5 motivos por los que he cambiado de banco varias veces (que pueden afectar a tus finanzas)

Kamila Barca, editora de Finanzas Personales de Business Insider España.
Kamila Barca, editora de Finanzas Personales de Business Insider España.

Kamila Barca

  • Yo también tenía miedo a cambiar de entidad financiera la primera vez, pero lo haría todas las veces que haga falta por lo mucho que merece la pena.
  • Estos son los cinco motivos por los que he cambiado de banco, que pueden estar afectando también a tu planificación financiera.

Cambiar de banco es una auténtica odisea. Y no tengo ninguna intención de venderte que es un mero trámite que puedes resolver en cuestión de minutos. Muchísimo menos si tienes recibos domiciliados, nómina o ingresos recurrentes, suscripciones y hasta la Declaración de la Renta...

Pero sí te voy a insistir en una única cosa: merece (y mucho) la pena

Cuando de gestionar tu dinero se trata, importa dónde y cómo lo administras. Si tus ahorros están en una cuenta corriente o guardado debajo del colchón, estás perdiendo dinero. También estás asumiendo más gastos de los que deberías si pagas comisiones a tu banco, tienes intereses abusivos en una tarjeta de crédito e incluso si aún conservas una hipoteca a tipo variable de hace una década.

Unos de estos problemas son más fáciles de resolver que otros. Sin embargo, de base, todos tienen un denominador común: la entidad financiera que custodia tu patrimonio

Estos son los cinco motivos por los que cambiaría de banco todas las veces que fuese necesario:

Emisión de nuevas tarjetas

La primera vez que me plantee cambiar de banco fue por una simple tarjeta de débito. La entidad en cuestión quería cobrarme por tener una tarjeta de este tipo —con las que pagas y, automáticamente, se descuenta del saldo de tu cuenta—. En su lugar, me ofrecía una tarjeta de crédito a dos días, una tradicional o una revolving

Ahí me di cuenta de que mi banco quería ejercer más poder sobre mi dinero del que debería tener: pretendía decidir cómo tenía que gastarlo

En ese momento, una tarjeta de crédito a dos días no afectaba a mis finanzas en el día a día, pero mi registro de gastos ya no sería tan preciso. Otra persona que tuviese problemas para llegar a fin de mes, podría acabar endeudado y pagando intereses altísimos por cargos que acumule mes a mes.

Remuneración del dinero depositado en cuentas

La subida de los tipos de interés fue otro de los motivos por el que me llevé mis ahorros de mi cuenta corriente principal a una nueva entidad financiera.

Cansada de que mi banco no me diera nada por mi dinero, y aprovechando que los neobancos entraban con fuerza en la guerra por los depósitos, pasé todos mis ahorros a una cuenta remunerada. En ese momento, ningún banco tradicional remuneraba el ahorro de sus clientes...

Ese dinero constituía mi fondo de emergencia. Es decir, no lo podía invertir en productos con fecha de vencimiento, como los depósitos, ni podía invertirlo asumiendo cierto riesgo. Pasarlo a una cuenta remunerada era el mejor movimiento: perdía menos valor por la inflación y podía empezar a apreciar (aunque muy poco a poco) el poder del interés compuesto.   

Ofertas de domiciliación de nómina

Cuando ya había organizado mi ahorro y mis opciones para ganar un dinero extra eran cada vez más limitadas, me dediqué a estudiar las mejores cuentas nómina que había en ese momento. Y resulta que, lo importante no era la cuenta nómina en sí, sino el dinero que regalaban algunos bancos por domiciliar tus ingresos —y que superaba, con creces, los intereses de una cuenta remunerada—.

Hay entidades que llegaron a dar hasta 800 euros por el traspaso de una nómina o pensión —aunque Hacienda te retiene un 19% de lo que percibas por este concepto—. Yo elegí una oferta más modesta, 200 euros, porque en ese momento buscaba también un banco que me diese seguridad a largo plazo. 

Comisiones, comisiones y más comisiones

Comisiones de mantenimiento, comisiones por tarjeta, comisiones por no domiciliar recibos, comisiones por no tener ingresos recurrentes, ¡hasta comisiones que no te pueden cobrar!

Ninguno de mis bancos me ha cobrado nunca una comisión. Vamos, que no me he cambiado de entidad porque estuviese pagando por tener ahí mi dinero guardado. Pero, sin duda, es uno de los principales motivos por los que cambiaría de banco sin pestañear. 

Planificación financiera (la principal razón por la que te convendría tener más de una cuenta bancaria)

Aunque la primera vez que me cambié de banco fue por una tarjeta de débito, la principal razón por la que mi cuenta corriente dejó de ser el centro de mis finanzas fue por la planificación financiera. 

Tener el dinero para mis gastos fijos y variables y mi ahorro en la misma cuenta hacía que muchas veces me saltase mi presupuesto y gastase más de la cuenta. Para poner un límite claro, me cree una cuenta de ahorro (que era la cuenta remunerada) y otra para los gastos de ocio. 

Así, cuando percibía mis ingresos, automáticamente se transfería la cantidad que quería ahorrar cada mes y el dinero que me podía gastar en caprichos a las respectivas cuentas. Y, por ende, sólo podía gastar lo que tenía ahí disponible o aumentar el ahorro en función de lo que no había gastado el mes anterior. 

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