De lavar platos a Wall Street: Donald Tang, el directivo hecho a sí mismo detrás de la salida a bolsa de Shein

Donald Tang, el presidente ejecutivo de Shein

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  • Donald Tang, presidente ejecutivo de Shein, llegó a Estados Unidos por amor, donde empezó lavando platos y no cejó en su empeño hasta convertirse en un gran directivo de Wall Street. 
  • Ahora es la cara visible de la compañía china y quien hará posible su salida a bolsa, no sin sortear antes más de un escollo. 

Lavaplatos, banquero de inversión y magnate de los medios, el sueño americano se ejemplifica a la perfección en Donald Tang, el presidente ejecutivo de Shein y quien hará posible lo imposible: su inminente salida a la Bolsa de Londres

El gigante de la moda, valorado en 60.000 millones de dólares, tiene entre sus filas a un directivo hecho a sí mismo que necesita poca carta de presentación. 

Mientras, el cofundador de la empresa, Sky Xu, huye del centro de atención. Tanto es así que el chascarrillo que corre entre los empleados es que no lo reconocerían si compartieran ascensor con él. Por ello, Tang es, a todas luces, la cara visible de la empresa.

El ahora responsable de asuntos públicos, estrategia comercial, desarrollo corporativo y finanzas de la compañía china encara ahora la más compleja de las tareas: convencer a Occidente de la ética empresarial de Shein y hacerlo sin enfadar a su China natal.

Cómo de complejo es el reto se evidencia en las idas y venidas bursátiles. La tarea de lograr ahora una oferta pública de venta en Londres llega tras la oposición política encontrada en Estados Unidos, que sigue siendo el principal mercado de Shein. 

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12 años sin vacaciones y su papel en Wall Street 

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Nacido en Shanghái de padres académicos, Tang, analiza Financial Times, conoció a su futura esposa Jean en una competición de matemáticas cuando tenía 14 años. El directivo logró saltarse un año para estar con ella.  Fue tal el idilio que se mudaría a California en 1982 para seguir a Jean cuando la familia de ella emigró.

Su inglés era rudimentario, pero las conversaciones con los estadounidenses durante sus largos viajes en autobús hacia y desde las clases de inglés lo ayudaron a mejorar. “Los estadounidenses jubilados que iban a la playa seguían el mismo camino que yo y les gustaba charlar conmigo, un joven chino”, explica él mismo a los medios locales en 2006.

Estudió ingeniería química en la Universidad Politécnica del Estado de California en Pomona y trabajó en la hostelería para llegar a fin de mes. El camino no fue sencillo. "No cogí vacaciones durante mis primeros 12 años en Estados Unidos", dijo a Securities Market Weekly

“Mi primer trabajo fue en un restaurante y recuerdo que el salario mínimo debía ser de 3,35 dólares la hora, pero el jefe solo me dio 1 dólar porque yo no tenía tarjeta de residente. Mi tarea implicaba lavar platos, limpiar baños y limpiar mesas”, explicaba. 

Pero en la cabeza de Tang había mucho más. Usando el salario de Jean comenzó a hacer trading, hasta conseguir un puesto en Merrill Lynch, en la división de banca corporativa y de inversión de Bank of America. En 1992, se unió a Bear Stearns, hasta llegar a convertirse en presidente y director ejecutivo de sus operaciones en Asia. 

Su ascenso en Wall Street recibió una atención significativa en su país natal, cuyo arraigo sigue intacto. “Los logros, conocimientos y teorías que tengo hoy provienen de ser chino. Mi éxito en la empresa y mi estatus en la sociedad estadounidense todavía dependen del ascenso y desarrollo de China y de la relación económica interdependiente entre China y Estados Unidos”.

Su papel en Wall Street se diluyó en 2008, cuando el banco de inversión cayó en la crisis financiera mundial y fue absorbido por JPMorgan Chase & Co. Sin embargo, ahí no acabaría todo. 

El siguiente paso de Tang fue reinventarse como un negociador que conectaba China con Hollywood en mitad de la creciente demanda de contenido de entretenimiento en ambos países.

Facilitó la adquisición de la cadena de cines estadounidense AMC por parte del conglomerado chino Dalian Wanda en 2012 y en 2015 fundó Tang Media Partners, un holding de medios con sede en Los Ángeles y Shanghai. Dos años más tarde, TMP compró la distribuidora y productora estadounidense Open Road Films como parte de un ambicioso plan de expansión.

No sería hasta 2022 cuando llegó su incorporación a Shein como vicepresidente ejecutivo, tras haber asesorado a Xu durante más de un año. El descomunal crecimiento de Shein es su mejor carta de presentación. 

Pero no ha sido un camino de rosas. Shein vive entre la robustez y el escarnio público. Y la mayor prueba de su fragilidad se evidencia en el detalle más ínfimo: su algodón. Su posible procedencia de Xinjiang, donde no son pocas las voces que alertan de los trabajos forzados a los que China somete a la minoría musulmana uigur de la zona. 

Aun con todo, el camino de Shein, por escarpado que sea el terreno, parece imparable. El último movimiento: una inyección de 250 millones de euros en la UE y Reino Unido durante los próximos 5 años para impulsar un fondo de circularidad. Un movimiento inédito, para una empresa que también lo es. 

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