China tiene muchos más misiles y tiene en el punto de mira buques de guerra y bases de Estados Unidos
- China ha transformado sus arsenales y capacidades de misiles, moldeando el aspecto que tendría una guerra en el Pacífico, según confiesan líderes militares y expertos estadounidenses.
- El Departamento de Defensa estadounidense calcula que China tiene más de 500 cabezas nucleares operativas, la tercera mayor cantidad del mundo, y se espera que esa cifra aumente.
Los buques de guerra y las bases estadounidenses en el Pacífico están al alcance de una amenaza cada vez más preocupante, una intimidante fuerza de misiles distinta a cualquier otra a la que Estados Unidos se haya enfrentado antes en combate.
La Fuerza de Misiles de China, en constante expansión, está armada con miles de misiles con apodos inquietantes como "asesinos de portaaviones" y el "Guam Express".
Los líderes y oficiales militares estadounidenses afirman que estas armas podrían hacer que una guerra en el Indo-Pacífico fuera devastadora para las fuerzas estadounidenses. Y ése es exactamente el mensaje que dicen que quiere enviar Pekín: que meterse con China sería catastrófico.
Los peligros son alarmantes. Una base aérea estadounidense como Andersen, en Guam, que acoge habitualmente bombarderos estadounidenses, o un grupo de ataque de un portaaviones que navega por el mar de China Meridional, podrían enfrentarse a docenas, incluso cientos, de misiles balísticos en oleadas destinadas a desbordar sus defensas, destruir sus capacidades críticas y hacer que los buques de guerra estadounidenses se hundan en las profundidades. Los misiles chinos no se han probado en combate, pero la amenaza es real.
En entrevistas concedidas a Business Insider, antiguos y actuales oficiales militares y analistas de defensa describen el meteórico ascenso de la Fuerza de Misiles del Ejército Popular de Liberación de China como una de sus principales preocupaciones. Un alto cargo de Defensa afirma que está cambiando el ánimo bélico de Estados Unidos en la región, "creando una capacidad de disuasión convencional que amenaza nuestra postura, nuestra presencia y nuestras actividades de un modo que podría hacer que los responsables de la toma de decisiones en Washington considerasen que los riesgos son demasiado elevados".
De 2021 a 2022, el Ejército chino duplicó efectivamente su arsenal de algunos misiles, incluidos los misiles balísticos de alcance medio que podría utilizar para apuntar a las bases militares estadounidenses en Japón y los misiles de alcance intermedio que son capaces de llegar a Guam, según indicó el Pentágono en su informe más reciente sobre la amenaza militar de China.
La "espectacular expansión" del arsenal de misiles chino, especialmente los MRBM y los IRBM, está diseñada para amenazar a las fuerzas estadounidenses y a sus aliados en toda la región Indo-Pacífica, según Thomas Shugart, investigador principal adjunto del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense y oficial de submarinos retirado de la Marina estadounidense.
Lo que demuestran estos acontecimientos clave "es que los dirigentes del Ejército Popular de Liberación han decidido que los misiles de largo alcance son una baza ganadora para ellos", afirma Bryan Clark, oficial retirado de la Marina estadounidense y experto en defensa del Instituto Hudson.
El actual comandante del Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos, el almirante John Aquilino, declaró en su última entrevista pública antes de retirarse que, durante su mandato como comandante, "el entorno de seguridad ha cambiado drásticamente y no en el buen sentido", y calificó a China de "la amenaza a la seguridad más preocupante que existe".
El creciente arsenal chino de gran alcance
La doctrina militar china se centra en gran medida en mantener la capacidad de disuadir amenazas y, en su defecto, golpear rápido y duro. También anima a mantener el factor sorpresa antes de causar daños significativos a sus enemigos. La Fuerza de Misiles del Ejército Popular de Liberación le da esa opción.
Está diseñada como un mecanismo para aplicar una estrategia antiacceso y de denegación de área (A2AD) que expulse a Estados Unidos y a sus aliados y socios de la región", según indicó a BI el almirante retirado Harry Harris, ex comandante del Mando del Pacífico y ex embajador en Corea del Sur.
