Los profesores particulares de élite ganan hasta 160.000 euros y viajan por el mundo, pero muchas veces "pactan con el diablo"

Imágenes de stock de un niño con una tablet y un puerto lleno de barcos y veleros.
Imágenes de stock de un niño con una tablet y un puerto lleno de barcos y veleros. Rebecca Nelson/Getty Images and John Harper/Getty Images

Cameron Manley,

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  • El sector de las clases particulares está valorado en 62.000 millones de dólares a nivel mundial, y los tutores privados de familias muy ricas se llevan un buen pedazo de ese dinero. 
  • Para muchas familias adineradas, la tutoría es un "símbolo de estatus", pero la falta de regulación puede conllevar extraños problemas.

Una familia rica quiere contratar a un tutor privado para sus dos hijos pequeños. La posición incluye un salario anual mínimo de 180.000 dólares (unos 160.000 euros), nueve semanas de vacaciones anuales, y gastos de alojamiento y viaje. Sin embargo, la oferta de trabajo lleva aparejada una exigente lista de responsabilidades. 

El candidato exitoso debe tener dotes artísticas, dar clases de canto y tocar el piano. El También debe hablar italiano, tener buen nivel de francés y alemán, saber esquiar, jugar al fútbol, practicar judo y montar a caballo, y demostrar un gran interés en los deportes de motor.

El rol incluye numerosos viajes por Europa, Oriente Medio y Estados Unidos junto a guardaespaldas y asistentes ejecutivos. La agencia de tutoría con sede en el Reino Unido, Tutors International, que busca para este lucrativo puesto de tutoría, ha sido calificada como el "Dom Pérignon" de la industria.

Adam Caller fundó la empresa en 1999, pero hasta 2003 no firmó su primer gran contrato. "En 2001, pensábamos que cobrar 28.000 libras (33.000 euros) al año a un cliente era mucho dinero", explica Caller a Business Insider. "En 2003, un cliente me ofreció personalmente un trabajo por 300.000 libras (350.000 euros)".

"No me di cuenta de lo valioso que era nuestro servicio para familias hasta que me lo dijeron ellos mismos". Caller cuenta que sus clientes son familias con "un patrimonio neto muy alto". Asegura que el 90% de los clientes potenciales dicen que "el dinero no es un problema" al seleccionar un tutor.

"Son muy exigentes", asegura Caller. "Necesitan saber que les escucho y que cumpliré mis promesas". Jerome Barty-Taylor, propietario de otro negocio de tutoría privada con sede en Hong Kong, explicó previamente a BI que te exigen que estés disponible cuando y donde tus clientes quieran que estés". 

"Cuando empecé a trabajar en Hong Kong, un padre quiso quedar conmigo en la sala VIP de un aeropuerto para hablar de su hijo mientras tomábamos champán porque ambos teníamos vuelos esa tarde. Para él, era el uso más eficiente del tiempo".

Jerome Barty-Taylor, de 35 años, es el propietario de una empresa de tutorías privadas en Hong Kong.
Jerome Barty-Taylor, de 35 años, es el propietario de una empresa de tutorías privadas en Hong Kong.

Jerome Barty-Taylor

La tutoría se ha convertido en un "símbolo de estatus"

Las estimaciones actuales cifran el mercado mundial de las tutorías privadas en unos 57.000 millones de euros. Se espera que para 2032 la cifra ascienda a 120.000 millones de euros.

No es de extrañar que cientos de agencias busquen una parte del pastel, desde sitios de uso cotidiano como MyTutor o SuperProf hasta agencias privadas de élite que a menudo contratan exclusivamente  a antiguos alumnos de colegios privados y graduados de las universidades de Oxford y Cambridge o de la Ivy League en Estados Unidos.

Un instructor que ha trabajado para una agencia internacional de tutoría de élite en varios lugares de Europa cuenta a Business Insider que conoció la agencia durante su estancia en Oxford, donde, junto con Cambridge, la empresa realiza la mayor parte de sus contrataciones.

Niño con una tablet y el Puerto de Mónaco.

"Me sorprendió que pudieran cobrar tanto por las clases", explica, agregando que una hora de tutoría le costaría al cliente más de 130 euros. "Lo que más me sorprendió fue que yo no tuviera formación ni experiencia y, sin embargo, por haber estado en Oxford y hablar con buen acento inglés, los clientes estuvieran dispuestos a desembolsar esa cantidad de dinero", confiesa.

Un tutor que trabaja con algunas de las familias más ricas de Dubai cuenta a BI que, a veces, los padres inician una guerra de pujas entre ellos para asegurarse el servicio de un tutor en particular. "Si sabían que estaría en la casa de un cliente en un momento en que ellos querían, ofrecían pagar el doble, triple, o incluso más para convencerme de que fuera a ellos en su lugar", cuenta.

Dubái es hogar de algunas de las familias más ricas del mundo.
Dubái es hogar de algunas de las familias más ricas del mundo.Lu ShaoJi/Getty Images

Para las élites, las clases particulares se han convertido en un "símbolo de estatus", resume Mark Bray, profesor de la Cátedra UNESCO en Educación Comparada en la Universidad de Hong Kong. "También hay un efecto de manada", explica Bray. "Cuando todos los demás parecen estar invirtiendo en las tutorías privadas, parece prudente seguir a la multitud, al menos como una póliza de seguro". 

