La absorción de Evo Banco por Bankinter no afectará al éxito de la opa de BBVA sobre Sabadell, pero limita las opciones del Gobierno

Carlos Torres, presidente de BBVA, junto a Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresas.
Carlos Torres, presidente de BBVA, junto a Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresas.

APIE

  • Bankinter absorberá Evo Banco en el primer semestre de 2025, coincidiendo con la opa de BBVA sobre Sabadell.
  • La desaparición de Evo Banco no supondrá más problemas de Competencia, pero sí limita la postura del Gobierno frente a la opa sobre el banco catalán.

Dos bancos españoles podrían desaparecer del mapa en 2025: Evo Banco y Sabadell

Bankinter ha anunciado que va a absorber su neobanco en el primer semestre del 2025. Y Sabadell está en medio de un proceso de autorización de una oferta pública de adquisición que BBVA ha lanzado a sus accionistas —lo que se conoce como "opa hostil"—. 

Si bien las operaciones no son comparables, ya que una consiste en integrar una filial y la otra en comprar una entidad cotizada, sí que tienen un denominador común: el Gobierno, que ha sido últimamente muy crítico con las consecuencias de los niveles de concentración que la banca tiene en España.

El Ejecutivo tendrá que pronunciarse sobre la absorción de Evo Banco por parte de Bankinter y, si se llega a la última fase del proceso regulatorio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), también tendrá que posicionarse en la fusión de Sabadell con BBVA.

Hasta ahora, se ha limitado a insistir en que tiene la última palabra sobre la opa y a empujar la investigación sobre la supuesta colusión tácita a la que pudo llegar la banca en torno a la remuneración de los depósitos. También ha mostrado su preocupación por la inclusión financiera y el impacto que podría tener la operación sobre las comunidades autónomas más afectadas.

Pero, en este escenario, tener que decidir sobre la desaparición de dos entidades limita sus opciones. 

Hay concentración y competencia

Evo Banco lleva en el mercado casi el mismo tiempo que el interés de BBVA por Sabadell, cinco y cuatro años respectivamente. Entre medias, se han acometido otras fusiones: Caixa y Bankia y Unicaja y Liber Bank. Y desde la crisis financiera, se han producido tantos movimientos en el sector que España cuenta ahora con una decena de entidades frente a las más de 40 que tenía entonces.

A pesar de que los números den a entender que puede haber menos competencia en el sector, los expertos (entre los que se incluye el propio Banco de España) no creen que la concentración bancaria resultante haya dado lugar a menor competencia en el sector. 

"No se trata de que haya menos números de entidades, sino de la capacidad de ofrecer productos a los clientes. Es decir, que también podría haber 100 entidades y que no haya mucha diferencia en ofertas entre unas y otras. Ese número no tiene por qué mejorar la competencia", apunta el profesor de OBS Business School, Carlos Balado, director de Eurocofín.

"Lo que puede mejorar la competencia es que esas entidades ofrezcan a los clientes mejores condiciones que otras. Y para hacer eso, a veces tienes que tener forzosamente más tamaño, sobre todo en el sistema financiero actual, con las exigencias de capital y regulatorias o la predilección de los clientes por los diferentes canales en los que operar", explica Balado. 

Cani Fernández, la presidenta de la CNMC, coincide con Balado: "El hecho de que haya menos bancos no quiere decir que haya menos competencia. Actores más grandes, de mayor escala, pueden competir de mejor manera", defendía esta semana en el XLI Seminario de APIE: El rol de las empresas en la nueva economía, un encuentro patrocinado por BBVA.

 

La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, cree que en España sí que hay competencia en muchos segmentos del sector, incluyendo a entidades de menor y mayor tamaño:

"Esa provisión de servicios financieros se está produciendo de una manera muy competitiva a pesar del proceso de consolidación. La Competencia es un elemento que se mide a través de muchas dimensiones y habrá que analizar cada caso en el momento adecuado", aclarando que no compete a su institución pronunciarse ni sobre la competencia, ni sobre las consecuencias de la opa. 

La responsable de la CNMC ha dejado claro que todavía no tienen información suficiente para hacer declaraciones sobre cómo la opa de BBVA sobre Sabadell podría afectar al sector. Y ha insinuado que probablemente no se tengan noticias de la CNMC en esta materia hasta dentro de 6 u 8 meses —que fue lo que les llevó autorizar CaixaBank—. 

