He sometido mi cerebro a una experiencia inmersiva para evaluar mis 'soft skills': esto es lo que he descubierto

Momento durante la misión, inmersa en la realidad virtual.
Momento durante la misión, inmersa en la realidad virtual.

V.B.

  • Una experiencia de realidad virtual de la empresa NeoCK pone a prueba las habilidades blandas y crea un informe puntuándolas.
  • En mi caso, perdí por completo la noción del tiempo y los resultados me sorprendieron por varios motivos.

Las habilidades blandas —conocidas en los entornos de trabajo como soft skills— se están convirtiendo en un factor imprescindible que está tomando cada vez más peso en las empresas. No es que la formación académica haya dejado de importar, pero en una sociedad cada vez más formada, lo que marca la diferencia son las habilidades.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2021, uno de cada cuatro españoles tiene un título universitario (el 26,1% de la población). Así que no es de extrañar que entre expertos y reclutadores la conversación gire más en torno a las habilidades blandas, incluso en un curriculum.

El término soft skills no es nuevo, pero ha ganado más protagonismo desde que la pandemia cambió el modelo actual de trabajo. Medir este tipo de habilidades no es tarea sencilla y conlleva un alto grado de autoconocimiento, ya que la comunicación, la empatía o el liderazgo, no son a priori tangibles.

¿Pero qué pasa si sometes a tu cerebro a una experiencia inmersiva de entreno que evalúa tus habilidades blandas?

En Business Insider España hemos querido probarlo y yo me he sometido a una experiencia de realidad virtual durante horas para contártelo.

Un simulador que diagnostica habilidades

El equipo que se usa para la experiencia.
El equipo que se usa para la experiencia.

V.B.

Lo que he probado es un programa llamado neoSKILLS, que pertenece a la empresa neoCK; empresa que se dedica a la creación e implementación de herramientas de tecnología social innovadoras que diagnostican y potencian las capacidades de las personas en los ámbitos de la educación, el empleo, el emprendimiento y la acción social.

Básicamente, es un simulador para el diagnóstico, con el que también se pueden entrenar competencias. Mi experiencia fue en el Polo de emprendimiento de O Porriño, donde lo aplican junto a la Fundación Ronsel en materia de emprendimiento, pero hay una decena de simuladores por toda España.

La experiencia se hace en grupos de cinco personas y mi equipo estaba formado por auténticos desconocidos con los que tendría que llevar a cabo algún tipo de misión que aún no comprendía bien. No conocer a la gente me parecía la primera desventaja.

Una misión espacial

Una vez allí, el técnico —Saúl— explicó que iba a formar parte de la misión espacial: Operación Éxodo. Me colocó las gafas de realidad virtual, los mandos y entré en una sala previa al juego en la que poder experimentar con mi cuerpo este nuevo formato para poder moverme bien durante la misión.

Con el control sobre los mandos y el movimiento, ya en la nave, una voz comenzó a explicar que esta misión suponía la única oportunidad de dar continuidad a la vida que empezó en la tierra, a la que por el momento no se puede regresar. 

Así, me convertí en miembro del equipo de mantenimiento de la nave y, junto a mis compañeros, tenía la misión de dar continuidad a los trabajos realizados durante tres años, garantizando el suministro de energía y el buen funcionamiento del sistema.

Sabiendo esto, el equipo se enfrentaba a cumplir la misión, para la que debíamos repartirnos 9 herramientas sin las que sería imposible lograrlo.

Autoconocimiento y comunicación

Cada herramienta tenía una utilidad diferente, pero todas eran fundamentales para completar la misión.

Aunque aún no habíamos empezado, este fue el primer paso decisivo en el juego. Nos preguntamos entre nosotros qué se nos daba mejor (por ejemplo, la orientación) para coger una herramienta u otra. En este punto, el autoconocimiento y la comunicación fueron clave para la asignación.

Inmersión total

Probando la experiencia inmersiva.
Probando la experiencia inmersiva.

V.B.

La verdad es que al principio me costó adaptarme un poco a la dinámica porque todos eran extraños para mí. Pero a medida que avanzaba la misión me sumergí por completo en la experiencia porque era muy real. Solo me acordé de donde estaba en alguna ocasión cuando notaba la mano del técnico evitando que me chocara con algún mobiliario.

Perdí la noción del tiempo por completo, aunque la experiencia duró dos horas y media. Pasados unos minutos, todos mis sentidos estaban puestos en ir superando los retos de la misión y emplear bien mis herramientas para ayudar a mi equipo.

Los desafíos, el cronómetro y la ambientación ayudaban a que estuviera 100% inmersa en la experiencia. Al rato, mis compañeros ya no eran tan desconocidos y me negaba a dejar a ninguno atrás.

Evaluación

Mi equipo y yo pudimos salvar la misión y, tras acabar, comentamos la experiencia y cómo nos habíamos sentido. Además, rellenamos un formulario en el que hacíamos una evaluación propia y otra a cada uno de los miembros del grupo.

Esto, junto con la evaluación del técnico, crea un informe en el que se valoran tus habilidades. Estas son las competencias que se tienen en cuenta:

  1. Comunicación.
  2. Proactividad personal.
  3. Adaptación al cambio.
  4. Empatía.
  5. Liderazgo.
  6. Creatividad.
  7. Planificación funcional.
  8. Enfoque a resultados.
  9. Trabajo en equipo.
  10. Perseverancia.
  11. Autoconfianza.

Estas son mis soft skills

Cuando, tras la experiencia, me llegó el informe con los resultados, me sorprendió bastante.

El dosier advierte que el conocimiento de las competencias y el nivel en el que las posees te ayuda a conocer mejor tus fortalezas y cómo aprovecharlas al máximo, junto con lo que debes mejorar para desarrollarte, crecer y tener éxito tanto personal como profesionalmente.

Antes de ver las habilidades, cabe decir que hay cuatro niveles de puntuación:

  • Nivel 1 (0-25): posesión de la competencia a nivel elemental.
  • Nivel 2 (26-50): posesión de la competencia a nivel medio.
  • Nivel 3 (51-75): posesión de la competencia a nivel superior.
  • Nivel 4 (76-100): posesión de la competencia a nivel excelente.

En mi caso, me sorprendió que todas las habilidades estaban por encima del nivel superior y el trabajo en equipo llegaba al nivel de excelente.

En un texto, mi evaluador destacaba que mi liderazgo, compartido con algunos de los otros miembros, surgió de manera natural en muchos momentos de la experiencia. También señalaba que me intereso por otras opiniones y propuestas, promuevo la participación e impulso la acción en momentos clave. 

Igualmente, destaca mi participación cuando el equipo estaba perdido, guiándolo y transmitiendo confianza y serenidad, subrayando la resolución de problemas.

Autopercepción vs. evaluación externa

Gráfico de la evaluación propia y externa vs. los niveles de competencias.
Gráfico de la evaluación propia y externa vs. los niveles de competencias.

V.B.

Otro de los puntos que más me sorprendió fue ver la comparativa de mi autodiagnóstico, con los resultados totales y la evaluación de mi equipo y del técnico. 

En prácticamente todas (excepto dos) mi percepción fue muy inferior a los resultados obtenidos, lo que demuestra que muchas veces nos infravaloramos y no somos capaces de ver ciertas habilidades.

Precisamente por ese motivo, esta experiencia me parece de lo más enriquecedora: te muestra un mapa de tus capacidades y te pone frente al espejo lo que no ves.

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