Los cambios en el estilo de vida que podrían ayudar a estabilizar los síntomas en pacientes con alzhéimer temprano

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  • "Cambios intensivos" en el estilo de vida pueden mejorar significativamente la cognición y el funcionamiento en pacientes con deterioro cognitivo leve o demencia precoz debida a la enfermedad de Alzheimer, según un estudio.
  • Estas modificaciones incluyeron cambios en la dieta, ejercicio, manejo del estrés y suplementación.
Primero en Upday

Cada vez hay más pruebas que vinculan los factores del estilo de vida con la aparición y progresión de la demencia, incluido el azhéimer. Estos incluyen dietas poco saludables, sedentarismo, mala calidad del sueño o aislamiento social entre otros.

Entre la evidencia más famosa, los 12 factores señalados por una comisión de Lancet en 2020. Según esta hasta el 40% de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse si se actuara sobre estos aspectos modificables. La obesidad, la hipertensión o la salud auditiva son algunos otros.

Ya que tienen que ver con su aparición ¿podrían estos factores influir asimismo en la progresión de una enfermedad que afectará a 153 millones de personas para 2050? Según un trabajo publicado en Alzheimer's Research and Therapy podría ser así.

El estudio solo fue realizado en 51 pacientes y no todos obtuvieron los mismos resultados. Ahora bien, encontró que aquellos que implementaron cambios en el estilo de vida, como consumir alimentos integrales, realizar ejercicio moderado con regularidad y manejar el estrés, vieron mejoras en sus síntomas de demencia. Por el contrario, los pacientes del grupo de control, que no alteraron sus hábitos, experimentaron un empeoramiento continuo en el pensamiento y la memoria.

"Los cambios integrales en el estilo de vida pueden mejorar significativamente la cognición y la función después de 20 semanas en muchos pacientes con deterioro cognitivo leve o demencia temprana debido a la enfermedad de Alzheimer", escribieron los autores.

Dieta, ejercicio y control del estrés

El ensayo clínico controlado y aleatorizado fue realizado por científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), la Universidad de California en San Diego (UCSD), la Facultad de Medicina de Harvard y la Universidad de Duke. 

En este los pacientes, de entre 45 y 90 años, todos ellos con un diagnóstico de deterioro cognitivo leve de demencia en etapa temprana, fueron asignados aleatoriamente bien a un grupo de tratamiento o a un grupo de control. El primero se sometió a una intervención de estilo de vida de 20 semanas que incluyó cambios en la dieta, ejercicio, técnicas de relajación y suplementación.

Estos cambios incluyeron seguir una dieta basada en plantas mínimamente procesada y con alimentos integrales, baja en grasas nocivas, hidratos refinados y edulcorantes. La ingesta de calorías no fue restringida y la dieta se complementó con un régimen que incluía suplementación de omega-3, curcumina, un multivitamínico, coenzima Q10, vitamina C, vitamina B12, magnesio, probióticos y hongo melena de león.

El régimen de ejercicio conllevó 30 minutos, tres veces por semana e incluyó ejercicio aeróbico y entrenamiento de fuerza. Las técnicas control del estrés incluyeron meditación, yoga, ejercicios de respiración y estiramientos, con sesiones diarias de una hora.

Mejoras significativas

Tras 20 semanas todos los participantes se sometieron a evaluaciones clínicas y cognitivas. Se llevaron a cabo cuatro pruebas para evaluar los cambios en la cognición y la función de los participantes.

También se analizaron los biomarcadores sanguíneos, incluidos los taxones de microbiomas y la proporción aβ42/40 en plasma. Esta sirve para evaluar el riesgo de tener patología de la enfermedad de Alzheimer en pacientes con deterioro cognitivo leve o demencia.

Se encontró que una mayor adherencia a la intervención de estilo de vida se asoció con una mejora más significativa en la cognición y la función. 

De entre los 24 pacientes del grupo de intervención, 10 demostraron una mejora en las pruebas cognitivas, siete no experimentaron cambios y siete vieron empeorar sus síntomas. Por el contrario, ninguno de los pacientes del grupo de control mejoró; ocho permanecieron sin cambios y 17 experimentaron una disminución.

Asimismo, la proporción de aβ42/40 respondió significativamente a los cambios, aumentando un 6,4% en el grupo de intervención pero disminuyendo un 8,3% en el grupo de control. Una una proporción alta en plasma está asociada con una baja deposición de beta-amiloide, vinculada a la enfermedad de Alzheimer, en el cerebro.

Además, otros biomarcadores, como el microbioma y los niveles nocivos de colesterol LDL, mostraron una "mejora sustancial".

No obstante, se requiere de mayor investigación al respecto. Como sugirieron los científicos, los ensayos clínicos futuros deberían considerar un tamaño de muestra más grande y una duración de seguimiento más larga para determinar los resultados a largo plazo. De momento, sin embargo, parecen buenas noticias.

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