Qué significa para trabajadores y empresas que la negociación para un pacto de salarios se haya roto: "Es una noticia pésima que se traducirá en un sálvese quien pueda"

Un trabajador carga unos barriles en Ronda.

Reuters

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Las negociaciones para lograr un gran pacto de salarios han saltado por los aires. 

Hace 2 meses, el Gobierno emplazó a empresarios y sindicatos a acordar una subida salarial que aliviara los efectos de la inflación. Pero ha sido imposible encontrar una fórmula que guste a partes iguales a empresarios y sindicatos.

El equilibrio no era fácil. La subida tenía que ayudar a aliviar la pérdida de poder adquisitivo que sufren los hogares como consecuencia de una inflación descontrolada, pero sin poner en riesgo la viabilidad de las empresas, a las que también afecta la subida de costes, sobre todo, en relación con el fuerte incremento que está viviendo el precio de la energía. 

La inflación escaló un 9,8% en marzo y un 8,4% en abril, mientras que los salarios por convenio apenas lo hicieron un 2,4% hasta marzo. El Banco de España calcula que 2022 terminará con una inflación en el 7,5%, si los salarios no evolucionan al mismo ritmo, los hogares habrán perdido alrededor de 5 puntos de poder adquisitivo. 

En otras palabras: si la inflación iba a golpear sí o sí a hogares y empresas, había que repartir las cargas. 

La realidad es que todo ha quedado en papel mojado, por el momento. Ayer Comisiones Obreras emitió un comunicado donde daban por rotas las negociaciones. El sindicato refería "diferencias insalvables" relacionadas con la cláusula de revisión salarial. Básicamente, los sindicatos querían cláusula y los empresarios no.

Qué es la cláusula de revisión salarial 

La cláusula de revisión salarial viene a ser como un gatillo que se activa cuando la inflación sube por encima de la subida de sueldos pactada, lo que permite que los salarios crezcan de forma acorde al aumento de precios.

"Teniendo en cuenta el crecimiento de la inflación, la inestabilidad e incertidumbre de los precios, la cláusula de revisión salarial es fundamental, como única garantía de mantenimiento del poder de compra de los salarios", defienden desde CCOO.

El problema es que la inflación también golpea a las empresas: las materias primas suben a ritmo del 30% y la energía más de un 50%. 

Para hacer frente al coste extra de una subida salarial, las empresas terminarían repercutiendo ese aumento en el precio final, lo que encarecería todavía más la cesta de la compra. Suben los salarios, siguen subiendo los precios y sigue subiendo la inflación. Por eso, el pacto de rentas promulgado debería repartir el coste de la situación entre empresas y trabajadores. 

Por eso, la patronal de empresarios CEOE rechaza esta cláusula porque, avisa, podría hacernos caer en una espiral inflacionista.

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Los representantes de los empresarios hacían referencia así al riesgo de posibles efectos de segunda vuelta en la inflación y en el crecimiento económico.  En muchos casos, los expertos están considerando que la elevada inflación será una situación transitoria, pero que podría enquistarse en el caso de que se produzca una subida generalizada de salarios ligada al IPC. 

Sálvese quien pueda: cómo afecta a trabajadores y empresas

Sindicatos y empresarios se han levantado de la mesa de negociaciones. ¿Cómo afecta esto a los trabajadores?

Que no haya pacto de rentas no significa que los agentes sociales no puedan seguir negociando a nivel sectorial. El acuerdo estatal, explican fuentes de CCOO, es una recomendación sobre la que se parte en las mesas de negociación. 

Un pacto de rentas a nivel nacional habría servido como referencia para las empresas y fórmula de presión por parte de los sindicatos, para llegar en las diferentes negociaciones colectivas a la cifra pactada. Pero no significa que por haber pactado una subida todas las empresas tuvieran que acatarla. No es como el SMI, que las empresas están obligadas a aplicarlo.

Ahora, tocará negociar convenio a convenio. 

Sin embargo, "esta es una noticia pésima", avisa Ángel de la Fuente, doctor en Economía y director ejecutivo de Fedea. 

Después de una subida enorme de precios motivada por la escalada energética, España es más pobre que antes. Ante esta situación, explica De la Fuente, "podemos hacer 2 cosas: aceptar la pérdida e intentar repartirla de forma más o menos equitativa, o pelearnos y recurrir al 'sálvese quien pueda'".

No alcanzar un pacto de referencia es tirar por esta segunda opción, y la consecuencia principal, augura De la Fuente, "es que unos saldrán peor parados que otros y seguiremos siendo más pobres".

En primera instancia, la pérdida de poder adquisitivo derivada del aumento de costes la sufrirán los sectores más intensivos en el uso de ese bien. 

Teniendo en cuenta que la causa de las tensiones inflacionarias está en la escalada energética, el transporte será el sector más afectado: "las empresas y los autónomos del transporte serán los grandes perdedores", añade De la Fuente.

En la medida en que este sector sea capaz de trasladar la subida, el efecto se irá extendiendo y cada sector lo irá pasando a precios finales. 

"En UGT no damos por roto nada"

CEOE y CCOO se han bajado del carro de las negociaciones, pero eso no significa que no puedan retomarse más adelante. Al menos así lo ven desde UGT. 

"Nosotros no damos por roto nada. Simplemente, se paran las negociaciones y, a medida que pasen los meses, veremos si se retoman o no", aseguran fuentes del sindicato.

Tiene cierto sentido que así sea. Precisamente en abril la inflación tocó techo, y no está claro cuál va a ser la evolución en los próximos meses, a merced de cómo se desarrolle el conflicto bélico en Ucrania y la crisis de suministros. Y si ni siquiera está claro si la inflación continuará mucho tiempo desbocada o se encarrilará, es difícil acordar cuánto deberían subir los salarios.

En todo caso, empresarios y sindicatos se reúnen periódicamente para pactar este acuerdo estatal para el empleo y la negociación colectiva. Según explican desde CEOE, el último encuentro estaba previsto para 2020, pero quedó paralizado con la pandemia, y no se ha retomado hasta ahora. El objetivo era pactar una fórmula de referencia para los próximos 3 años.

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