12 gráficos que no has visto en décadas: la economía, de récord en récord

ilustración deuda barco naufragio

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Últimamente son muchos los indicadores económicos que baten récords históricos o, como poco, alcanzan niveles máximos (o mínimos) no vistos en décadas. No es el apocalipsis. Es lo que ocurre cuando un ciclo económico toca a su fin.

La creación de empleo bate récords en España y el paro mínimos desde 2008. La inflación está en niveles no vistos desde los años 80, en parte por el precio del gas y de los combustibles, disparados a máximos históricos. Las subidas de tipos de interés, también históricas, para frenar la escalada de precios, han llevado al euro a mínimos en décadas...

La lista es larga, y cada vez se suman más indicadores. En Business Insider España hemos seleccionado para analizar 9 indicadores que baten récords históricos o en décadas. La pregunta ahora es si hemos tocado techo (o suelo) o cuánto tiempo más seguiremos asistiendo a este fenómeno.

La mayor subida de precios desde 1984

Parecía que la inflación había tocado techo en marzo, cuando los precios subieron la friolera de un 9,8%, empujados por el encarecimiento de la energía. No se veía algo igual desde mayo de 1985, en plena crisis del petróleo. 

Pero los precios siguieron subiendo mes a mes, y en julio, la inflación sorprendió disparándose un 10,8%, el nivel más alto registrado desde septiembre de 1984, apretando todavía más la tuerca de los máximos. Ahora son los alimentos los que empujan el precio de la cesta de la compra: en agosto se encarecieron un 13,8%, su mayor nivel desde 1993.

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Por lo pronto, no parece que la escalada vaya a romper muchos más máximos de los 80. En agosto, los precios subieron un 10,5%, 3 décimas menos que en julio, y es probable que siga frenándose durante los próximos meses, aunque sólo sea por el llamado efecto escalón.

Los combustibles y el gas, en máximos

Si la inflación ha llegado a cotas no vistas desde la crisis del petróleo de los años 80 es, precisamente, por el precio de los combustibles

Los primeros en prenderle fuego a la economía fueron el petróleo y el gas en 2021, cuando la demanda salió en torrente tras el fin de las restricciones, presionando los precios de los combustibles. En el caso del gas, por ejemplo, llevó la factura de la luz a máximos históricos. 

Pero la guerra en Ucrania tensó todavía más la cuerda de precios. En los meses de verano, la gasolina llegó a ser más cara que nunca. Además, las restricciones de oferta y los cortes de suministro de gas por parte de Rusia han llevado el gas también a batir récords.

En las últimas semanas, materias primas como la gasolina o los cereales han empezado a abaratarse. Ahora, por ejemplo, el barril de Brent cotiza alrededor de un 29% por debajo de máximos. 

Pero el proceso se antoja lento; la gasolina sigue por encima de lo que cotizaba antes de la guerra. Además, el precio del gas sigue sin dar tregua en Europa, alcanzando máximos y anticipando un invierno en llamas

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Grandes pérdidas en bolsa por la fuga de inversores

Precisamente el giro en la política monetaria de los bancos centrales para embridar una inflación galopante ha hecho temblar a los mercados. El pánico ya cundió en las bolsas cuando la Reserva Federal de EEUU (Fed) anunció que no se andaría con remilgos a la hora de subir tipos, aunque ello implicara que la economía estadounidense entrara en recesión.

Dicho y hecho. La Fed pisó el acelerador de las subidas de tipos a niveles históricos, y EEUU entró en recesión técnica en el segundo trimestre. En tiempos de subidas de tipos, la renta variable deja de ser un activo atractivo, pero si a eso le sumas el miedo a una recesión, la estampida bursátil está asegurada.

Desde que comenzó 2022, la bolsa estadounidense acumula una caída de casi el 27%, con empresas como Amazon o Netflix sufriendo un desplome de más del 50% en el último año, Y de más de un 25%, en el caso de Apple

Pero el Banco Central Europeo (BCE), no le va a la zaga: en julio aprobó una subida histórica de tipos, que además sorprendió por ser el doble de lo esperado, y en septiembre volvió a la carga con otra alza histórica, y la salida de dinero de los activos de riesgo, también en las bolsas europeas, no se ha hecho esperar. En el último año, el Ibex 35 acumula una pérdida del 10%, y en el caso del DAX alemán supera el 20% de caída.

La mayor caída del euro en 20 años

Pero las bolsas no son los únicos índices que caen a plomo. La fuga de capitales de activos de riesgo ha ido a parar al dólar en detrimento de las divisas europeas. 

Ante el temor de que la Fed subiera tipos de nuevo a un ritmo todavía mayor, los inversores han optado por refugiarse en el dólar, activo refugio por excelencia, en parte porque es utilizado para la compra de materias primas estratégicas, como los barriles de petróleo

Esa preferencia por el dólar ha desestabilizado las monedas europeas, donde, además, el BCE está aplicando subidas de tipos con mayor lentitud. 

El resultado es que el dólar es más caro, mientras que el euro alcanza mínimos no vistos en 20 años, y la libra se desploma a su mayor nivel desde 1985. Para frenar la sangría del euro, hace falta conseguir que se aprecie su valor, y eso se consigue subiendo tipos; el espaldarazo definitivo para el acelerón anunciado por el BCE.