Comparar la operación de 2021 con la opa abre la puerta a que el proceso de autorización por parte del responsable de la Competencia en España no tenga que superar las fases de los procesos más complejos —y entonces no entraría en escena el Gobierno—. 

El Gobierno igual no tiene la última palabra

Las autorizaciones son más controvertidas en el caso de la opa de BBVA sobre Sabadell

En la absorción de Evo Banco por Bankinter, por ejemplo, no tiene que entrar la CNMC. Y en el caso de la operación de adquisición, si el regulador de la Competencia no tiene nada que añadir, el Gobierno podría no tener ni una oportunidad para intentar frenar la operación.

"La primera fase tiene un plazo legal de un mes, aunque lo frecuente es que se mes se suspenda a medida que se lancen requerimientos de información. O bien, si llegado el mes se entiende que la complejidad de la operación requiere un análisis más a fondo donde el órgano tendría tres meses", explica la presidenta de la CNMC.

"En esa segunda fase, los interesados y terceros tienen más protagonismo. El consejo, una vez completado ese análisis, puede autorizar la operación con los compromisos necesarios de primera fase o pasar a segunda fase y ver si se puede aprobar con compromisos, o compromisos y condiciones o prohibirla", añade.

En ese escenario, según Fernández, el Gobierno puede "imponer nuevas condiciones siempre y cuando se basen en los motivos establecidos en la ley" o impedirla

"Hasta ahora, cuando ha habido preocupaciones de competencia por concentración, en ningún caso se ha prohibido esa fusión. Lo que se han establecido son medidas para evitar que se diera esa situación. Es lo que cabe esperar, porque esos son los criterios que habitualmente tiene establecidos la CNMC y no hay ninguna razón para pensar que lo pueda cambiar ahora", contextualiza el profesor.

Con Caixa y Bankia se alcanzaron compromisos en la primera fase para asegurarse de que no se excluiría a los clientes de las zonas en las que una de las dos entidades era el único banco. También se podría buscar un tercer actor que se quede con la cartera de clientes de una sucursal, por ejemplo. O conservar la marca en determinadas regiones —algo que ya contempla BBVA—.

"En la práctica tenemos un mercado que se ha concentrado mucho y muy rápidamente, en el que aún no ha transcurrido suficiente tiempo desde las últimas operaciones para valorar el impacto sobre los usuarios", advierte el abogado Jesús P. López Pelaz, director del Bufete Abogado Amigo

"En este contexto, la reducción de una entidad, por absorción desde la matriz, dificulta la argumentación que tenga que plantear la CNMC para justificar que la unión de BBVA y Sabadell no restringe la competencia en el territorio. Parece razonable, con la información que contamos los operadores desde fuera de la operación, que en caso de ser aprobada, lo haga con condiciones", añade el experto.

La principal diferencia de la opa de BBVA sobre Sabadell y la fusión de Caixa y Bankia es que, en este último caso, las dos entidades estaban interesadas en que se produjese la operación. Ahora, el Consejo de Sabadell está en contra de la opa de BBVA. Y esto podría dificultar la tarea de recopilar toda la información necesaria por parte de Competencia.

"En cualquier caso, en un sector con unas barreras de entrada tan grandes como el bancario, la expulsión de operadores puede resultar irremplazable a medio plazo. Por lo que debe ser valorada en justos términos, prescindiendo de intereses políticos inmediatos y respondiendo a una planificación a largo plazo del sistema bancario español", puntualiza López Pelaz.

Según la presidenta de la CNMC, a pesar de las declaraciones que ha hecho públicamente el Gobierno, al regulador no le consta que haya presión política. Y, como se ha mencionado con anterioridad, el Ejecutivo sólo podrá imponer condiciones en la tercera fase del proceso de autorización —si es que se llega— y siempre y cuando estén recogidas por la ley.

Por ejemplo, respecto a la protección de los consumidores, objetivos de la regulación sectorial, innovación... 

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), por su parte, podrá hacer sugerencias a BBVA para que cumpla con la ley de opas (en el caso de que no lo esté haciendo), pero no impedir la operación. Mientras que el Banco Central Europeo y el Banco de España analizan si hay objeciones en torno a la prudencia, la liquidez, la solvencia y el plan de negocio de la entidad resultante.

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