Adiós al matrimonio y los hijos: 9 'millennials' explican la alegría y el sacrificio que supone vivir solos

Los 'millennials' explican la alegría y el sacrificio que supone vivir solos.

Dara Feller para Business Insider

  • Los treintañeros antes soñaban con casarse, tener hijos y una bonita casa a las afueras; ahora, su principal objetivo es independizarse, y cada vez es más difícil.
  • Unos pocos millennials afortunados con capacidad para vivir solos, explican a Business Insider el sacrificio que les supone, y por qué merece la pena.

No muchos de los amigos de Jess Munday en San Francisco viven solos. Pero ella, una joven de 29 años que se dedica al marketing en el sector tecnológico, ha podido hacerlo. En pandemia, tuvo que vivir unos meses con sus padres, en los que ahorró algo de dinero. Finalmente, se independizó en enero de 2021 cuando, según Zillow, los alquileres en la ciudad eran los más bajos de los últimos cinco años.

Paga unos 2.600 dólares por un apartamento de un dormitorio en el barrio de Mission, en San Francisco, y gana 175.000 dólares al año (unos 2.400 euros de alquiler ganando unos 161.000 al año). Es una ganga comparado con el precio medio de un apartamento de una habitación en la ciudad, que está sobre los 2.900 dólares.

"Conozco a gente mucho mayor que yo que comparten piso en San Francisco. Afortunadamente estoy en una situación económica en la que no tengo que hacer eso", afirma Munday. 

El sueño americano de los treintañeros antaño era estar casado, tener dos o tres hijos y ser propietario de tu primera casa. Pero las cosas han cambiado. La generación millennial se casa más tarde, si es que se casa. Tienen hijos más tarde, si es que los tienen. Y olvídate de la casa en las afueras.

Ahora, el nuevo sueño es abandonar a los compañeros de piso, independizarte de tus padres y empezar a vivir solo.

Vivir solo como trabajador joven se ha convertido en el principal objetivo de las últimas décadas, aunque sigue siendo relativamente infrecuente en Estados Unidos. Los datos del censo indican que a finales de los 60 y principios de los 70, menos del 3% de los estadounidenses de entre 18 y 34 años vivían solos; en 2023, esa cifra se había triplicado. El análisis de Business Insider de los microdatos de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense de IPUMS revela que solo el 10,5% de los millennials vivían solos en 2022.

En España, la situación no es muy diferente. Según el medio Contexto y acción, de los más de siete millones de jóvenes, solo el 16,3% se ha independizado, y esto solo implica mudarse del domicilio familiar, así que parte de este porcentaje comparte piso por los elevados gastos. El mismo medio calcula que el alquiler ha aumentado un 50% desde 2017, y quien quiera afrontar una hipoteca debe ingresar, de media, 2.500 euros al mes.

La situación se complica todavía más en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde hay barrios en los que se necesita nada menos que el 70% del sueldo para hacer frente a un alquiler. En 2021, de hecho, se registró el peor dato de emancipación en más de 20 años.

Además de los precios de las viviendas, está la cuestión social. Bella DePaulo, una científica social que estudia a los solteros y que escribió el libro Single at Heart (Solteros de corazón), señala que el aumento de la vida en solitario podría deberse al retraso de la edad a la que se casan los jóvenes.

"El matrimonio ya no es el marcador de la edad adulta que era antes. Ahora es más probable que los jóvenes sientan que son adultos si han tenido otros logros, y a veces vivir solo es uno de ellos. Vivir solo puede significar que puedes permitírtelo, y eso es algo de lo que sentirse orgulloso", indica la experta.

Para este artículo, Business Insider ha hablado con nueve millennials que viven solos. Aunque sus situaciones varían, todos reconocen que supone un sacrificio, pero que merece la pena. Munday, por ejemplo, reconoce que si perdiera su trabajo, lo más probable es que tuviera que volver a casa o buscar compañeros de piso, pero por ahora, vale la pena correr el riesgo.

"Personalmente, me gusta vivir sola. Tengo el control total sobre mi vivienda. Me gusta tener espacio y poder limpiarla o dejarla desordenada dependiendo de mi estado de ánimo", comenta.

Jess Munday.
Jess Munday.

Dara Feller para Business Insider

El impuesto de la soltería

Aria Velásquez, de 32 años, vive sola en su apartamento de una habitación en Chicago, pagando unos 1.500 dólares de alquiler (unos 1.386 euros) y gastos. La despidieron de su trabajo como periodista a principios de año. Incide en que el mayor reto es asumir sola la carga financiera. Sus amigas con pareja van más desahogadas. "Ahora que estamos en la mitad de la treintena, mucha gente se casa o se va a vivir con sus parejas aunque no estén casados. Dividir las facturas es sin duda unos de los beneficios de compartir piso", opina.