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El euríbor toca récord en una década

Pero si el BCE sube tipos, el euríbor se dispara y, con él, el precio de las hipotecas. 

El euríbor es el índice que mide la media de los tipos de interés de las entidades financieras europeas. En otras palabras: el termómetro que determina si los préstamos se encarecen o son más baratos. 

Desde el anuncio del BCE, el euríbor está subiendo como la espuma. Cerró agosto por encima del 1,7% y con una tasa media del 1,2%. Esto significará el mayor encarecimiento de las hipotecas en tasa anual desde el año 2000, alcanzando su cota más alta desde 2012, hace una década.

España crea más empleo que nunca

El mercado laboral rompió en abril por primera vez en la historia la barrera de los 20 millones de afiliados a la Seguridad Social. 

"Hemos roto por primera vez la barrera de los 20 millones de afiliados", dijo entonces el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. 

El mercado laboral español continúa creando empleo, y lo hace a un ritmo superior al de antes de la pandemia. Todo, a pesar de las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania, los efectos de la inflación en la economía y el temor a una recesión que ya se da por descontada.

La profecía 'maldita' de los 20 millones de empleos: en España hay más personas trabajando, pero somos más pobres que antes

Entre agosto de 2021 y septiembre de 2022, España suma 750.000 trabajadores más que en 2019, antes de la pandemia, de los cuales, 400.000 empleos se han creado en 2022. "Esto constata que, en un contexto de incertidumbre, el mercado de trabajo está resistiendo de forma sorprendente", dijo esta misma semana Escrivá.

Hacía 14 años que el desempleo no tocaba cotas tan bajas

Esta intensa creación de empleo se observa en la tasa de paro, que se encuentra en mínimos desde 2008, hace 14 años. 

Ahora mismo hay 2,9 millones de personas sin empleo en España. Hace falta remontarse al tercer trimestre de 2008, justo antes de la última crisis, para encontrar un dato de paro tan bajo. Durante la crisis financiera llegó a haber más de 6 millones de desempleados en España. Hacía 14 años que el desempleo no tocaba niveles tan bajos.

La perspectiva de una campaña veraniega como las que había antes de la pandemia, sin restricciones y con el regreso de buena parte del turismo internacional, ha empujado la contratación, y el número de personas en la cola del paro empieza a reducirse a mínimos no vistos desde la época del boom inmobiliario, cuando la construcción se convirtió en el pulmón del empleo.

Gran renuncia española: las dimisiones de trabajadores baten récords históricos

Ahora mismo en España hay más trabajadores que nunca renunciando a su empleo. En la primera mitad de 2022, el número de dimisiones se ha disparado a máximos históricos. Es la misma tendencia que ha sacudido el mercado laboral de Estados Unidos, conocida como la Gran Dimisión, y que se ha traducido en 50 millones de estadounidenses dejando su empleo en 2021. 

En el primer semestre del año, el número de profesionales que abandonaron voluntariamente sus trabajos se disparó un 110%, según las estadísticas de afiliación de la Seguridad Social. Es la cifra más alta jamás vista y está lejos de las 23.859 renuncias registradas durante la primera mitad de 2007, en plena euforia económica por la burbuja inmobiliaria.

El cambio de mentalidad de los trabajadores derivado de la pandemia, que ahora priorizan más la flexibilidad, los bajos salarios y la percepción de un mercado laboral que crea más empleo que nunca explicarían este cambio de tendencia.

Se venden más viviendas que en plena burbuja inmobiliaria

En España ya se venden tantas viviendas como en 2008, cuando el mercado inmobiliario estaba a punto de estallar. Pero dentro del segmento de los pisos de segunda mano, ya se registran más operaciones de venta de vivienda que nunca. 

En 2021 se cerraron 450.485 transacciones de pisos usados, la cifra más alta de la serie histórica del INE, incluso por encima de los datos de 2007, en plena burbuja.

En 2007 se cerraron 448.918 operaciones de segunda mano. En 2021, se han vendido 1.500 pisos más que entonces. Es más, si las compraventas totales no están en niveles de burbuja no parece que sea porque no hay demanda, sino porque no hay suficiente oferta.

Si se observa la evolución de compraventas, resulta que es la obra nueva la que está frenando el número de operaciones. En 2007 se vendían 326.382 pisos nuevos. Ahora, 115.038, un 64% menos.

A primera vista, podría decirse que eso se debe a que hay menos demanda de obra nueva y que por eso se venden menos. Pero no.

En primer lugar, porque el precio de la obra nueva está subiendo a un ritmo frenético. En el tercer trimestre de 2021 la vivienda ya era un 5,6% más cara que en 2019. Una subida que se explica por el boom de precios de la obra nueva, que se disparó casi el doble, un 10%.

Pero desde principios de este año, los tipos han empezado a repuntar, y lo que está ocurriendo en el mercado es justo lo contrario a lo que venía pasando: encarecimiento del crédito, freno en la demanda, riesgo de caída de precios.

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