Los planes para crear un mercado único europeo de telecos afrontan una prueba difícil en las elecciones europeas

Antena de telecomunicaciones frente a la bandera de la UE

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  • Justo cuando parecía que la Comisión Europea empezaba a dar pasos para cambiar la regulación de las telecomunicaciones, las elecciones al Parlamento Europeo del 6 al 9 de junio pueden ser un escollo.
  • Un giro a la ultraderecha puede echar por tierra los planes para crear un mercado europeo único, aunque las peticiones de más consolidación son la gran incógnita a resolver.

El próximo 9 de junio se celebran las elecciones al Parlamento Europeo en España, una cita en la que hay muchas cosas en juego para España pero en la que también se juega mucho el sector de las telecomunicaciones europeo.

La industria de los operadores de telefonía y banda ancha está lejos de atravesar su mejor momento en los últimos tiempos, afectada por una caída de los ingresos y la rentabilidad, ventas históricas, fusiones y varios ERE que están afectando a miles de trabajadores en España y en resto de Europa.

Durante la pasada legislatura, las telecos reactivaron con especial vigor algunas de las peticiones históricas a los reguladores europeos, y lo cierto es que parecía que sus esfuerzos estaban dando frutos y que los legisladores estaban empezando a poner a las telecos en su lista de preocupaciones.

Pese a los avances que ya se habían producido, las elecciones europeas del 6 al 9 de junio de 2024 y sobre todo los resultados pueden suponer un nuevo cambio, en el que se plantean varias incógnitas.

¿Cuál es el gran problema? Que una modificación sustancial de los equilibrios políticos, como por ejemplo un posible ascenso de la ultraderecha, podría jugar un papel nefasto.

¿Qué pasará con los planes para crear un mercado de telecomunicaciones único en Europa? 

El Comisario Europeo de Mercado Interno, Thierry Breton, durante su discurso por la aprobación de la ley DMA.
El Comisario Europeo de Mercado Interno, Thierry Breton, durante su discurso por la aprobación de la ley DMA.

Jean-Francois Badias/Pool via REUTERS

El avance más significativo que se había producido en la política europea durante la última legislatura fue sin duda la presentación del Libro Blanco de Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interno, que se produjo el pasado mes de febrero.

En él, se analizan los principales retos que atraviesa el sector de telecomunicaciones europeo a nivel de conectividad y se llevan a cabo una serie de recomendaciones para atraer inversiones, facilitar la innovación, aumentar la seguridad de todo el sector pero también de infraestructuras críticas como los cables submarinos.

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El gran titular de este documento no son tanto sus recomendaciones sino la promesa de lograr un mercado digital único verdadero que vaya más allá de las plataformas digitales, como sucede ahora, y que implique a las telecomunicaciones, que en la actualidad se encuentran con 27 mercados fragmentados

"Esta fragmentación es una oportunidad económica perdida", según Margrethe Vestager, comisaria de Competencia.

Entre los puntos calientes no solo está la regulación en sí sino también las diferentes arquitecturas de la red, los diferentes niveles de cobertura de cada país y sobre todo la gestión distinta que hacen del espectro en cada uno de los 27 países de la Unión Europea. 

Todas ellas se consideran trabas que dificultan la inversión en el sector de telecomunicaciones europeo, que hace décadas era el más importante del mundo, en favor de otros mercados más grandes como el estadounidense o el de los gigantes asiáticos como China e India.

"Una de las mayores necesidades es suprimir las barreras proteccionistas, de jure y sobre todo de facto, para alcanzar un verdadero mercado único del sector TIC", asegura Arturo Azcorra, director de IMDEA Networks, catedrático de Ingeniería Telemática de la UC3M y exsecretario general de Telecomunicaciones y Servicios Audiovisuales.

"Aquí incluyo la regulación del sector TIC, incluido espectro, las regulaciones de despliegue, la regulación de mercado, todas las cuales contribuyen a un mercado fragmentado por países, muy lejos de un verdadero mercado único", añade Azcorra.

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De momento, el Libro Blanco es solo una recomendación tanto a reguladores locales como al resto de actores que participan en la industria. 

