que se me pedía, pero no mostraba iniciativa ni me esforzaba por querer hacer más allá de eso. No asumí responsabilidades adicionales ni traté de demostrar mi valía para conseguir un aumento de sueldo que me parecía inalcanzable.

Pasé más de un año y medio practicando la renuncia silenciosa en mi trabajo de software

Fue estupendo para mí. No vivía para mi trabajo. Trabajaba para poder vivir. No iba a happy hours, ni aceptaba proyectos extra, ni cambiaba mi vida para adaptarme mejor a la empresa. Simplemente me dedicaba al trabajo por el que me pagaban —otra expresión que se utiliza para referirse a esto es "actuar acorde a tu salario"—.

Al final dejé ese puesto cuando me pidieron que trabajara más sin que me subieran el sueldo. En ese momento, mi negocio y mi trabajo como creadora de contenidos estaban empezando a crecer, así que era el momento justo para irme.

Hago lo mínimo y establezco límites estrictos: he aprendido que no le debo nada a mi trabajo, después de que mi antiguo jefe se aprovechase de m

A veces tenía la sensación de que mi carrera no iba a ningún lado

Parte de la razón por la que la gente empieza a renunciar silenciosamente es porque no siente que su trabajo se vaya a reconocer a largo plazo con un aumento o con un ascenso. 

He visto a gente de mi generación esforzarse mucho y no ser recompensada ni reconocida de algún modo. Cuando preguntamos por un aumento de sueldo, nos dicen que tenemos que demostrar lo que valemos incluso para iniciar esa conversación.

Creo que los empresarios podrían simplificar mucho las cosas siendo francos y honestos con sus empleados. Dígannos si no tienen presupuesto para un aumento o no. No nos hagan pasar por el aro para llegar a algo que ni siquiera existe.

Ahora es más difícil venderle a la generación Z el sueño de que trabajar duro para una empresa les hará más exitosos

Tengo 26 años, soy de las más mayores dentro de la generación Z, y estamos recibiendo las mismas críticas que vi recibir a los millennials antes que nosotros. La gente piensa que no queremos trabajar duro o sobresalir en nuestras carreras, pero eso no es realmente de lo que va la renuncia silenciosa.

La generación Z hemos visto a los millennials sufrir dificultades económicas extremas, y ahora es más difícil vendernos el sueño del trabajo duro. Hemos visto la realidad del trabajo.

Sabemos que no somos más que un número para los empresarios, y que el hecho de ir "más allá" de nuestras responsabilidades no significa que tengamos garantizado un aumento de sueldo, ni siquiera la estabilidad laboral.

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La gente debe tener libertad para decir "no" al trabajo extra

Creo que las empresas se aprovechan a diario de los trabajadores. No estoy sugiriendo que nadie cometa un robo de salario o eluda sus responsabilidades laborales, pero la gente debería sentirse libre para hacer el trabajo por el que se le paga y decir "no" al trabajo extra.

La renuncia silenciosa o el quiet quitting tiene que ver con el objetivo final, que es el equilibrio entre la vida laboral y personal. Eso es lo que los millennials intentaron aportar al mercado laboral y lo que la generación Z está intentando consolidar. Queremos tener tanto nuestro trabajo como nuestras vidas. Renunciar en silencio es una forma de hacerlo.

Si un empresario se pregunta si sus empleados están renunciando silenciosamente, le recomiendo que se comunique con su equipo. Si los empleados sienten que se satisfacen sus necesidades y que se les paga adecuadamente, estarán motivados. Si no es así, puede que renuncien silenciosamente.