The Freestyle es un miniproyector que destaca por su extrema versatilidad y que te lo puedes llevar a cualquier parte, aunque le falta un detalle para brillar al máximo
- The Freestyle es un miniproyector que destaca por un diseño 360º que te va a permitir proyectar la imagen donde te apetezca y que además te puedes llevar a cualquier parte.
- La ausencia de batería —que podrás comprar aparte, aunque de momento no se sabe nada— ensombrece un poco el concepto con el que juega Samsung, pero es un dispositivo al que es difícil hacerle sombra.
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El mundo de los proyectores está destinado a un público muy específico que busca una experiencia muy similar a la de una sala de cine, pero que, desde siempre, ha necesitado de unas condiciones óptimas para sacarle el máximo partido.
Entre los grandes puntos básicos está la necesidad de tener una pantalla de reproducción, que el entorno esté lo suficientemente oscuro como para poder sacarle partido a la imagen, la distancia respecto a la pared para que no haya problemas de visualización y en última instancia, que es un dispositivo que se queda en un punto fijo de la habitación y no se puede mover.
Desde Samsung ya tienen mucho bagaje en este campo. Ya tienen en su portfolio el más que interesante The Premiere, que rompe con muchas de las barreras citadas, pero ahora ha presentado un dispositivo que viene a eliminar las que quedan.
Durante una semana he tenido el placer de disfrutar deThe Freestyle, un proyector muy pequeño que destaca por 2 puntos muy concretos: es portátil y es capaz de proyectarse en cualquier superficie, aunque no tengas pantalla, sin que la imagen se resienta lo más mínimo.
Pero no se queda solo en eso y entrega mucho más. ¿Quieres saber qué me ha parecido The Freestyle? Sigue leyendo.
Diseño compacto, muy bonito y que destaca por su peso y su capacidad 360º que permite proyectarlo donde te apetezca.
Lo más llamativo de The Freestyle, sin duda alguna, es su peculiar diseño. Acostumbrado a grandes proyectores pesados u otros más livianos, pero que siguen con el hándicap de necesitar estar siempre fijos apuntando a un mismo sitio, el dispositivo de Samsung se desmarca por completo con su diseño cilíndrico y modular.
Es realmente pequeño (104,2 x 172,8 x 95,2 mm) y además no pesa nada —solo 800 gramos— y va con la idea germen de la compañía surcoreana: poder llevarlo a cualquier parte y lanzar la imagen donde quieras.
Esto lo consigue con un diseño 360º que te permite girar el dispositivo a tu antojo para proyectar tus contenidos favoritos en el techo, en una mesa o en la pared de tu habitación.
The Freestyle, además, no se queda corto en conectividad a pesar de su tamaño, sino que incorpora 1 micro HDMI para conectar tu consola, por ejemplo, así como un USB que actúa como puerto de carga o para conectar lo que tengas en mente.
Por lo demás, ofrece 2 salidas de altavoces a modo de rejilla colocados en la parte superior e inferior del dispositivo y entregan un sonido realmente bueno del que hablaré más adelante.
¿Su gran virtud? Su enorme versatilidad: proyecta donde quieras sin perder calidad de imagen y llévatelo a cuestas (aunque tendrás que comprar una batería externa)
Antes de entrar en la calidad de imagen, es importante detenerse en este punto, ya que es la esencia del dispositivo: su enorme versatilidad.
Como ya te he comentado, puedes girar The Freestyle a tu antojo y así lanzarlo sobre la superficie que tengas en mente y aquí es donde hace magia.
Habitualmente, con un proyector, es necesario pasarse unos minutos ajustando la imagen para que no quede torcida.
Con el proyector de Samsung, esto pasa a mejor vida, ya que, además de proyectarlo sin necesidad de pantalla, cuando detecta la superficie hacia donde lo estás lanzando, ajusta automáticamente tanto el tamaño —puede ir de 30 a 100 pulgadas— como la orientación, para presentar una proyección simplemente perfecta.
He estado trasteando bastante, poniéndolo en situaciones complejas y salvo contadas ocasiones, sobre todo en dimensiones más reducidas, no he tenido la pantalla torcida. Vamos: una absoluta gozada.
En este sentido me ha parecido asombroso como es capaz de reducir o ampliar la pantalla en caso de tus necesidades. He proyectado una película en el techo de la habitación y automáticamente se expande al mayor tamaño.
En otros he optado por ponerlo en la mesa de mi escritorio, con una inclinación ladeada y al momento reduce su tamaño y da una imagen nítida y con el ángulo perfecto. Si es que incluso puedes usarla como segunda pantalla de tu ordenador gracias al HDMI o a través de AirPlay.
Además, desde Samsung han implementado un algoritmo que persigue optimizar la reproducción del color para que pueda verse en óptimas condiciones en cualquier tipo de superficie y los resultados son sobresalientes.
Donde mejor se ve, lógicamente, es sobre una superficie blanca, pero si lo proyectas sobre colores más vivos donde habitualmente no tendrías en mente lanzar la imagen de un proyector, los resultados siguen siendo muy convincentes.
