Elon Musk quiere el dinero de los anunciantes, pero también seguir tuiteando... y todo a la vez no se puede tener

Elon Musk

REUTERS/Johannes P. Christo

Peter Kafka,

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  • Elon Musk ha quemado el negocio publicitario de X desde que adquirió Twitter en 2022.
  • Querría recuperarlo, según está avisando a los propios anunciantes.
  • Sin embargo, el gran dilema es el siguiente: el principal problema de los anunciantes con X no es otro que su propietario.

Desde que Elon Musk compró Twitter en otoño de 2022, el magnate parece haber hecho todo lo posible por ahuyentar a los anunciantes de su plataforma, que antes solía general hasta 5.000 millones de dólares en ingresos publicitarios.

Su campaña alcanzó un punto álgido el año pasado, cuando Musk llegó a dedicar un "que se jodan" a los anunciantes.

Este discurso le ha funcionado bastante bien. En la primera mitad de 2023 los ingresos de Twitter se desplomaron un 40%.

Ahora Musk está procurando que los anunciantes sepan que en realidad sí que quiere su dinero. Más o menos.

Musk ha estado estos días en Cannes (Francia), en el principal punto de encuentro de la industria publicitaria, un congreso al que el año pasado no acudió. Estos días se le ha visto paseando por las calles de la ciudad francesa acompañado de uno de sus hijos, ha mantenido reuniones privadas con agencias y en público le dio una entrevista a Mark Read, el CEO de WPP, gigante del sector.

En esa conversación Musk explicó que su "que se jodan" a los anunciantes no se refería a todo el sector: solo a aquellos que decidían no utilizar su plataforma para comercializar sus mensajes.

"Fue en defensa de la libertad de expresión", ha enfatizado ahora Musk. En la charla incidió en que aunque los anunciantes están en su derecho a no utilizar su plataforma para no aparecer junto a contenidos que consideran censurables, X no iba a retirar dichos contenidos.

"Lo que no está bien es insistir en que no puede haber contenido con el que no estén de acuerdo en la plataforma", remarcó el propietario de X.

Pero ese mensaje, que tanto Musk como sus lugartenientes están reivindicando desde hace un tiempo, omite —quizá deliberadamente— el auténtico problema que los anunciantes tienen con la plataforma antes conocida como Twitter.

Efectivamente, muchos anunciantes están preocupados por el tipo de personas y de contenidos que están ganando visibilidad en X desde que Musk compró la plataforma. Pero los anunciantes ya invierten dinero en otras plataformas en los que ya hay contenidos que pueden considerar cuestionables. Por ejemplo, YouTube, Facebook o TikTok, sin ir más lejos.

Elon Musk

El verdadero problema de los anunciantes con Twitter no es otro que el propio Musk y el caos que generan sus acciones y sus publicaciones en el servicio.

El periodista Oliver Darcy ha compartido en la CNN una pródiga recopilación de los grandes momentos de Musk en los últimos tiempos al frente de X:

"Solo el mes pasado Musk ha cargado contra Associated Press considerándola parte de una "maquinaria propagandística de la extrema izquierda", ha defendido que la izquierda es un movimiento a favor de la extinción humana, ha reivindicado una nueva versión de la teoría de la conspiración del Gran Reemplazo sugiriendo que el presidente de EEUU Joe Biden está importando votantes de México, ha criticado a The Washington Post como otra "publicación con propaganda de extrema izquierda", alimentado la teoría de que el Partido Demócrata está practicando lawfare contra los republicanos, defendido que la reciente condena de Donald Trump es "un abuso de ley con fines políticos" y respaldado la idea de que los proyectos en pos de la diversidad están haciendo que la ciencia sea peligrosa... entre otras cosas".

Musk, por supuesto, es completamente libre de expresar su opinión. Además, muchas de sus ideas podrán ser compartidas en varios rincones del planeta.

A los anunciantes no les tienen por qué importar las especificidades del pensamiento o de las publicaciones de Elon Musk: simplemente quieren plataformas limpias y bien iluminadas. No quieren lidiar con los líos que genera Musk con sus tuits y con sus acciones, como mandar a la mierda a sus propios clientes.

Y, sobre todo: no tienen por qué hacerlo. Twitter siempre ha sido una plataforma publicitaria de segunda, en lo que a alcance e ingresos se refiere, si se compara con competidores como Google, Facebook o TikTok. Por eso, antes de que llegara Musk Twitter deslizaba una idea muy atractiva a los anunciantes: la plataforma servía para llegar a una élite de usuarios influyentes.

Ahora es Musk quien defiende esa misma idea, y tiene algo de razón. Es cierto que muchos tuiteros se fueron de la plataforma tras la compra de la misma, pero también es verdad que muchos siguen allí. Barack Obama utiliza X para promover las políticas de Biden y reclamar una regulación de las redes sociales. Y muchos periodistas, como yo mismo, seguimos ahí.

Mientras tanto, el gran éxodo de anunciantes de Twitter ha hecho que sus tarifas publicitarias se desplomen. Eso implica que X puede ser una opción muy rentable para anunciantes muy concretos: aquellos que quieren que hagas click en un enlace y conviertas, es decir, que hagas una compra. Por eso cada vez que abro la app me encuentro con publicidad de chucherías.

Sin embargo, para muchos anunciantes apostar por Twitter no tiene grandes ventajas. No hay suficiente gente como para generar una diferencia y es bastante probable que el día menos pensado el propietario de la plataforma diga algo que a los clientes de los anunciantes les parezca una barbaridad. ¿Para qué molestarse?

"Twitter ha sido destruido", me decía hace poco un ejecutivo publicitario, justo después de la entrevista que Musk dio en Cannes.

Quizá sea una afirmación muy contundente. Quizá los grandes anunciantes vuelvan algún día, cuando no tengan por qué preocuparse de la incertidumbre que genera el multimillonario.

Pero para que eso suceda el propio Musk tendría que callarse... o al menos contenerse. Y el propio propietario ya ha dejado claro que eso no va a suceder.

"No todos los mensajes que publico son barbaridades. De vez en cuando me pego un tiro en el pie", reconocía, "pero al menos soy auténtico". "No tengo detrás ningún departamento de Relaciones Públicas decidiendo por mí".

Esa es una de las ventajas de ser uno de los hombres más ricos del mundo. Puedes decir lo que quieras y gastarte 44.000 millones de dólares en una plataforma que te permite decir lo que quieras a personas de todo el mundo.

Aunque no podrás obligar a la gente a gastar su dinero en esa plataforma, claro.

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Etiquetas: publicidad, Trending, Twitter, Elon Musk