Del mítico 'Frigo Pie' al 'Drácula': cómo el precio de los helados más icónicos se ha disparado más de un 1.200% en los últimos 30 años por el efecto devastador de la inflación

La inflación está en boca de todos. No solo los agentes de los mercados, sino que predomina en las calles. 

La subida del precio de la luz, el despegue de la gasolina, el coste ligeramente más alto en algunos bares… Son dinámicas que se han convertido en denominador común. 

El crecimiento de precios empieza a ser un quebradero de cabeza importante por los efectos que puede causar. La pérdida de poder adquisitivo tiene la capacidad de dañar seriamente los ahorros si no se combate. 

El debate sobre si la inflación es transitoria o duradera está muy de moda. Las subidas limitadas a los precios de los bienes y servicios o el arranque de una espiral precios-salarios preocupan al ahorrador medio. Aunque los datos que se publican siguen apuntando a una inflación persistente, el debate sobre los precios sigue causando furor entre los actores del mercado. 

“La dinámica de la demanda y, a través de ella, las perspectivas de crecimiento suscitan menos controversia, por lo que es preciso señalar que las últimas cifras, tanto en el plano micro como macroeconómico, son ciertamente impresionantes”, argumenta Olivier de Berranger, director de gestión de activos en La Financière de l'Echiquier (LFDE), en palabras que recoge Business Insider España.

La inflación actual, al final, responde al shock de oferta y a que los inversores llevan subidos a la ola de la liquidez más de 10 años. Ahora parece que la subida de precios comienza a acorralar a los bancos centrales. 

“Lo que en un principio pregonaban como algo transitorio, parece que no lo será tanto y, está claro que, para 2 de los grandes problemas actuales, como son las tensiones en los mercados energéticos y los problemas en las cadenas de suministro, los bancos centrales no tienen la solución”, dice el equipo de Portocolom AV.

“Los ahorradores deben comenzar a hacer suya una de las grandes frases del mundo del surf: ‘No puedes parar las olas, pero puedes aprender a surfear’”, añaden desde la gestora.

El efecto de la inflación en un producto tan simple como los helados

La inflación tiene un efecto realmente adverso sobre el dinero personal. En un contexto como el actual en el que los precios despegan, el hecho de mantener los ahorros inmovilizados puede hacer que pierdas un enorme poder de compra con el paso de los años.

Hay grandes ejemplos.

En Estados Unidos en 1928 una tableta de Hershey's de una onza y media costaba unos 0,04 dólares, lo que daba al poseedor de un billete de un dólar el poder adquisitivo de aproximadamente 25 tabletas. 

Después de la Segunda Guerra Mundial, su precio se duplicó hasta alcanzar los 0,08 dólares. En la década de 1980, la tableta de chocolate costaba unos 0,40 dólares y hoy supera el precio de un 1 dólar, lo que significa que el mismo billete de un dólar no da para comprar ni siquiera una deliciosa tableta de chocolate Hershey's.

Pero se puede encontrar la réplica en España.

En 1977 Frigo lanzó el famoso helado Drácula, cuyo precio inicial fue de 12 pesetas (lo equivalente a 7 céntimos de euro). Su coste actual es de 1 euro. Es decir, un 1.328% más. Mientras, la inflación general en esto más de 30 años ha sido superior al 730%.

¿Cómo se traslada esto al bolsillo? Imagina un individuo que se dedica a, como se conoce habitualmente, meter el dinero debajo del colchón desde el año 1977. Pues esos 7 céntimos de euro, que le daban para comprar el helado mítico que hoy se comercializa bajo la marca de Nestlé, le permitirían comprar solo una centésima parte de una unidad de ese producto. Su poder de compra se habría mermado ostensiblemente.

Y lo mismo ocurre con el mítico Frigo Pie. 

En la actualidad sería un 455% más caro (más de 5 veces) en términos absolutos, aunque la inflación general ha subido más del 250% desde entonces (algo más del triple), desde su lanzamiento.

En definitiva, la subida de precios es capaz de limar tus ahorros porque con el mismo dinero puedes comprar menos cosas. Dicho de otro modo, en el caso de que no pongas a trabajar los ahorros, el dinero irá perdiendo valor con el paso del tiempo. 

Eso sí, hay que tener en cuenta que los hábitos de consumo han cambiado por completo. Antes era habitual comprarse un helado en un quisco y ahora, en cambio, con internet y la proliferación de cadenas de supermercados, la oferta es bien distinta. La competencia es hoy mucho mayor que hace años, e internet ha roto muchas barreras, como se ha podido ver en otros sectores como el taxi o las aerolíneas.

En un establecimiento un Frigo Pie puede salir a 0,48 euros la unidad, que es un 50% más barato que su precio en un quiosco de playa, por ejemplo. Dependiendo de la situación, el cliente está dispuesto a pagar más por la compra del mismo helado. 

Con todo, es un reflejo de cómo los precios, a la larga, pueden terminar por mermar el bolsillo. 

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