He hecho un seguimiento de todos los anuncios que he recibido en un solo día: esto es lo que he visto

Los anuncios se han integrado tanto en las actividades cotidianas y el consumo de medios de comunicación que es posible que ni siquiera te des cuenta de la frecuencia con la que te los encuentras.

Cuando mi editor me pidió que hiciese un seguimiento de todos los anuncios que veía en un solo día, no estaba segura de cómo me iría. Antes de este experimento, no había prestado mucha atención a la frecuencia con la que un anuncio o un contenido patrocinado aparecía ante mis ojos.

Aunque la palabra "patrocinado" puede aparecer en un vídeo o en una imagen en redes sociales, la fuente con la que se muestran ese tipo de avisos suele ser pequeña y, si el contenido está dirigido a ti, es posible que ni siquiera te des cuenta.

Durante este proceso he pasado por alto algunos anuncios, sobre todo en páginas en los que estaba centrada en obtener la respuesta que buscaba, pero basándome en lo que he visto, he contabilizado más de 130 anuncios en un único día.

Pero vamos al grano.

Tu configuración —a veces— puede marcar la diferencia

El tipo de publicidad que recibes suele poder ajustarse en la configuración de tus dispositivos o plataformas, pero, en la mayoría de casos, no vas a poder controlar cuántos ves.

Para personalizar los anuncios de Google, por ejemplo, puedes ir a "Mi centro de anuncios" y optar por activar o desactivar los anuncios personalizados en la esquina superior derecha. Si los activas, Google utilizará la información que recopila sobre ti para ofrecerte anuncios personalizados. Eso significa que tu actividad en internet y en las aplicaciones de Google se guardará en tu cuenta de Google y también se utilizará información de tu cuenta, como tu edad.

En mi caso, decidí mantener desactivados los anuncios personalizados de Google porque así es como suelo tenerlos. Esto hizo que a veces no viese anuncios en mi pantalla. Estoy tan acostumbrada a ver fotos aleatorias y nombres de marcas en las esquinas y a los lados de mi pantalla que no me fijaba en algunos de ellos. Contrastaba mucho con mi experiencia con los anuncios en redes sociales, que están totalmente personalizados según mi actividad dentro y fuera de la plataforma en cuestión y suelen llamar más mi atención.

En las redes sociales no hay tantas opciones, aunque algunas permiten pagar para eliminar o reducir los anuncios. Facebook ofrece ahora una versión de pago en la Unión Europea para quienes prefieran una experiencia sin anuncios, YouTube te permite pagar por Premium para eliminarlos y X, la plataforma propiedad de Elon Musk (anteriormente conocida como Twitter), asegura que, si pagas por X Premium+, no vas a tener anuncios en las feeds de "Para ti" y "Siguiendo".

TikTok, por ejemplo, detalla en su página web que "siempre vas a ver anuncios basados en lo que haces" en la red social, pero puedes dar tu opinión sobre si un anuncio te interesa o no. Otras plataformas tienen políticas publicitarias similares.

Con TikTok, Instagram y la mayoría de las aplicaciones que descargas en tu teléfono, puedes desactivar el rastreo de anuncios entre empresas y páginas web en tu configuración de privacidad.

Mis redes sociales estaban llenas de anuncios

El día que hice este experimento me pasé unas dos horas y media en Instagram y vi unos 75 anuncios.

Seguramente nunca vi más de cuatro publicaciones seguidas sin que me interrumpiese un anuncio, pero la mayoría eran similares a contenidos con los que suelo interactuar en mi feed de exploración o cuando navego por internet.

Los anuncios con varios productos y enlaces me parecen especialmente eficaces, porque es fácil interactuar con ellos y averiguar precios u otros detalles. También me encanta ver contenido gastronómico patrocinado porque me da ideas de dónde ir a comer.

Ninguno de los anuncios me llevó a comprar ningún artículo, pero si sigo viendo anuncios interesantes en mi rango de precios durante varias semanas seguidas, puede que acabe influyendo en mis patrones de compra.