Pero si el arco parlamentario actual se mantiene tras las elecciones, lo más probable es que el reglamento sea una realidad la próxima legislatura, con la presentación de un borrador por parte de la Comisión Europea y el texto final obtenido tras la fase de trílogos.

Un resultado de las elecciones del próximo 9 de junio en el que cambien las mayorías parlamentarias en el Parlamento Europeo podría bloquear que el Libro Blanco alguna vez llegue a ser ley.

El mayor peligro para esto es precisamente un crecimiento de la ultraderecha en Europa, que se estima que podría establecer un nuevo macrogrupo con hasta 160 eurodiputados que modificará los balances parlamentarios, como recoge Euractiv

Los partidos que ya integran el grupo de ultraderecha europea, como el español Vox, el Frente Nacional de la francesa Marine Le Pen, los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o la húngara Fidesz de Viktor Orbán, son partidarios de devolver las competencias a los Estados miembros, por lo que la idea del mercado único europeo no encaja con sus premisas.

Además, existe la posibilidad de que se les unan otros partidos de espectro ideológico similar, como los que actualmente integran los Nacionalistas Conservadores Europeos, o incluso partidos que hasta ahora iban por libre como Alternativa para Alemania, lo que haría crecer incluso más al bloque hasta ese techo de 160 asientos.

¿Cómo avanzará la consolidación en el sector?

Germán López, jefe de Operaciones; Ludovic Pech, responsable Financiero; y Meinrad Spenger, CEO, posan en la presentación de MasOrange en su sede en Madrid.
Germán López, jefe de Operaciones; Ludovic Pech, responsable Financiero; y Meinrad Spenger, CEO, posan en la presentación de MasOrange en su sede en Madrid.

MasOrange

Otro de los grandes cambios que se han producido en el sector de telecomunicaciones a nivel europeo es que Bruselas ha abierto el grifo de las fusiones y ha permitido operaciones de consolidación que hasta hace muy poco no se habrían tolerado por motivos de competencia.

La Comisión Europea ha permitido grandes operaciones como la fusión de Orange y MásMóvil en España, segundo y cuarto operador respectivamente, para formar MasOrange, líder en clientes por delante de Telefónica. No obstante, se ha aprobado con remedios que fortalecen a la que pasa a ser la cuarta teleco nacional, Digi.

Aunque esta decisión va en línea con las políticas de competencia europeas de tener al menos cuatro telecos fuertes por país, supone un cambio de tendencia después de 8 años sin grandes fusiones o compras en el sector europeo e incluso algunas rechazadas, como recoge Copenhagen Economics.

Esto puede resultar beneficioso para los intereses de los grandes operadores de telecomunicaciones europeos, que en los últimos años han intensificado sus reivindicaciones para pedir una mayor consolidación con la que poder ponerse a la altura de sus rivales norteamericanos o asiáticos gracias a un sector completamente desregulado.

Es una postura que comparten también algunos reguladores, incluso en España.

"Es necesario suprimir las barreras a las fusiones de operadoras para permitir el que el sector se reestructure en un número reducido de operadoras paneuropeas, que les permita competir en igualdad de condiciones con las grandes operadoras chinas y norteamericanas", afirma el exsecretario general de Telecomunicaciones y Servicios Audiovisuales del Gobierno de España.

Pese a ciertos guiños de los reguladores en los últimos tiempos, no parece que el arco parlamentario actual esté mayoritariamente dispuesto a permitir una política de competencia mucho más laxa que la actual, representada por la actual comisaria Margrethe Vestager. 

No obstante, si el panorama cambia significativamente después de las elecciones europeas y con la Comisión Europea que se forme del Parlamento Europeo resultante, existen más posibilidades de que estas peticiones sean escuchadas, aunque no queda muy claro cuál sería el encaje de la ultraderecha en este debate.

Eso sí, que las empresas sean más grandes y puedan consolidarse más que ahora solo solucionaría el problema por la parte de escala, pero no evitaría la fragmentación regulatoria del sector en los 27 Estados miembros con la que se propone acabar la propuesta del mercado único de telecomunicaciones.

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