He viajado a 90 países, pero solo he encontrado un lugar en el que quiero vivir

A los 25 años, tras vivir entre California y Nueva York, dejé Estados Unidos sin arrepentirme de nada y sin planes de volver. Viajé por todo el mundo, viví en ciudades de España, Italia, India, Vietnam, Uruguay y México, y visité 90 países. Al final me di cuenta de que Chiang Mai (Tailandia) era el único lugar donde quería vivir.

Mi primer viaje a Tailandia, en diciembre de 2015, llegó pocos meses después de dejar Estados Unidos. También era mi primera vez en Asia. Había empezado a seguir las enseñanzas de Buda y estaba deseando visitar un país donde se practicaran. En mi primera visita, hablé con monjes, medité en templos y visité innumerables estatuas doradas.

Me obsesioné con los masajes tailandeses y conocí lo que se convirtió en mi plato favorito, el Khao Soi: fideos de huevo en una sopa de curry y coco. Cuando mis vacaciones de un mes llegaron a su fin, me eché a llorar. Tenía claro que volvería.

Como periodista por cuenta propia, mi trabajo siguió llevándome por todo el mundo durante los años siguientes, incluida otra estancia de tres meses en Chiang Mai. Pero cuando mi familia necesitó ayuda en casa, volví a Latinoamérica para estar cerca de mis padres.

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Seguí echando de menos Chiang Mai a lo largo de los años

Durante los cinco años siguientes, que pasé entre Uruguay y México, sentí nostalgia por Chiang Mai. Contaba mis experiencias en el norte de Tailandia a todo el que quería escucharme. Por aquel entonces, mi padre estaba enfermo y vivir tan lejos no era una opción. El día que murió, un amigo íntimo me aconsejó que siguiera a mi corazón y me mudara a Tailandia.

Un año y medio después, cuando me invitaron a un viaje de prensa a Bangkok, sentí que el universo me permitía volver a Chiang Mai y aproveché la oportunidad. Cuando el avión aterrizó en Tailandia y vi la primera pagoda, supe que había tomado la decisión correcta.

Chiang Mai es asequible para los extranjeros

La legislación tailandesa también motivó mi regreso a Chiang Mai. Uso cannabis con fines medicinales, y la marihuana se legalizó en 2022. Tailandia también se convertirá en el primer país del sudeste asiático en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, siendo Taiwán el primero en Asia.

Solo me siento cómoda viviendo en lugares donde no me enfrente a repercusiones legales por ser queer.

En Chiang Mai pago 355 dólares (325 euros) al mes de alquiler, 300 (275 euros) menos que en Puerto Vallarta y cuatro veces menos que en Nueva York.

Hago un esfuerzo por alquilar en casas de lugareños para asegurarme de que mi dinero de turista se queda en manos locales. Los mototaxis cuestan menos de 2 dólares (1,80 euros) en un radio de 15 minutos. He creado una comunidad asistiendo a eventos que coinciden con mis intereses, como clases de yoga, talleres de cerámica, reuniones de coworking y clases de baile.

Puedo comprar más de dos kilos de mangos, fruta del dragón y mangostán por menos de 5 dólares (4,60 euros). Los masajes tailandeses cuestan entre 3 y 30 dólares (entre 2,75 y 27,50 euros) la hora, y he encontrado un psicólogo angloparlante que cobra 35 dólares (32 euros) por las sesiones presenciales.

Lo más importante es que me siento bien acogida por los tailandeses. Pienso seguir viajando, pero quiero que Chiang Mai sea mi base. Con suerte, seré una de las primeras en recibir el nuevo visado para nómadas digitales válido durante cinco años.

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Etiquetas: Viajes, Vacaciones, Turismo