La deprimente realidad tras el fenómeno del 'quiet vacationing' que inunda Estados Unidos

Emily Stewart
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La gente se va de viaje sin avisar a sus jefes, una señal de lo desordenada que puede llegar a ser la cultura laboral estadounidense.
La gente se va de viaje sin avisar a sus jefes, una señal de lo desordenada que puede llegar a ser la cultura laboral estadounidense.

akinbostanci/Getty Images; Jenny Chang-Rodriguez/BusinessInsider

  • ¿Por qué de repente todos los estadounidenses se están yendo de viaje sin coger realmente vacaciones del trabajo?
  • Este fenómeno, conocido como 'quiet vacationing' o 'vacaciones silenciosas', parece novedoso y positivo, pero esconde una terrible realidad para los trabajadores.

¿Quién no ha mentido alguna vez en el trabajo? Un pequeño adorno en el currículum, una cita con el médico que no existe… Pero ahora, la cosa ha llegado mucho más lejos, y los trabajadores empiezan a irse de vacaciones sin avisar a sus jefes. Se trata de un fenómeno conocido como quiet vacationing o "vacaciones silenciosas".

La realidad es que no existe una definición limitada para esta nueva práctica, que abarca comportamientos diversos: desde viajar sin avisar y seguir trabajando en remoto, hasta no trabajar pero mantener el ratón en movimiento para aparentar que estás conectado con la esperanza de que nadie se dé cuenta de que tu productividad ha caído.

A priori, parece una práctica llena de posibilidades. Obviamente, suena mucho mejor responder correos electrónicos desde la playa tomando un margarita que hacerlo desde la oficina. Además, si el volumen del trabajo cae en verano, es lógico que puedas realizar tus tareas desde cualquier sitio.

No obstante, lo que hay detrás de esta nueva tendencia es mucho más deprimente. Muchos trabajadores no tienen la posibilidad de gozar de tiempo libre para desconectar, y ni siquiera se atreven a decirles a sus jefes que trabajarán desde fuera de la ciudad unos días. Es un duro recordatorio de lo rota que está la cultura laboral estadounidense, justo a tiempo para el verano.

"Puede ser un tema de seguridad psicológica o de falta de ella, que el empleado no sienta que puede hablar abiertamente con su jefe sobre coger algo de tiempo libre. Todos somos mayorcitos, y la cuestión no es cuándo, dónde y cómo trabajamos, sino si cumplimos con nuestro deber", explica Rebecca Zucker, coach de directivos y socia fundadora de Next Step Partners, una consultora de liderazgo.

Esposado al teletrabajo.

Según una encuesta de Harris Poll sobre las vacaciones silenciosas, el 28% de los trabajadores afirma haberse ido de vacaciones sin comunicárselo a sus jefes, lo que implica que están "fuera de la oficina", pero no oficialmente. Los millennials, en particular, se han aficionado a esta práctica: el 37% reconoce haberse ausentado del trabajo a escondidas.

"Que la gente sienta que tiene que ocultar su paradero no es una señal positiva"

El tema no es que exista un descontento con las vacaciones que ofrecen las empresas: el 83% de los encuestados indica estar satisfecho con la política de vacaciones pagadas de su empresa. El problema parece ser que los empleados no tienen la sensación de poder utilizar realmente el tiempo libre que se les concede. Ocho de cada diez explican que no utilizan el máximo de tiempo libre permitido; unos lo achacan a sentirse presionados por estar siempre disponibles, y otros a la enorme carga de trabajo. Casi la mitad declara ponerse nerviosa al pedir días libres, y tres cuartas partes dicen que le gustaría que la cultura de su empresa valorase más los descansos. 

Pero dentro de los encuestados, también hay algunos pícaros: alrededor de un tercio reconoce que mueve el ratón para que parezca que está trabajando, y casi la misma proporción programa correos electrónicos fuera del horario laboral para dar la impresión de hacer horas extra.

El problema real no es trabajar desde un sitio u otro, sobre todo si su productividad no cae, sino lo que implica la necesidad de marcharse, es decir, qué tipo de relación tiene la gente con su trabajo y qué incentivos reciben de sus empresas. Que la gente sienta que tiene que ocultar su paradero no es una señal positiva, como tampoco lo es que la única forma de desconectar sea permanecer medio enchufado.

