Diferencia entre seguro de decesos y seguro de vida

Dos de los seguros más comunes y que más personas contratan son el seguro de vida y el seguro de decesos. No obstante, no son lo mismo, y hay notables diferencias entre ambos que deberías conocer. ¿El punto en común? Que los dos se activan en el momento del fallecimiento. Además, para una mayor cobertura, ambos pueden ser complementarios.

Comencemos por definirlos.

¿Qué es un seguro de vida?

Según la RAE, un seguro de vida es el contrato por el cual una compañía de seguros se obliga, mediante una cantidad estipulada, a entregar al contratante o al beneficiario un capital o renta en caso de muerte o por transcurso del plazo convenido.

Su principal finalidad es ofrecer una indemnización previamente pactada a los familiares de la persona fallecida, garantizándoles una estabilidad económica en forma de renta o de un único pago, según se contemple en la póliza.

¿Qué es un seguro de decesos?

Según el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico, un seguro de decesos es el contrato por el que el asegurador presta un servicio funerario, servicio que puede graduarse, siendo este más o menos amplio, y cubriendo contingencias conexas con lo que en puridad es la asistencia vital y familiar.

Explicado de un modo más mundano, el seguro de decesos cubre todos los gastos vinculados al fallecimiento del asegurado y que aparecen recogidos en la póliza, como los gastos del sepelio, repatriación y desplazamientos, gestiones administrativas o ayuda psicológica. 

La póliza tiene un máximo de capital asignado, por lo que silos gastos finales lo superan, correrán a cuenta de los familiares. Y si no se utiliza el capital completo, el sobrante se reembolsa a los herederos de la persona fallecida.

Como curiosidad, los seguros de decesos son exclusivos de España y no se usan en otros países europeos. En nuestro país, tres de cada cuatro entierros se pagan con este tipo de pólizas, pese a que un informe de la OCU señala que con un seguro de decesos puedes acabar pagando el doble o el triple de lo que cuesta un servicio funerario.

Principales diferencias entre un seguro de decesos y un seguro de vida

• La finalidad: el seguro de vida pretende proporcionar un apoyo económico a los familiares de una persona fallecida, mientras que el de decesos está destinado a hacer frente a todos los trámites legales, gastos y gestiones derivadas del fallecimiento de una persona. En España, un entierro sencillo cuesta de media unos 3.700 euros, algo menos en caso de incineración.
• Las garantías: los seguros de vida incluyen garantías de fallecimiento, incapacidad permanente absoluta o enfermedad grave, mientras que los seguros de decesos se destinan al sepelio por el deceso de la persona asegurada.
• El tipo de contrato: el seguro de decesos se considera un contrato de servicios, mientras que el seguro de vida estipula una cantidad económica que percibirán los destinatarios en caso de fallecimiento —en circunstancias determinadas—.
• Las cantidades de dinero aseguradas: en los seguros de vida el tomador selecciona una cantidad indemnizatoria y en base a ella se establece la prima anual. Pero en el caso del seguro de decesos la cantidad la determina la empresa según los servicios y la ubicación del sepelio. La cuota se calcula según los deseos del contratante, como la repatriación, tipo de entierro o conservación de ADN.
• Cláusulas básicas y adicionales: son diferentes en cada caso. El seguro de vida contempla cláusulas de exclusión como las de suicidio, actividades peligrosas o ilegales o representación errónea de la edad. Las cláusulas adicionales de un seguro de decesos pueden incluir borrado de la huella online, testamento vital o testamento online, entre otras.
• Algunos seguros de vida incluyen gastos derivados del sepelio o cremación, pero no incluyen servicios de gestión, tramitación o asesoramiento legal. Los expertos recomiendan revisar los seguros para que no haya duplicidad de prestaciones.
• Las coberturas de la póliza de decesos son más amplias en lo relativo al entierro: por ejemplo, suelen incluir la asistencia en viaje como complemento para desplazarse en el sepelio. También gastos extraordinarios como la intervención de un forense, la consulta jurídica familiar o la ayuda psicológica.

Puesto que ambos seguros cumplen una finalidad diferente, es perfectamente compatible contar con ambos tipos de póliza.