"Las escuelas pueden suponer que los niños están recibiendo clases particulares. En este caso, los padres necesitan invertir en ella para evitar quedarse atrás", dice Bray. Las élites no sólo esperan que los tutores enseñen a sus hijos. También esperan que un tutor les transmita valores.

"Para los ultrarricos, la educación no sólo cuestión de libros. Se trata de mantener valores", argumenta Barty-Taylor, el tutor con sede en Hong Kong. "Así sus hijos no serán presa de la maldición de “una generación que lo consigue y otra que se lo gasta todo”". 

Caller explica que es "inflexible" a la hora de seleccionar tutores para sus exigentes clientes, y la competencia por los roles exclusivos es intensa. Para el puesto que Caller  anuncia actualmente, ha recibido más de 200 solicitudes. Dice que probablemente entrevistará a tres o cuatro y propondrá dos al cliente.

Con las muchas ventajas que conllevan estos puestos de tutor, no es de extrañar.

"¡Las oportunidades de viajar son fantásticas! Se puede disfrutar de una vida de lujo a la que de otro modo no se tendría acceso. Además, al tener el alojamiento pagado, pude ahorrar mucho más que mis compañeros de Londres", explica a Business Insider una joven tutora que pasó un año trabajando en Rusia y Mónaco. 

La joven explica que solía dar clases a niños en enormes mansiones de lujo, que los conductores privados la llevaban en coches totalmente tintados y que las niñeras de la familia la atosigaban ofreciéndole bebidas y comida sin parar.

"Estos niños tenían masajistas personales y helicópteros privados. Era una locura", cuenta. El tutor residente en Dubai asegura haber recibido propinas por valor de más de 18.000 euros. 

Sin embargo, Lee Elliot Major, catedrático de Movilidad Social de la Universidad de Exeter, advierte de que estas tutorías privadas para millonarios pueden ser "el lado oscuro de la educación". 

Los graduados de las universidades de élite suelen hacer un pacto con el diablo: "servir a los ricos para pagar sus propias deudas", dice. "Las clases particulares se han hecho necesarias para llegar a fin de mes para los licenciados que intentan forjarse una carrera en sectores como las industrias creativas, donde es difícil ganarse la vida". 

Pero muchos licenciados, sin darse cuenta, siguen siendo tutores durante mucho más tiempo del esperado, afirma. Los destinos glamurosos, los jets privados, las guerras de ofertas entre familias y los salarios incomparables lo hacen cada vez más atractivo.

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La falta de regulación es una preocupación creciente

Tutors International ha crecido enormemente en los últimos meses. "Hemos visto un crecimiento de casi un 400-500% este año", asegura Caller. El experto cree que hay una razón clara para esto: las escuelas no están preparando a los niños para el futuro de las familias ultrarricas". 

Estos padres ultrarricos están preocupados de que "si estos niños van a crecer y hacerse cargo de la oficina familiar, entonces necesitan saber cómo dirigir una empresa, no cómo rellenar un cuadrado". 

"Si tienes los recursos, simplemente los sacas del sistema y organizas una tutoría a medida para el niño", dice Caller. Pero cualesquiera que sean las circunstancias, la pregunta sigue siendo si los tutores están calificados.

Para enseñar en colegio público en Reino Unido, por ejemplo, se necesita un título universitario seguido de un año completo de formación, un título de magisterio de tres años o dos años de formación en el puesto de trabajo con el programa Teach First.

Para ser tutor, solo necesitas un cliente

Major lo describe como el "Salvaje Oeste de la educación". "Existe muy poca regulación o interés por proteger unos estándares mínimos", explica. "Siempre aconsejo a los padres que piensen muy cuidadosamente a qué tutores pagan". 

Caller también advierte de que la falta de regulación es un problema en el sector y que algunas empresas tienden a prometer más de lo que ofrecen. Y añade que él y otros dirigentes del sector están trabajando para desarrollar la primera titulación mundial de tutoría.

La instructora que trabaja en Rusia y Mónaco relata a BI que una de sus alumnas tenía dificultades de aprendizaje, pero que "los problemas de la niña se ignoraron por completo, simplemente para garantizar que la tutoría quedaba en manos de la empresa". 

"No tenía la formación necesaria para enseñar a una persona que tenía dificultades de ese tipo," confiesa, "fue desgarrador". Al mismo tiempo, "me gustó poder estar ahí para ciertos niños de una manera que no tenían en casa", cuenta la tutora.

"Muchos de los niños a los que enseñaba anhelaban una atención adecuada. Podías ver que después de un tiempo los niños se volvían casi blandos contigo y realmente disfrutaban del tiempo juntos". 

Esta tutora también trabajó para otra agencia online que atendía a familias más típicas de clase media-baja. "Estos niños necesitaban ayuda de verdad y tenían muchas ganas de aprender", cuenta. "Aunque el sueldo era mucho menor, ver cómo se emocionaban los alumnos cuando avanzaban con un concepto o un problema hacía que el trabajo fuera mucho más gratificante y agradable". 

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Etiquetas: Educación, Trending