Según Harris, "el objetivo de la fuerza es poder imponer la reivindicación ilegal e ilegítima de todo lo que hay dentro de la línea de los nueve puntos como espacio marítimo y aéreo soberano de China, así como someter por la fuerza a Taiwán al control de Pekín".
La línea de los nueve puntos se refiere a las amplias reivindicaciones de China en el Mar de China Meridional, incluidas sus islas artificiales y otras por las que mantiene disputas con sus vecinos.
Harris asegura que el avance de las capacidades de misiles de China le preocupó más que cualquier otro avance militar chino durante su etapa como 24º comandante del entonces Mando del Pacífico.
El estrecho de Taiwán es una zona en la que, según el Pentágono, China está ampliando estratégicamente su Fuerza de Misiles con "nuevas brigadas de misiles, lo que podría indicar un aumento del número de misiles desplegados".
Según los expertos, esto forma parte de una estrategia más amplia para impedir que Estados Unidos y sus aliados accedan sin restricciones a la región del Pacífico, ya sea en una guerra o en un escenario en el que las fuerzas estadounidenses intenten acudir en ayuda de Taiwán durante un bloqueo o una invasión china.
Con estos misiles, China está indicando que podría atacar bases y barcos estadounidenses en la región sin apenas previo aviso, según Clark. Uno de estos misiles, el DF-26, se conoce como "Guam Express" o "Guam Killer" porque puede alcanzar a las fuerzas estadounidenses en la isla, situada a unos 5.000 kilómetros de Pekín.
El arma, capaz de transportar cargas nucleares y convencionales, también tiene una función antibuque y otro apodo: "asesino de portaaviones". El DF-21D de la Fuerza de Misiles del Ejército Popular de Liberación es otro de esos misiles que China podría utilizar para atacar buques estadounidenses.
Sin embargo, la Fuerza de Misiles de China no se limita a estas armas. Otros elementos del arsenal de la PLARF son su misil hipersónico DF-17, misiles balísticos de corto alcance como el DF-15, que le dan la capacidad de atacar Taiwán con relativa facilidad, y misiles balísticos intercontinentales como el DF-5, el DF-31 y el más reciente DF-41.
Los desarrollos más recientes, según declaró el Pentágono el pasado otoño, "mejorarán significativamente sus fuerzas de misiles con capacidad nuclear y requerirán una mayor producción de ojivas nucleares". El Departamento de Defensa estadounidense calcula que China tiene más de 500 cabezas nucleares operativas, la tercera mayor cantidad del mundo, y se espera que esa cifra aumente.
Aunque algunos están instalados en silos, muchos de los misiles chinos se desplazan por carretera o están ocultos en cuevas y montañas, lo que dificulta su destrucción. Y al margen de la Fuerza de Misiles, los submarinos chinos transportan misiles de largo alcance. Sus bombarderos H-6 pueden hacer lo mismo. Cualquier enfrentamiento con China debe tener en cuenta la probabilidad de que muchas de sus fuerzas nucleares sobrevivan a ataques directos.
En cuanto a los misiles "asesinos de portaaviones" chinos, los analistas de imágenes por satélite llevan años encontrando maquetas de portaaviones y otros buques de guerra estadounidenses en los desiertos chinos. Los objetivos sospechosos sugieren que China puede estar utilizando estas maquetas para mejorar sus misiles o para practicar la fijación y el ataque a buques de guerra estadounidenses. China también ha realizado pruebas en el mar, al menos una contra un blanco móvil.
Tras la publicación del último informe del Pentágono sobre el poder militar de China, Shugart propuso que el gran número de DF-26 y lanzadores podría convertir el misil en un "asesino de buques" genérico, disponible para atacar no sólo portaaviones de alto valor, sino también destructores, cruceros, buques de asalto anfibio, petroleros de flota y otros.
Y China no tiene que hundir un buque para matar en combate. Los buques dañados tendrían que volver renqueando a casa, donde los problemas de reparación y mantenimiento de Estados Unidos podrían significar una lenta recuperación.
