El plan de Biden para recuperar terreno a Trump no funciona y la presión para que se retire ya es asfixiante

Joe Biden

Susan Walsh/AP

Brent D. Griffiths,

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  • Joe Biden no ha acallado a los escépticos dentro de su partido. La actividad posterior al debate no ha sido la solución que Biden esperaba.
  • Varias informaciones publicadas en las últimas horas apunten a que los principales líderes demócratas han comunicado en privado a Biden que su candidatura está sentenciada.
Análisis Faldón

Joe Biden ha intentado desesperadamente convencer a sus compañeros demócratas de que sigue siendo su mejor baza en un frenético esfuerzo de tres semanas tras su desastroso debate.

No lo ha conseguido. Cada vez que parece que Biden cierra la puerta lo suficiente, irrumpe otro detractor y el ciclo vuelve a empezar.

El miércoles, fue el representante Adam Schiff, de California, quien se convirtió en el miembro demócrata del Congreso de más alto perfil en pedir públicamente a Biden que se haga a un lado. El día terminó con una avalancha de informaciones según las cuales los peces gordos del partido —el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el portavoz del partido en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries— se han dirigido directamente a Biden en los últimos días para hacerle una sombría valoración de las posibilidades del presidente.

Biden ha dicho en repetidas ocasiones que no va a irse a ninguna parte. Tras evitar a la prensa más que sus predecesores recientes, el actual presidente se ha sometido a dos entrevistas importantes. Desde entonces ha concedido aún más entrevistas. Tras la cumbre de la OTAN, dio una rueda de prensa de casi una hora. Además, Biden ha hecho campaña por todo Estados Unidos.

"Joe Biden es el candidato de su partido. Es el presidente de Estados Unidos. Se presenta a la reelección. Las especulaciones infundadas de fuentes anónimas no son ninguna primicia", escribió en Twitter el portavoz de la campaña de Biden, TJ Ducklo, en respuesta a una información de Axios según la cual se convencerá a Biden para que abandone. "Esta noche un delincuente convicto hablará de cómo empeorará la vida de la gente si llega al poder. Centrémonos".

Quentin Fulks, subdirector de campaña de Biden, ha asegurado a los periodistas que la campaña de Biden está centrada directamente en que él sea el nominado.

"La vicepresidencia forma parte de la candidatura Biden-Harris", señaló Fulks a los periodistas en las inmediaciones del Comité Nacional Republicano en Milwaukee. "Nuestra campaña no contempla ningún escenario en el que el presidente Biden no encabece la candidatura".

Todavía no es suficiente. Sobre todo porque, en el mejor de los casos, Biden ha salido del paso. En el peor de los casos, los acontecimientos que se suponía debían asegurar a los demócratas que es capaz de hacer una campaña seria han proporcionado más pruebas de que tiene dificultades. Como dijo a The New Yorker el senador Bernie Sanders, que sigue apoyando al presidente, a Biden a veces le cuesta hilvanar frases.

Durante la última avalancha de actividad, Biden se ha referido a su secretario de Defensa, Lloyd Austin, como "el hombre negro". Llamó a la vicepresidenta Kamala Harris "vicepresidenta Trump". Llamó "presidente Putin" al presidente ucraniano Volodímir Zelenski. A veces se corrige rápidamente, pero a menudo simplemente se va por las ramas.

No es solo que Biden haya tenido problemas. El expresidente Donald Trump ha experimentado el mejor tramo de cualquier campaña que haya organizado. Trump está registrando las mejores cifras para un candidato presidencial del Partido Republicano en más de dos décadas. Después de que sus aliados pasaran meses presentando a Biden como débil, los republicanos se han unido en torno a la desafiante respuesta de Trump a un intento de asesinato.

Puede que siempre fuera una tarea imposible. Las encuestas han demostrado durante bastante tiempo que el pueblo estadounidense piensa que el presidente más viejo de la historia de la nación es demasiado viejo para volver a presentarse. Lo hizo de todos modos. Desafortunadamente para Biden, su repetida respuesta a la gente que dudaba de su capacidad de "mírame" se hizo realidad durante el primer debate, en el que más de 51 millones de estadounidenses vieron cómo tenía serias dificultades.

Los demócratas pidieron a gritos una nueva agenda para después del debate, pero la idea de que Biden recuperaría de repente su mejor forma no es como funcionan las cosas. Al igual que el Kobayashi Maru, no hay forma de que el presidente gane.

La mejor apuesta de Biden es esperar a que pase la indignación. Por ahora, sigue jugando esa mano. Veinte congresistas demócratas le han pedido que se retire, pero eso es menos del 10% de todos los demócratas del Congreso. Lo más importante es que Biden ha mantenido al poderoso Caucus Negro del Congreso de su lado.

Pero los principales líderes demócratas no están del todo satisfechos. Según Politico, Pelosi ha dicho a Biden que está hundiendo al partido. De momento, Biden está apartado en Delaware tras dar positivo por COVID-19.

Biden es la definición de un hombre leal al partido. Ahora, debe decidir qué hacer mientras el movimiento para apartarle cobra impulso.

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Etiquetas: Donald Trump, Estados Unidos, Joe Biden