La generación Z se ha vuelto más saludable en su tiempo libre: podría deberse a su sombrío futuro económico

Kim Schewitz
| Traducido por: 
Hábitos saludables generación Z
  • Desde el senderismo hasta la siesta, las aficiones de la Gen Z se han vuelto más sanas y tranquilas.
  • Es posible que la generación Z esté adoptando una vida más calmada porque su futuro económico es sombrío.

Es un viernes por la noche de 2017.

Soy una estudiante de la generación Z en mi primer año universitario y no tengo entrada para la discoteca a la que mis compañeros de piso están deseando ir. No estoy vestida, no tengo alcohol y siento un gran temor en el estómago.

Me enfrento a una gran decisión: puedo buscar en un grupo de Facebook de dudosa reputación para encontrar una entrada de reventa mucho más cara, ponerme un crop top y arrastrarme hasta las copas previas a las que van a ir mis amigos. O podría dejarme llevar por mi verdadera naturaleza: quedarme en pijama, ver Real Housewives en la cama y encender una vela mientras coloreo.

Naturalmente, como joven ansiosa de 19 años con FOMO crónico, elijo el camino socialmente aceptable. Encuentro una entrada y bebo copas a base de vodka hasta disfrutar con el ambiente ruidoso y abarrotado que soportaré hasta que uno de mis amigos quiera irse a casa. Cruzo los dedos para que sea antes de las 4 de la mañana.

Algunos lo llaman diversión, y eso es estupendo para ellos. Pero personalmente, prefiero algo más hogareño.

En 2017, a la edad de 19 años, esta preferencia a menudo desentonaba con lo que mis amigos querían hacer. Pero en los últimos años, algo ha cambiado en mi generación. Nuestros intereses parecen haberse alineado más con los de una persona mayor que con los del reparto de Euforia.

La autora en modo casero en su primer año de universidad en 2017.
La autora en modo casero en su primer año de universidad en 2017.

A la gen Z le gustan las aficiones relajantes, como el ganchillo y nadar al aire libre

No hace mucho, los fines de semana estaban dominados por las salidas a bares, las fiestas y las cervezas. Si me hubieran dado un euro por cada vez que tuve que congelarme de frío porque alguien quería fumar, ¡sería rica!

Pero los confinamientos por el COVID-19 en Reino Unido, de donde soy, nos obligaron a llevar una vida más lenta y a darnos cuenta de que salir menos y cuidarnos más era una forma bastante agradable de vivir.

Ahora, incluso algunas de mis amigas más fiesteras en plan Serena van der Woodsen, que solían salir de fiesta como si su vida dependiera de ello, apenas beben. Una amiga me está enseñando a tejer, mientras que otra me llevó de excursión a pasear por el bosque por mi cumpleaños este año.

Mi compañera de piso ha empezado a asistir regularmente a ceilidhs, una reunión de baile folclórico tradicional gaélico, los viernes por la noche. Y en vez de hacer cola para entrar en las discotecas, hacemos cola para conseguir una mesa en los restaurantes más populares o para bañarnos en la piscina al aire libre.

Todo el mundo hornea pan y se viste como si viviera en una casa de campo. Pintamos macetas y hacemos ganchillo mientras hablamos del libro que estamos leyendo. Las zapatillas de montaña molan y el sexo está sobrevalorado. Las siestas, en cambio, son habituales.

La generación Z se ha vuelto sana, y yo estoy encantada.

Generación Z y capitalismo.

La gen Z es una de las primeras generaciones que será menos rica que sus padres

No es la primera vez que la generación Z desafía las expectativas.

Desde que alcanzamos la mayoría de edad, ya hemos dejado huella en la sociedad, sobre todo en el lugar de trabajo. El equilibrio entre la vida laboral y personal y la realización personal son muy importantes para nosotros. Queremos ser capaces de aportar todo nuestro ser al trabajo, con sentimientos y todo, trabajar desde casa y, desde luego, no hacer horas extras gratis (¡lo siento!).

Se nos critica mucho por ello y los titulares afirman que somos vagos o demasiado blandos. Pero económicamente, tiene sentido que exijamos más del trabajo y prioricemos nuestra vida personal más que las generaciones anteriores. Como informó anteriormente Business Insider, la generación Z es una de las primeras que estará en peor situación económica que sus padres o abuelos. Esto significa que la propiedad de una vivienda o tener ahorros son cosas prácticamente descartadas para muchos.

Como resultado, los miembros de la gen Z están "renunciando en silencio" porque son dolorosamente conscientes de que su duro trabajo podría no servir para nada. ¿Qué sentido tiene "vivir para trabajar" si nunca vas a recoger los frutos? La generación Z parece estar menos centrada en el futuro y más en disfrutar de la vida ahora.

La autora está aprendiendo a tejer.
La autora está aprendiendo a tejer.

Y parece que esta actitud se extiende más allá del trabajo. Es posible que este rechazo a la cultura de la intensidad laboral, unido a la explosión de la concienciación sobre el bienestar y la salud mental, se esté filtrando también en el tiempo de ocio de la generación Z. Es normal colgar los zapatos de fiesta a medida que uno se hace mayor, pero al mismo tiempo, hay un claro cambio entre la gen Z hacia un estilo de vida más sosegado que no se asocia normalmente con los jóvenes.

Nuestras aficiones sugieren que somos más conscientes de la salud y de los beneficios del descanso. En 2022, la generación Z pasó más tiempo durmiendo que cualquier otra generación, con una media de 9 horas y 37 minutos, según un análisis de los datos de la Encuesta sobre el Uso del Tiempo en Estados Unidos realizado por RentCafe. También dedicamos más tiempo a actividades de autocuidado que otros grupos de edad.

Yo pertenezco a la generación Z, aunque muy cerca de ser millennial, pero esta tendencia también se aplica a algunos de los miembros más jóvenes de mi generación. Según mi experiencia, las cervezas después del trabajo son salidas sobrias para muchos de ellos, y las reuniones sociales con los compañeros son más de bolos y manualidades que de chupitos y trasnochar, lo que puede sorprender a las personas que se incorporaron al mundo laboral hace incluso 10 años.

Los miembros de la generación Z, de edades tan tempranas como la secundaria, incluso acuñaron el término "pudrirse en la cama" el año pasado. Significa pasarse el día entre las sábanas y es la antítesis de la productividad tóxica.

Aparte de mi alegría personal por estar por fin en la misma onda que mis amigos, creo que este estilo de vida más lento y acogedor tiene un beneficio más amplio para todos, pero especialmente para un grupo que estadísticamente tiene más problemas de salud mental que otras generaciones.

Llevar una vida que priorice la comodidad, la naturaleza y la desaceleración podría ser, de hecho, un excelente antídoto contra el frenesí acelerado de la vida moderna.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.