Esto cambia las consideraciones que deben tener en cuenta los buques de la Marina estadounidense cuando operan en el Indo-Pacífico y plantea interrogantes sobre el papel de los portaaviones en un conflicto con China, ya que es posible que no puedan situarse dentro del alcance de ataque de los F/A-18 o F-35.
A una cierta distancia, según Clark, "vas a tener que esforzarte mucho para ocultar tu presencia y evitar que te apunten las fuerzas chinas, lo que limitará tu capacidad de realizar operaciones aéreas" desde un portaaviones. Y los aviones podrían incluso no ser capaces de alcanzar sus objetivos.
Los misiles chinos también podrían influir en el armamento de los buques de guerra, obligándoles a llevar más misiles de defensa antiaérea en detrimento de otras armas que podrían ser útiles en misiones de ataque terrestre o en un enfrentamiento con la gran armada china.
Mejores defensas, pero más trabajo por hacer
En la vasta región del Indo-Pacífico, la Fuerza de Misiles es una de las principales preocupaciones del ejército de Estados Unidos "debido a sus capacidades únicas para efectuar ataques de gran precisión sin exponer a un gran número de personal al peligro", afirma un alto cargo de Defensa a BI, hablando bajo condición de anonimato para comentar las advertencias de los servicios de inteligencia sobre las amenazas en el Indo-Pacífico.
Ante esta amenaza y otras procedentes de China, Estados Unidos ha ampliado sus ejercicios de entrenamiento y ha reforzado las conexiones con sus aliados y socios del Pacífico para contrarrestar no sólo el PLARF sino también el ejército chino en general, añade dicho alto cargo.
Expertos y analistas llevan mucho tiempo pidiendo que Estados Unidos responda a los desafíos de China de un modo que reconozca la magnitud de las amenazas existentes, que van mucho más allá de la Fuerza de Misiles, como han demostrado las frecuentes interceptaciones de aviones estadounidenses y aliados por parte de China, arriesgadas e inseguras.
Harris afirma que una de las mejores formas de contrarrestar el PLARF sería hacer realidad en esta década unas defensas aéreas y antimisiles "sólidas" en la región, situando allí sistemas de misiles balísticos de medio alcance con base en tierra, colaborando más estrechamente con los aliados y no dejando que China determine la política exterior estadounidense en la zona, especialmente con Taiwán.
Estados Unidos ha reforzado sus defensas aéreas en la región, empleando baterías de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud en Corea del Sur y colaborando con la armada japonesa en interceptores de misiles balísticos como el SM-3 Block IIA, que forma parte del Sistema Aegis de Defensa contra Misiles Balísticos. Y en Guam, el Ejército ha acelerado un nuevo proyecto y una nueva oficina para las defensas de la isla. Pero los expertos sostienen que se necesita más.
Robert Peters, investigador sobre disuasión nuclear y defensa antimisiles de la Heritage Foundation, escribió en enero que Estados Unidos debería estacionar cerca de Guam cruceros Aegis Afloat equipados para derrotar misiles balísticos. Peters afirmó que Estados Unidos no puede permitirse perder Guam, y que la opción de defensa Aegis en tierra está a años vista de su despliegue.
"Si estallara una guerra con China, el pensamiento convencional es que China lanzaría una gran ráfaga de misiles balísticos y de crucero contra Guam para destruir las bases militares que allí se encuentran y que son clave para las operaciones militares estadounidenses en todo el Pacífico", afirma, añadiendo que un ataque sería un "Pearl Harbor moderno" que podría dificultar la proyección de poder y la logística.
Además de reforzar las defensas aéreas, Estados Unidos también puede reforzar las bases del Pacífico para que las infraestructuras, como las pistas de aterrizaje críticas, puedan sobrevivir a un bombardeo y seguir sirviendo para el despegue de aviones. Pero la dispersión y disgregación de las fuerzas también es importante. Las bases fijas son objetivos que sólo pueden prepararse para un ataque, no evitarlo.
