Las ventas de coches eléctricos no aumentan a pesar de tener los precios más bajos de su historia

Coche eléctrico

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  • Los fabricantes han lanzado cientos de descuentos en sus coches eléctricos para tratar de seducir a los usuarios que se muestran reacios a dejar los motores de combustión.
  • Sin embargo, ni estas ayudas han conseguido impulsar las ventas de los coches eléctricos.

Las ventas de coches eléctricos siguen sin despegar y las excusas se acaban. Uno de los mayores inconvenientes que tenía esta tecnología era su alto precio, algo que ahora ya no se vive. Sin embargo, las compras siguen sin aumentar.

Según publica The Wall Street Journal, muchos modelos eléctricos nunca han sido tan baratos, ya que los fabricantes están ofreciendo muchas ofertas e incentivos de compra para convencer a los consumidores que todavía se muestran reacios a abandonar los motores de combustión.

Cuatro de los cinco modelos de coches que más bajaron de precio de catálogo en el primer semestre de este año fueron eléctricos, entre ellos el Chevrolet Blazer y el SUV Volkswagen ID.4, según la web de compras CarGurus. 

Según un informe de julio de J.D. Power, los compradores pagaron de media unos 1.500 dólares más por los vehículos eléctricos que no son de lujo que por los de combustión interna. De media, hace un año los coches eléctricos costaban 8.400 dólares.

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En algunos casos, los modelos eléctricos que antes costaban mucho más son ahora más baratos que sus equivalentes con motor de combustión. Según datos de J.D. Power, el F-150 Lightning de Ford Motor, la pieza central de la estrategia de coches eléctricos de la empresa cuando se presentó en 2022, se vende por unos 5.000 dólares menos que sus alternativas con motor de gasolina.   

Sin embargo, estas ofertas son contraproducentes para los fabricantes, ya que hacen que su rentabilidad caiga. De hecho, un claro ejemplo de esto es Tesla, que lleva dos trimestres seguidos de caída, algo que no era normal en la marca hasta que lanzó sus agresivos descuentos

Los competidores siguieron su ejemplo, dando lugar a una guerra de precios de los vehículos eléctricos que se ha recrudecido este año. Los concesionarios y los fabricantes también están ofreciendo ofertas de financiación y descuentos para atraer a los consumidores, que en algunos casos también pueden pagar menos con ayudas públicas.

Jim Walen, propietario de los concesionarios Hyundai, Jeep y Chrysler-Dodge-Ram de la zona de Seattle, afirma que los coches eléctricos más caros no son tan populares como antes, ya que los primeros entusiastas de este tipo de vehículos han dado paso a consumidores más sensibles al precio. Los compradores se decantan ahora por los eléctricos menos caros. 

«Se guían por la relación calidad-precio», afirma. «Con los incentivos del Gobierno, es un rompecabezas».

Los fabricantes de automóviles han estado lanzando muchos nuevos modelos eléctricos, presionados por el endurecimiento de las normativas sobre consumo de combustible y la competencia de Tesla y otros recién llegados. Pero la demanda ha sido menor de lo esperado, lo que ha provocado la necesidad de grandes descuentos.

 

«El panorama competitivo general de los vehículos eléctricos se está intensificando», afirma Stephanie Valdez Streaty, directora de análisis del sector de la empresa de investigación Cox Automotive.

Además, estas ofertas ni siquiera han impulsado las ventas de eléctricos. Las ventas de modelos totalmente eléctricos aumentaron un 6,8% durante el primer semestre del año, según datos de Motor Intelligence, lo que supone una fuerte desaceleración respecto al crecimiento cercano al 50% registrado en 2023. 

En el último año, la menor demanda de coches y camiones a batería ha dejado a los concesionarios con demasiadas existencias, lo que ha provocado más descuentos y ofertas de leasing barato. Según Cox Automotive, a principios de junio los concesionarios tenían una media de 125 días de existencias de coches eléctricos, muy por encima de los 60 días habituales en el sector.

Aunque hayan solucionado el problema del precio, otros como la ansiedad por la autonomía o la falta de carga pública siguen vigentes, por lo que los consumidores siguen siendo contrarios a dar el salto.

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