El plan de Sam Altman para cuadrar un círculo: convertir a OpenAI en corporación pero sin perder su propósito social

El CEO y cofundador de OpenAI, Sam Altman, está considerando un cambio significativo en la estructura de gobierno de la organización, con el objetivo de transformar OpenAI en una compañía con ánimo de lucro sin perder su propósito social. 

Esta iniciativa, revelada recientemente a algunos accionistas y publicado en The Information, puede transformar el futuro de la compañía en particular y de la inteligencia artificial en general.

Un cambio estratégico radical

El giro estratégico de OpenAI representa un cambio radical en su modelo y filosofía. Originalmente constituida como una entidad sin ánimo de lucro, OpenAI tenía como misión "promover y desarrollar una IA amigable que beneficie a toda la humanidad". Esta visión comenzó a ser cuestionada tras el éxito de ChatGPT, que disparó el valor y el interés comercial de la empresa.

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La estructura híbrida de OpenAI

Actualmente, OpenAI opera con una estructura híbrida: una matriz sin ánimo de lucro (OpenAI Inc.) controla varias filiales con fines comerciales, pero con un tope a la distribución de beneficios a los inversores. 

Este modelo permitió a OpenAI recibir importantes inversiones sin comprometer su misión original. Sin embargo, la creciente presión para maximizar el retorno de inversión ha llevado a Altman a considerar nuevas opciones.

La opción de convertirse en una B Corp

Una de las opciones que Altman ha planteado es convertir OpenAI en una B Corp. Este modelo, utilizado por rivales como Anthropic y xAI, permitiría a OpenAI perseguir beneficios ilimitados manteniendo un propósito social. 

Al convertirse en una B Corp, OpenAI podría continuar operando con una misión benéfica, pero sin las restricciones impuestas por su actual consejo sin ánimo de lucro. Además, esto allanaría el camino para una posible salida a bolsa, atrayendo a más inversores y generando mayores recursos para la empresa.

¿Qué es una B Corp?

Las B Corps son empresas que cumplen con altos estándares de desempeño social y ambiental, responsabilidad y transparencia. Se comprometen legalmente a considerar el impacto de sus decisiones en sus trabajadores, clientes, proveedores, comunidad y medio ambiente. Este modelo permite a las empresas equilibrar el propósito y el beneficio, una combinación que podría ser ideal para OpenAI en su búsqueda de un equilibrio entre el lucro y su misión social.

El contexto histórico de OpenAI

OpenAI se lanzó en 2015 como entidad sin ánimo de lucro, con el respaldo de figuras prominentes como Elon Musk. Sin embargo, Musk abandonó la organización por discrepancias sobre la estrategia. En 2019, OpenAI creó una filial con tope de beneficios (OpenAI LP) y recibió una inversión de 1.000 millones de dólares de Microsoft para desarrollar su tecnología.

El éxito de ChatGPT a finales de 2022 catapultó el valor y el interés comercial de OpenAI. Microsoft amplió su inversión con otros 10.000 millones de dólares. A pesar del éxito financiero, surgieron críticas por haberse desviado de su misión original de "democratizar la IA" para priorizar el lucro.

Cambios en la cúpula de OpenAI

Recientemente, Sam Altman remodeló el consejo de administración de OpenAI, incorporándose a sí mismo y a aliados estratégicos como Sue Desmond-Hellmann, ex-CEO de la Fundación Gates, y Paul Nakasone, exdirector de la NSA. Estos cambios reflejan una estrategia más centralizada y controlada en la dirección de la empresa.

Cuáles son las perspectivas futuras para OpenAI

El posible giro de OpenAI hacia un modelo puramente comercial marca un punto de inflexión para una empresa que nació con la promesa de poner la IA al servicio del bien común. Aunque mantener un enfoque benéfico en un entorno ultracompetitivo resulta cada vez más difícil, la transformación en una B Corp podría ofrecer un camino intermedio que permita a OpenAI seguir cumpliendo con su misión original mientras responde a las demandas del mercado.

La pugna entre idealismo y pragmatismo definirá el rumbo de OpenAI. Por un lado, perseguir beneficios ilimitados podría desviar a la empresa de sus principios fundacionales; por otro, mantener un propósito social fuerte en un entorno competitivo puede ser crucial para su sostenibilidad a largo plazo.