En el caso de TikTok, los anuncios eran todavía menos perceptibles porque la aplicación es muy informal. Por ejemplo, cuando empezaba a ver a una mujer limpiando la encimera, veía a Don Limpio al final del vídeo antes de haberme fijado en la etiqueta de "patrocinado" en la parte inferior. Algunos de los anuncios de esta red social también me parecieron interesantes o útiles.

No me involucré en absoluto con los anuncios de internet

Detecté unos 40 anuncios en internet, pero, como no estaban personalizados según mis intereses, a veces ni siquiera me fijaba en ellos. Vi publicidad de una gran variedad de marcas, desde USPS hasta T-Mobile, pasando por contenido aleatorios de plataformas de streaming que no me interesaban.

A veces, eran imágenes y otras vídeos completos. También vi un par de anuncios en vídeos de YouTube, pero normalmente me los saltaba a los pocos segundos, así que tampoco me interesé mucho por ellos.

Variedad de anuncios

Utilizo la plataforma de aprendizaje de idiomas Duolingo todos los días y esos son los únicos anuncios que me dan verdadero pavor. Las notificaciones van acompañadas de sonido y a veces dejo el teléfono y me alejo por lo doloroso que resulta verlas.

También he visto unos 10 anuncios en la vida real, en el metro, cuando iba y venía del trabajo. Al final del día me fijé menos en ellos, pero en general suelen llamar más la atención que los anuncios de internet que no están personalizados.

Además, recibo varias notificaciones push y anuncios de texto cada día. Conté unas siete el día de este experimento, incluida una notificación push de Urban Outfitters sobre una venta flash, un mensaje de texto de CorePower Yoga sobre paquetes de clases con descuento y una notificación push de Amazon sobre la crema solar que está de moda.

La mayoría de los anuncios no me molestan

La mayor conclusión que he sacado de este experimento ha sido que los anuncios no me molestan. De hecho, a veces me gustan.

Me encanta comprar y navegar por internet, y me gusta que aplicaciones como Instagram adapten el contenido a mis intereses. He descubierto nuevas marcas en Instagram que he acabado comprando gracias a los anuncios. Aunque no me lleve a comprar, me gusta ver artículos que se ajustan a mis intereses y me inspiran para buscar productos similares.

Las notificaciones push y los mensajes de texto probablemente han sido los más molestos de todos los anuncios que he recibido, y acabo borrándolos a diario.

Tampoco sigo a demasiados influencers, pero suelo pasar de largo en cuanto veo la etiqueta de "el creador se lleva comisión" en un determinado contenido o si este incluye un código de descuento en el pie de foto, porque no me interesa el contenido de pago de alguien a quien solo sigo por diversión.

En cuanto a los anuncios de Duolingo, sí, me resultan molestos, pero tampoco pagaría 16,99 euros al mes para librarme de ellos.

Está claro que cada vez vemos más anuncios en nuestros móviles y pantallas de televisión: Netflix y Amazon han introducido recientemente anuncios en sus respectivas plataformas de streaming, aunque ambas ofrecen versiones sin anuncios por un coste adicional.

Por suerte, yo tengo el plan de Netflix de mi compañero de piso y mi familia está suscrita a Amazon y Spotify, así que no tengo que lidiar con ese problema. A veces veo series en Hulu y los anuncios son molestos, pero normalmente si aparece un anuncio me voy.

Para mí, tener que ver o escuchar publicidad es lo más frustrante y sin duda me molestaría que me interrumpiesen constantemente. Cuando era niña, los anuncios de radio me parecían insoportables y quizá habría pagado por una versión sin anuncios si tuviese que seguir soportando esas interrupciones de varios minutos.

Pero la verdad es que ya estoy acostumbrada a la publicidad e incluso algunos anuncios me parecen realmente interesantes. Vivimos en un mundo publicitario y, si tengo que soportar contenidos patrocinados de marcas de ropa que me gustan mientras paso tiempo en redes sociales, que así sea.