He viajado en el avión privado más nuevo del mundo, un Gulfstream G700 de 81 millones para los clientes ricos de Qatar Airways

El G650ER de Gulfstream es popular entre multimillonarios como Elon Musk, Jeff Bezos y Bill Gates.

Pero el esperado G700 supone un paso más allá, capaz de ir más rápido y más lejos que su predecesor. La certificación del nuevo avión se había retrasado –estaba previsto que fuese el pasado diciembre–, principalmente porque la Administración Federal de Aviación cambió sus procesos internos.

Aunque el G700 ya se había exhibido en el Salón Aeronáutico de París, yo fui uno de los primeros en ver uno después de la certificación, cuando se presentó en una conferencia de aviación de negocios en Suiza.

Con una cabina más larga y tecnología mejorada, no es de extrañar que alguien tan rico como Elon Musk haya hecho un pedido del G700, según informa la web de noticias de Texas Austonia.

En mayo volé a Ginebra para asistir a EBACE, la mayor conferencia europea sobre aviación de negocios.

Seis días antes, los dos primeros Gulfstream G700 fueron recibidos oficialmente por Qatar Executive, la filial de jets privados de Qatar Airways.

El G700 recibió finalmente la certificación de la Administración Federal de Aviación en marzo, lo que lo convierte en el avión privado más nuevo del mundo.

No cabe duda de que la aerolínea estaba orgullosa de mostrar su nuevo avión. Era el único expuesto en el EBACE que no estaba vallado, y cualquiera podía hacer cola para subir a bordo durante unos minutos.

Sin embargo, a diferencia de años anteriores, la propia Gulfstream no exponía en EBACE.

Bajo la ventanilla de la cabina se encuentra el sistema de visión de vuelo mejorado, una cámara que ayuda a los pilotos a aterrizar en condiciones de baja visibilidad.

Propulsado por motores Pearl 700 de Rolls Royce, puede alcanzar velocidades de Mach 0,925 (1.142 km/h) con una autonomía de 13.900 kilómetros, una de las mayores del sector.

Esto proporciona al G700 una mayor velocidad y una mayor distancia que su predecesor.

Al subir a bordo, lo primero que se ve es la cocina, con horno, microondas y mucho espacio en el mostrador.

Enfrente había un asiento para la tripulación de cabina, con una puerta corredera para mayor intimidad.

Los toques de Qatar en el interior enteramente personalizable eran evidentes, especialmente en la elaborada moqueta. La cabina es espaciosa y mide 1,95 metros.

La cabina del G700 puede presurizarse hasta 888 metros, la altitud más baja de cualquier avión de negocios, lo que alivia los efectos de la fatiga y el jet lag.

Más allá de la zona de asientos delantera había un espacio de entretenimiento con un sofá y un televisor que se despliega desde el lateral.

Hay otra pantalla en la parte trasera de la cabina, donde pueden sentarse cuatro personas alrededor de una mesa.

Este G700 tiene capacidad para 13 personas. Además, el sofá y las sillas pueden convertirse en camas, lo que da espacio para que duerman a bordo ocho personas.

Qatar Executive describe la cabina como "silenciosa como un susurro". A ello contribuye el diseño a ras de la salida de emergencia del ala superior.

El aire de la cabina se sustituye cada dos o tres minutos, y Qatar Executive afirma que el sistema de ionización proporciona "la mayor calidad de aire posible hoy en día en un avión de negocios".

Me senté en uno de los asientos de cuero, que tienen reposacabezas ajustables y un reposapiernas desplegable. Por supuesto, era increíblemente cómodo y muy distinto de mi vuelo con easyJet de esa mañana.

Desde el asiento, pude experimentar las características "ventanas panorámicas" de Gulfstream. Es difícil resumir lo amplia que resulta la vista gracias a su forma circular, en comparación con la ventanilla habitual de un avión.

Las luces y las ventanillas pueden controlarse mediante botones situados junto a cada asiento.

Y hay puertos de carga colocados en la pared orientados al pasajero para mayor comodidad.

La principal característica de confort es el dormitorio en el espacio habitable de popa.

Tenía mucho espacio para guardar cosas a los lados y otro televisor a los pies de la cama.

No creo que haya muchas vistas matutinas mucho más chulas que darse la vuelta para ver el cielo por la enorme ventanilla.

Detrás de las almohadas hay más espacio para guardar cosas, una lámpara y un soporte para bebidas.

La distribución del baño me pareció un poco extraña con el espejo perpendicular al lavabo.

Pero eso permite tener un espejo más grande y espacio para una puerta que facilite el acceso a dicha cabina en vuelo.

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