Zillow estima que las personas que viven solas en alquileres de una habitación gastan más de 7.000 dólares más al año más que quienes comparten vivienda y gastos, una diferencia que muchos llaman "el impuesto de la soltería". Velásquez comenta que le encanta vivir sola y que siempre ha sido su objetivo. Valora la intimidad y la tranquilidad y le encanta llegar a casa sin oír nada más que el "zumbido de la nevera". Al mismo tiempo, reconoce que el coste, incluida la comida, ha subido, y añade que "no hay descuento para los que vivimos solos".

"Compras una barra de pan, pero puede que te dure bastante", explica. Aunque puede permitirse vivir sola, ser propietaria le parece aún un sueño lejano. "Para mí sería como que me toque la lotería", compara.

Ilustración soltera

Más millennials viviendo con mamá y papá

Erica Charles, de 28 años, publicista en Washington, DC, plantea que mientras ella y muchos de sus compañeros viven solos, otros han vuelto con sus padres en los últimos años. Ella también se lo ha planteado. "Podría ahorrarme 700 dólares al mes (unos 650 euros)", calcula, y añade que podría destinarlos a pagar la matrícula de su posgrado. "Estoy pensando en cómo puedo reducir mis gastos, buscar trabajos donde gane más o bien ingresar más por cuenta propia", apunta.

Rick Fry, investigador de Pew, indica que la proporción de jóvenes de 18 a 34 años que viven en casa de sus familias ha ido aumentando lentamente desde 1971, acelerándose especialmente durante la Gran Recesión de 2008, según la investigación de Pew. En 2023, se situará en torno al 32%.

"Si nos fijamos en las áreas metropolitanas que tienen los alquileres medios más altos, son las zonas donde se ven los adultos jóvenes con más probabilidades de estar viviendo con mamá o papá", destaca Fry. Según el análisis de Business Insider de los datos de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense a través de IPUMS, el 16% de los millennials vivían con al menos uno de sus padres en 2022. (Los datos no especifican si viven ellos son sus padres o sus padres con ellos).

Charles expresa que antes de la pandemia le gustaba vivir sola. "Pensaba que era un rito de paso a la edad adulta", afirma.

Este año, Charles se ha replanteado su situación vital. Su contrato de alquiler termina en junio. Dice que la han despedido tres veces desde 2020. Debido a su situación financiera, ha dejado en suspenso sus planes de hacer un doctorado en comunicación, y no planea tener hijos a corto plazo. También le gustaría comprar una casa en los próximos tres años. Los precios de la vivienda en Florida, de donde es originaria, han subido mucho en los últimos cinco años.

Ha pensado en volver con su familia o buscar compañera de piso. Ha recortado gastos y se ha esforzado más por ajustarse a su presupuesto. Incluso ha empezado a trabajar a tiempo parcial como repartidora de comida y autónoma.

"Vivir sola es un privilegio, pero además se ha convertido en un lujo", sentencia Charles. 

Muchos jóvenes de la generación Z afirman no sentirse cómodos con la idea de tener hijos por la incertidumbre sobre el futuro.

Vida en solitario subvencionada

Algunos millennials con menos ingresos pueden obtener ayudas para alcanzar el hito de vivir solos, pero no siempre es fácil.

Garak Clibborn.
Garak Clibborn.

Sydney Krantz para Business Insider

Garak Clibborn, de 39 años, veterano de guerra en California, ya se ha quedado sin hogar antes. Ha tenido al menos ocho compañeros de piso alquilando una habitación en una casa compartida y solicitaba ayudas a la vivienda para poder vivir por su cuenta. Después de esperar casi un año, le llamaron para solicitar un vale de vivienda, y le dijeron que tenía 60 días para encontrar un lugar antes de que caducara.

Muchos pisos tenían listas de espera de años y otros no aceptaban vales, que son ayudas públicas al alquiler. Tras llamar a más de 350 pisos, por fin encontró uno. Allí vive solo desde 2012. Su alquiler acaba de subir a más de 1.900 dólares (más de 1.700 euros). Con su subsidio, paga unos 380 dólares al mes (350 euros); ese coste lo cubre con su pensión de veterano.

Garak Clibborn.
Garak Clibborn.

Sydney Krantz para Business Insider

"Incluso con un subsidio, es extraordinariamente difícil vivir por tu cuenta. Si me quedo sin dinero, estoy jodido. No tengo nadie que me ayude", comparte. 

Mucho retraso en la compra de vivienda

Chaz Zimmer, un joven de 28 años que vende coches en un concesionario Subaru, vive solo en su apartamento de Waverly, Nueva York, desde febrero de 2021. Paga 550 dólares al mes (508 euros) de alquiler. Intentó comprar una casa el año pasado, pero los tipos de interés encarecían mucho la hipoteca. Con el tiempo, le gustaría mudarse a un lugar más grande, pero su alquiler es tan barato que es difícil justificar un cambio.

Un análisis de los datos de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense publicado el año pasado revelaba que los millennials sin estudios universitarios tenían la mitad de probabilidades de poseer una vivienda a los 30 años que los baby boomers sin estudios universitarios a esa edad. También se descubrió que el 38% de los millennials con estudios universitarios eran propietarios de una vivienda a los 30 años, menos que el 54% de los boomers con estudios a esa edad.

