Hice un vuelo de 10 horas en turista y este objeto hizo que el viaje fuera mucho más cómodo

Quiero confesarte algo: no siempre soy la persona más correcta en un vuelo.

No, no me peleo con las azafatas ni como ensalada de atún en pleno vuelo, pero busco constantemente la postura más cómoda para descansar. Y, a veces, eso significa presionar las rodillas contra el asiento de enfrente.

En un vuelo reciente de 10 horas, quería evitar sentirme incómoda y molestar a otro pasajero.

La solución que encontré fue una hamaca para los pies de 9 dólares (8,25 euros).

Al principio dudé en comprar la hamaca

Llevaba años buscando una hamaca para los pies. El Wall Street Journal la consideraba la "salvadora de los pasajeros de clase turista", y Travel and Leisure informaba de que a los auxiliares de vuelo les encanta este accesorio.

Pero algunas cosas me impidieron pulsar "añadir al carrito" en Amazon.

Principalmente, me gusta llevar la maleta lo más ligera posible. Me niego a facturar una maleta, lo que significa que cada pedacito de espacio en mi equipaje de mano es valioso. No estaba segura de si merecería la pena sacrificar espacio por un artículo que utilizaría solo durante una pequeña parte del viaje.

También he leído que las hamacas para pies están pensadas para viajeros de baja estatura. Como ya informó Business Insider, las personas de baja estatura pueden sufrir presión en las piernas y la zona lumbar si sus pies no tocan el suelo. Una hamaca les evita ese dolor. Yo, que mido 1,72 metros, no me enfrento a ese problema.

Mi preocupación era que no me dejaran usar la hamaca. Algunas aerolíneas, como Air New Zealand, prohíben los objetos que cuelgan del asiento del avión. Como las hamacas para pies cuelgan de la bandeja, técnicamente no están permitidas.

Pero después de reservar un vuelo de 10 horas en clase turista, me decidí a probar algo nuevo para ponerme cómoda en el avión. Como las hamacas para pies son asequibles (yo compré la mía por menos de 10 dólares), decidí probarla.

La llevaré en todos mis futuros vuelos de larga distancia

Unos días antes de mi vuelo, compré el reposapiés Zoklu en Amazon por 9 dólares. Unos días después, llegó en un pequeño paquete.

Me di cuenta de que mi primera preocupación —ocupar un valioso espacio en el equipaje de mano— ya no era un problema. La hamaca era más pequeña que un libro de bolsillo, y cabía perfectamente en mi mochila.

Mientras esperaba para embarcar, busqué si mi compañía aérea, Lufthansa, prohibía las hamacas para pies. No vi ninguna norma en contra, así que monté el artilugio una vez instalada en mi asiento.

La instalación fue fácil. La hamaca para pies se sujeta a una correa ajustable que se enrolla alrededor de la mesa. Una vez hecho esto, puedes cerrarla, sentarte y relajarte.

La hamaca me permitió estar en mi posición preferida en el avión con las rodillas levantadas. El pasajero delante de mí no me dijo que notara la hamaca, lo que tenía sentido ya que mi peso empujaba hacia el suelo en vez de hacia su espalda.

Con una mochila metida debajo de mi asiento, no encontré la hamaca útil para estirar las piernas rectas, que es como muchas de las descripciones online de Amazon describen su uso. Esto no me molestó ya que mi altura me permite tener los pies en el suelo de todos modos.

Pero tener otra posición cómoda para descansar (que no molestara a nadie más) bien valía los 9 dólares y el espacio en mi mochila.

En todos los vuelos futuros que lo permitan, me encontrarás acurrucada en mi asiento con una hamaca para pies a cuestas.

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