El único inconveniente que le veo en este sentido es que entrega una luz algo modesta —no supera los 550 lúmenes— por lo que si lo quieres sacar al exterior, la habitación está muy iluminada o el sol hace acto de presencia en la zona donde está actuando el proyector, los resultados no son tan excelentes.
Para el final, el punto conflictivo. Samsung apuesta por un dispositivo pequeño y versátil que venden para que te lo puedas llevar donde quieras... y no cuenta con batería integrada. Es decir, siempre tendrás que tenerlo conectado a la pared.
Por suerte, Samsung venderá baterías que puedes acoplar al dispositivo, aunque de momento no se sabe de fechas ni de precio.
Una calidad de imagen muy buena que cumple con creces en casi cualquier situación.
The Freestyle entrega una resolución FullHD (1920x1080 píxeles) al que suma un chip DLP, así como una fuente LED de buena potencia y que según Samsung dura cerca de 20.000 horas.
Teniendo en cuenta su reducido tamaño que impide añadir una tecnología superior que mejore la calidad de imagen —realmente no es la liga en la que juega este dispositivo— entrega una visualización francamente buena y que, sin duda, pone contra las cuerdas a productos similares.
Eso sí, como te he comentado más arriba, sus 550 lúmenes pueden hacerse algo cortos dependiendo de dónde vayas a proyectar la imagen. ¿Su escenario perfecto para sacarle el máximo partido? Un espacio con poca luz ambiental o una habitación completamente a oscuras.
El dispositivo también incluye HDR10 y HLEG, pero dada su entrega modesta de luz, no se le saca todo el partido posible. En este sentido, hubiese apostado por una mejora en los lúmenes para que así pueda cumplir con ese concepto de portabilidad total y llevarlo también a exteriores.
Lo que es evidente es que teniendo en cuenta su tamaño —su principal punto de valor— la calidad de imagen cumple expectativas y deja una experiencia muy satisfactoria tanto en películas y series como en videojuegos, aunque es conveniente señalar que no cuenta con latencia de entrada, por lo que en juegos de lucha o de acción en primera persona, la experiencia puede no cumplir del todo.
Sonido más que suficiente para montarte un cine en casa.
El altavoz cuenta con una capacidad máxima de entrega de potencia de 5 vatios y está pensando para lanzar el sonido en todas direcciones y lo cierto es que cumple de sobra y es capaz de llenar una sala sin problemas.
Con esto sobre la mesa, lo cierto es que es más que suficiente para improvisar un cine en casa que deja una experiencia realmente satisfactoria. Eso sí, al igual que las televisiones, adolece del clásico problema de los picos de audio: voz muy baja, secuencias de acción y música muy alta, así que ten a mano el mando.
Controles táctiles y mando a distancia estilo Samsung, con un diseño más refinado y portátil.
Y justo de este punto toca hablar. The Freestyle cuenta con algunos botones táctiles en la parte superior, aunque he preferido no tocar nada, ya que están muy cerca de lente y para lo que tiene —encendido, subir o bajar el volumen o emparejar el mando— he apostado por el método tradicional.
Y lo cierto es que me ha sorprendido. Viendo como trabaja Samsung los mandos, que siempre apuestan por el minimalismo, con mi mando actual, de la compañía coreana también, pensé que no podían reducir más el tamaño, pero lo han logrado incluso incluyendo más botones.
Se reduce a prácticamente la mitad del modelo tradicional y apuesta por un color blanco que le sienta genial, con accesos rápidos a Disney Plus, Netflix, Prime Video y Samsung TV Plus, así como al asistente virtual que quieras configurar. Lo único es que prescinde de la carga solar —supongo que gracias a esto han logrado reducir el tamaño y se carga vía USB-C.
Y lo cierto es que desplazarse por los menús es una delicia y algo muy intuitivo.
Apuesta por el sistema operativo clásico de Samsung, Tizen, aunque algo más adaptado al proyector. Todo se desprende de un menú gigante que actúa de Home y en donde tienes tus aplicaciones favoritas siempre a la vista.
The Freestyle es un proyector sencillamente genial que ofrece una versatilidad sin igual y que cumple con creces en imagen y sonido, al que le falla contar con batería integrada para brillar al máximo.
Tengo muy claro que pocos proyectores pueden hacerle sombra la obra de Samsung.
The Freestyle rompe con muchas barreras a las que están sujetas este tipo de dispositivos y que ofrece una versatilidad sin parangón, gracias a que puedes proyectarlo donde te parezca y que gracias a su IA logra ajustar la imagen para dar una más que correcta imagen para disfrutar al máximo.
Cumple de sobra con la calidad de imagen y arroja un sonido más que decente para que te montes un cine en casa y gracias a su manejo puedes desconectarlo y conectarlo donde quieras en menos de 1 minuto.
¿Su único fallo? La ausencia de una batería integrada que por suerte se podrá comprar aparte —aunque no hay noticias de momento por parte de Samsung— pero que rompe algo de esa versatilidad y portabilidad de la que presume The Freestyle.
Eso sí, si decides darle una oportunidad, tengo claro que esos 999 euros están plenamente justificados y lo vas a gozar.
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