En agosto de 2022, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos recurrieron a una nueva doctrina que consideraba: "Los nuevos sistemas de armas ponen ahora en peligro bases que antes se consideraban santuarios". Ese cambio llevó a la creación del Empleo Ágil en Combate, que busca enfoques atípicos para evitar que los activos clave sean destruidos.
Ese programa considera las autopistas, los campos, las playas y otros lugares como pistas de aterrizaje no tradicionales para crear "una red de lugares más pequeños y dispersos que pueden complicar la planificación del adversario y ofrecer más opciones a los mandos de las fuerzas conjuntas". China puede atacar las pistas de aterrizaje de las bases aéreas, pero no puede atacar todos los trozos de hormigón del Pacífico.
Las fuerzas terrestres de Estados Unidos en la región también están vigilando a la Fuerza de Misiles china, pero están menos preocupadas que las otras divisiones que China tiene más claramente en su punto de mira.
El comandante del Ejército estadounidense en el Pacífico, el general Charles Flynn, explica a BI que aunque el crecimiento de la Fuerza de Misiles china ha sido "meteórico", los misiles de la PLARF están "diseñados principalmente para derrotar al poder naval y aéreo".
"Siempre me preocupan los cohetes", indica Flynn, pero "no están ahí principalmente para derrotar a una red de fuerzas terrestres distribuidas, dispersas, móviles, algunas fijas y otras no fijas, rearmables y entrelazadas", que su mando y sus aliados en el Pacífico han estado desarrollando y priorizando.
Dicho esto, añade, existen muchas formas de que las fuerzas terrestres creen un "dilema" a las fuerzas de misiles chinas, como ocultar las huellas, esconderse en distintos entornos y socavar la capacidad del PLARF para encontrarlas, localizarlas y apuntarlas.
Más allá de las medidas defensivas, Estados Unidos dispone de varias opciones ofensivas para combatir la Fuerza de Misiles.
Los submarinos estadounidenses difíciles de detectar pueden, por ejemplo, disparar misiles balísticos y de crucero. Los bombarderos invisibles, como el B-2 Spirit, también pueden evitar ser detectados mientras realizan misiones para derribar las armas chinas. Estados Unidos no dispone de misiles para contrarrestar a China en este campo de operaciones, aunque estos sistemas están en fase de desarrollo.
Puntos débiles en la caza de misiles
Puede que el PLARF sea, como dice Shugart, la "joya de la corona" del ejército chino, pero no está exento de limitaciones. Recientes y sonados casos de corrupción en todo el ejército, en particular en el PLARF, han suscitado dudas sobre la extensión de la corrupción y sobre si está afectando a la preparación a corto plazo.
Los servicios de inteligencia estadounidenses han documentado varios casos de supuesta corrupción, como misiles cargados con agua en lugar de combustible para cohetes y silos problemáticos. Las reorganizaciones de la cúpula militar también han suscitado preocupación, ya que muchos oficiales superiores y altos cargos de Defensa han sido sustituidos sin apenas dar explicaciones.
Dicho esto, Estados Unidos y sus aliados no pueden permitirse asumir que la Fuerza de Misiles no estará preparada en caso de conflicto.
"Ahora tienen la mayor armada del mundo, la mayor fuerza aérea de la región", afirma Clark, "pero invierten sustancialmente en estos misiles de largo alcance porque está claro que lo ven como una capacidad más fiable".
No obstante, la nitidez de la amenaza da opciones a Estados Unidos. Saber que China podría apoyarse en sus misiles en un enfrentamiento en el Pacífico permite a las fuerzas estadounidenses entrenarse y adaptarse para trabajar en torno a esa amenaza.
"La disuasión es una combinación de la capacidad de un país y su voluntad de utilizar esa capacidad", afirma Harris, "y la percepción de ambas por parte del adversario". En otras palabras, la forma en que Estados Unidos se prepare y se adapte a la Fuerza de Misiles china le dará la mejor oportunidad de evitar por completo un combate. Pero la disuasión no está garantizada.
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