Chaz Zimmer.
Chaz Zimmer.

Adrianna Newell para Business Insider

Tomasz Piskorski, profesor de mercado inmobiliario en la Escuela de Negocios de Columbia, cuenta que se ha vuelto más difícil comprar una casa debido a los aumentos en los precios de la vivienda y los tipos de interés después de 2022. "Para los millennials, podría llevar años ser propietario", apunta Piskorski.

Pero Zimmer no ha perdido la esperanza. "Hay que encontrar la oportunidad", afirma convencido. Trabaja a comisión, por lo que su salario ha oscilado entre 62.000 y 79.000 dólares anuales en los dos últimos años. Comenta que tiene "la suerte de tener un trabajo bastante bueno con un sueldo bastante decente".

Chaz Zimmer.
Chaz Zimmer.

Adrianna Newell para Business Insider

Alquiler frente a hipoteca

James Paniagua, de 30 años, vive en Oakland, California. Cuando era universitario, vivió en casa y allí permaneció hasta justo antes de la pandemia. Después, vivió brevemente en Los Ángeles con un compañero de piso, pero la pandemia le obligó a volver al domicilio familiar.

"He vivido en casa la mayor parte de mis veinte años", señala. El año pasado decidió trasladarse al norte por motivos de trabajo y tuvo la suerte de encontrar su propia casa en Oakland. Antes de dar el paso, tuvo que encajar varios temas financieros: tenía que arreglar su historial crediticio y encontrar un trabajo que le pagara lo suficiente para poder mudarse. Hoy, gana unos 125.000 dólares; su apartamento de 65 metros cuadrados con plaza de aparcamiento le cuesta unos 2.100 dólares de alquiler mensual, unos 1.940 euros.

"Para empezar a pagar el alquiler tuve que ajustar mucho mis gastos, pero me tomé el tiempo necesario para planificarlo lo mejor posible y cambiar algunas cosas para poder vivir solo, pero sin dejar de llevar el estilo de vida que tenía antes", comenta a Business Insider.

Visita mucho menos el centro comercial y ahora come en casa más habitualmente. Dice que le gusta quedarse en casa y quiere que su espacio sea lo más acogedor posible. Aunque su alquiler le parece justo, comparte que a algunas personas más mayores de su entorno les parece excesivo. "Es más que la hipoteca de algunos de mis parientes", señala.

La experiencia de vivir solo ha evolucionado

Para quienes pueden comprar, hacerse con una propiedad en solitario es un acontecimiento vital fundamental.

Tras cursar estudios de posgrado en Londres, Julia Mazur, que ahora tiene 30 años, volvió a casa con sus padres durante dos años. Trabajó en una empresa de tecnología que le pagaba un sueldo de seis cifras y le ofrecía un generoso paquete de acciones. A los 25 años, ahorró lo suficiente para comprar su propio piso en Los Ángeles.

Durante la pandemia, refinanció su hipoteca y consiguió un tipo de interés más bajo; antes de eso, sus gastos mensuales ascendían a 3.000 dólares. Ahora intercambia casa con una pareja de Austin que tiene una hipoteca de precio similar. Para ella, vivir sola es empoderante. Piensa que algunos millennials están encontrando pareja y asentándose, mientras que otros, como ella, encuentran la plenitud en diferentes aspectos de sus vidas.

"A mí me gusta la posibilidad de moverme y viajar, de experimentar cómo es vivir sola y las responsabilidades que conlleva. Me siento muy realizada. También creo que, al vivir sola, surge la necesidad de conectar con gente en la vida real. Por eso me obligo a ir y hacer cosas para intentar conectar con la gente, ir a clases de tenis, sentarme sola en bares, ir a quedadas y citas con amigos", argumenta.

DePaulo dice que la experiencia de vivir solo ha cambiado mucho en los últimos años. Ha descubierto que las personas que viven solas tienen se relacionan más con gente más diversa y se comprometen más con la vida cívica y la comunidad.

Para muchos, vivir solo merece la pena, a pesar de las dificultades

Kathy Pierre, de 31 años, paga 1.280 dólares al mes de alquiler por un apartamento de dos dormitorios en Charlotte, Carolina del Norte. Cuando se mudó a Charlotte, no conocía a nadie allí y no quería arriesgarse a vivir con un desconocido después de experiencias pasadas con compañeros de piso. "Lo necesitaba", explica.

Al mismo tiempo, dice que si viviera con su familia o compartiendo piso, podría ahorrar y estar más cerca de comprar una casa. Cuando vive sola, todas las facturas, incluida la comida, los servicios y el alquiler, corren de su cuenta. "Es muy agradable poder vivir sola y tener mi propio espacio. No tengo que negociar con otras personas lo que pasa aquí. Es realmente increíble. Suelo decir de broma, aunque en realidad va en serio, que me mudaría de Charlotte antes de buscar un compañero de piso", reconoce.

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