La razón por la que no deberías comer alimentos grasos los días antes de una operación

Comida grasa

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  • Un nuevo estudio realizado en animales apunta a que el consumo de alimentos grasos los días previos a una operación podría empeorar los procesos inflamatorios relacionados con el deterioro de la función cerebral.
  • Las ratas alimentadas con grasas tres días antes de la cirugía mostraron signos persistentes de déficit de memoria que duraron hasta dos semanas, y una inflamación cerebral que se prolongó durante tres.

Muchas personas se despiertan aturdidas y con somnolencia o confusión debido al efecto de la anestesia tras una operación. De hecho, y tal y como recoge la revista médica Medwave, hay básicamente tres desórdenes posanestesia: delirio, disfunción cognitiva postoperatoria y demencia. El delirio se presenta en 10% a 15% de los pacientes sometidos a anestesia general.

Aunque el aturdimiento suele desaparecer, algunas personas también experimentan un brusco deterioro de la función cerebral tras la operación, que puede durar semanas o meses. Ahora, un estudio realizado en animales y publicado en Brain, Behavior, and Immunity, sugiere que comer alimentos grasos los días previos a una intervención aumenta ciertos riesgos para la salud.

Según se hace eco Science Alert, estos alimentos altos en grasas empeoran los procesos inflamatorios relacionados con ese deterioro cognitivo posoperatorio, prolongando las dificultades de memoria que, en humanos, pueden conducir a un mayor riesgo de demencia.

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Estudios previos apuntan a que los alimentos grasos, azucarados y ultraprocesados por sí solos son desencadenantes de la inflamación y pueden acelerar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento. Más investigaciones en animales confirman que el consumo ocasional de grasas y azúcares tiene efectos perjudiciales sobre el funcionamiento del cerebro.

¿Qué concluye el nuevo estudio? Lo que han averiguado estos científicos de la Universidad Estatal de Ohio es que las ratas alimentadas con alimentos grasos durante solamente tres días antes de la cirugía mostraron signos persistentes de déficit de memoria que duraron hasta dos semanas.

El fenómeno estuvo acompañado de un persistente aumento de la inflamación cerebral, que se alargó durante tres semanas.

"La dieta alta en grasas por sí sola puede aumentar un poco la inflamación del cerebro, pero la intervención quirúrgica hace lo mismo y, cuando se combinan en un corto periodo de tiempo, se obtiene una respuesta sinérgica que puede desencadenar un problema de memoria a largo plazo", explica la neurocientífica del comportamiento Ruth Barrientos, una de las principales autoras.

Los efectos no guardaban relación con la anestesia

Ratas jóvenes y viejas fueron separadas en dos grupos: el de control y el sometido a estudio, siendo alimentadas respectivamente con una dieta estándar o una dieta rica en grasas poco saludables durante tres días a un procedimiento similar a una cirugía abdominal exploratoria. Los grupos de control fueron anestesiados, pero no operados. 

Los problemas de memoria observados tanto en las ratas jóvenes como en las mayores alimentadas con dietas ricas en grasas persistieron al menos dos semanas después, un efecto más duradero que el observado por los investigadores en roedores antes y después de tres días de ingerir alimentos poco saludables. 

Una de las principales conclusiones es que los efectos no guardaban relación con la sedación, ya que otros animales con alta ingesta en grasas —pero sin anestesia ni cirugía— mostraron déficits de memoria similares por el mero hecho de comer alimentos insanos.

Hacen falta más estudios

El siguiente paso es averiguar cuánto duran estos efectos cognitivos y cómo los analgésicos opiáceos postoperatorios, como la morfina, prolongan estos efectos.

Un descubrimiento clave es que la suplementación durante un mes con ácidos grasos omega-3 DHA atenuaba la respuesta inflamatoria postoperatoria y evitaba los problemas de memoria, tanto en los roedores jóvenes como en aquellos de más edad.

 

"Podría ser un pretratamiento potencial, especialmente si la gente sabe que va a someterse a una cirugía y su dieta no es saludable", señala Ruth Barrientos en el comunicado..

El estudio tiene varios sesgos, como el hecho de que esté realizado en animales —y solamente ratas macho—. Hay que evaluar cómo afectan los alimentos grasos de forma concreta a humanos —especialmente a pacientes quirúrgicos obesos— y tener en cuenta las diferencias de género, ya que hay evidencia de que los hombres y las mujeres responden de forma distinta a los anestésicos.

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