Según Malissa Clark, profesora asociada y directora del Laboratorio de Trabajo Saludable de la Universidad de Georgia, es posible que las personas que cogen vacaciones silenciosas trabajen en empresas más propensas a recompensar a quienes trabajan en exceso. A su vez, esas vacaciones pueden reforzar la perversa cultura de estar siempre conectado, incluso cuando no es necesario o no se obtienen mejores resultados por ello

 

Clark, autora también del libro Never Not Working: Why the Always-On Culture Is Bad for Business - and How to Fix It ("Siempre trabajando: por qué la cultura de estar siempre conectado es mala para los negocios y cómo solucionarlo"), se refirió a una investigación de 2015 en la que se observó cómo algunos hombres de una consultoría eran capaces de retirarse del trabajo mientras fingían cumplir con una jornada de 80 horas semanales. Sus jefes no podían notar la diferencia, y eran recompensados por dar la impresión de ser adictos al trabajo, mientras que si eran francos sobre la necesidad de reducir la jornada se les penalizaba.

"Por eso existe esa presión para que la gente esté constantemente trabajando y sienta que si da un paso atrás se quedará atrás, porque eso es algo muy real. Aparentemente, eso es lo que premian muchas compañías", señala Clark.

Todo esto de fingir que se trabaja más de lo que realmente se hace, no es nuevo. Zucker recuerda haber trabajado hace años en un banco de inversión donde la gente dejaba sus chaquetas en el respaldo de sus sillas para que pareciese que seguían en la oficina. Lo que ocurre es que la tecnología facilita este comportamiento. 

La capacidad de conectarse desde cualquier lugar es un arma de doble filo: es agradable responder correos desde un lugar remoto o pasar el verano en casa de un familiar aunque sigas trabajando, pero es una mierda que tu jefe pueda saber si has leído su mensaje de Slack de las 10 de la noche.

La enorme exigencia laboral, parece un problema social y exclusivamente de Estados Unidos. Allí, a diferencia de lo que ocurre en España, las vacaciones no se ven como algo merecido o necesario, sino como una señal de pereza y falta de ética laboral. A la gente no se le dice que trabaje para vivir, sino que viva para trabajar.

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Algunos de los fundamentos de las vacaciones silenciosas son positivos. En esta época existe mucha más posibilidad de conciliar gracias al teletrabajo, pero el problema es que todo se hace a escondidas. Sería mucho mejor si se abordaran los problemas de una forma más directa. Deberías poder tener una conversación con tu jefe sobre pasar unos días en la montaña o en la playa y, siempre que haya buena conexión a internet, seguir cumpliendo con tus obligaciones.

Clark afirma que esta tendencia puede hacer que los empresarios tengan aún más ganas de obligar a los trabajadores a volver a la oficina. A los jefes no siempre les gusta la idea de no saber dónde están sus empleados, y tienen la impresión (a menudo falsa) de que estar en remoto es sinónimo de no trabajar.

Pero también se debe tener claro que trabajar desde otro lugar no elimina la necesidad de tener vacaciones de verdad. Hay todo tipo de estudios que indican que el tiempo libre mejora la salud mental y física, reduce el estrés y aumenta la productividad, entre otros beneficios. Incluso planificar unas vacaciones hace más feliz a la gente. 

La gente necesita desconectar psicológicamente del trabajo para relajarse y recuperarse.

"Al sentir siempre que tienes que estar conectado, nunca te recuperas del estrés del trabajo. Es como correr constantemente una maratón sin tomarte ni un descanso, ¿y qué va a pasar? Se desgastará tu cuerpo poco a poco, gradualmente, hasta el punto en que te acabes cayendo. Y, así, llegará un momento en que estés quemado", afirma Clark.

Si estás de vacaciones tranquilo y tu jefe no lo sabe, bien por ti, supongo. Pero probablemente sería mejor que fueras sincero y, por supuesto, que trabajes desde otro lugar no elimina tu necesidad de tener vacaciones completas. 

Pero, independientemente de lo sinceros o no que sean los empleados, la cultura laboral estadounidense es tóxica. El estrés y las urgencias son el verdadero problema, no la persona que trabaja desde una cabaña en el bosque o el compañero que ha dicho que "a la mierda" y que se va tres semanas de vacaciones.

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