La consultoría tiene un problema con la generación Z

La consultoría tiene un problema con la generación Z
La consultoría tiene un problema con la generación Z

Getty Images; Alyssa Powell/BI

Lakshmi Varanasi,

Kelsey Vlamis

Tim Paradis,

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  • Los consultores de la generación Z ven la consultoría como un trampolín, no como una carrera a largo plazo.
  • El trabajo bajo presión y la falta de pasión llevan a los jóvenes consultores a buscar empleos más satisfactorios.

En su primer año en la Universidad Estatal de Pensilvania, Ezra Gershanok estaba decidido a conseguir un trabajo en consultoría después de graduarse. Se unió a un club de consultoría y dedicó incontables horas a preparar entrevistas.

Terminó su último año de carrera con tres ofertas a tiempo completo: una de ellas en Deloitte, en el sector de servicios públicos y gubernamentales de la empresa, y otra, que aceptó, en McKinsey & Company.

"En realidad no hay muchos trabajos mejores en los que puedas trabajar en cosas diferentes, puedas viajar, puedas trabajar con gente joven y haya muchas ventajas", explica a Business Insider. Como estudiante universitario, le atraía la perspectiva de volar en clase preferente, alojarse en el Ritz Carlton y, por supuesto, aprender de ejecutivos de renombre en su primer trabajo.

Sin embargo, Gershanok no tardó en darse cuenta de que su puesto no era lo que parecía.

"Mi primer proyecto consistió en trabajar para un proveedor de servicios públicos y, literalmente, no hacíamos nada", cuenta. "Me dije: en este trabajo no se resuelven problemas, solo tengo que hacer de niñera".

Dos años después, dejó la empresa y lanzó su proyecto, una startup de subarrendamiento llamada Ohana.

Mientras que la consultoría fue en su momento un trabajo de ensueño para muchos, la generación Z está empezando a verlo como un mero trampolín lucrativo. Cuatro consultores de la generación Z han declarado a BI que no están en el sector a largo plazo. Se trata de un trabajo estable y una insignia brillante en sus currículums que les abre otras puertas para perseguir sus pasiones.

La falta de equilibrio entre el trabajo y la vida privada

Vicki Salemi, experta en carreras profesionales de Monster, explica a BI que, dado que la consultoría puede ser un empleo muy estresante (de 60 a 80 horas semanales), algunos trabajadores jóvenes se preguntan si es lo mejor para ellos, al menos a largo plazo.

"Se ha producido un cambio en cuanto a considerar este tipo de puestos y pensar: '¿A qué me he apuntado?", afirma, y añade: "Cuando llegas a cierto nivel, no hay equilibrio. Normalmente, todo es trabajo".

Salemi, que antes contrataba para grandes consultoras y firmas contables de las Cuatro Grandes, afirma que muchos jóvenes que inician su carrera dejan de plantearse preguntas sobre las prestaciones y se centran más en aspectos como la cultura de la oficina.

Sin embargo, no cree que el sector de la consultoría necesite trabajadores, ya que la experiencia puede ofrecer oportunidades interesantes. Además de establecer contactos con las empresas de los clientes, los trabajadores que están al principio de su carrera pueden aprender de sus colegas más experimentados y a través de ofertas como los programas de formación interna.

"Pueden sentir que pueden dar mucho en cuanto a su rendimiento laboral, pero también obtener mucho de las estructuras organizativas internas y de los inmensos conocimientos que pueden aportar sus mentores y jefes", afirma Salemi.

Según ella, las oportunidades de aprendizaje pueden ayudar a algunos jóvenes consultores a sobrellevar las largas horas de trabajo y el estrés de la profesión.

Ezra Gershanok ha sido analista empresarial en McKinsey & Company.

"Algunos trabajos siguen siendo muy exigentes y eso no va a cambiar", afirma Salemi.

Los consultores de la generación Z dicen que el horario merece la pena siempre que adquieran nuevas habilidades. Sin embargo, después de un par de años en el trabajo, la curva de aprendizaje disminuye y su trabajo puede perder sentido.

Jorge García Febles, consultor sénior de Deloitte, se lo explica a BI: "Supongo que mucha gente simplemente se deja llevar, pero eso no es lo que yo busco. Quiero sentir que realmente estoy haciendo algo significativo".

Es una buena plataforma de lanzamiento, pero falta pasión

Clouds Joo, consultora de estrategia y gestión de la generación Z en una empresa líder mundial, dice que tiene el mejor trabajo de entrada: se aprende mucho y muy rápido, hay suficiente variedad como para no aburrirse nunca y, quizá lo más atractivo de todo, es un sector fácil de abandonar.

"Como siempre estás trabajando en diferentes sectores, hay muchas puertas abiertas en cuanto a oportunidades de salida", explica a BI Clouds, que prefiere usar su apodo por motivos de privacidad. "No te limitas a un solo sector".

También está el prestigio de aterrizar en una empresa de consultoría de primer nivel, algo que no pasa desapercibido para la generación de las redes sociales.

Un consultor de la generación Z en PwC dice que cree que el trabajo es ideal para los graduados que no saben lo que quieren hacer porque es una buena manera de adquirir muchas habilidades de carácter generalista. Sin embargo, el consultor, que ha pedido no revelar su nombre porque su empleador no le ha autorizado a hablar con la prensa, ha dicho que no es un trabajo que le apasione.

Cree que algunos de los consultores con los que trabaja desde hace tiempo simplemente se han acomodado en su trabajo y han renunciado a sus otras ambiciones y pasiones. Para evitarlo, planea dejar la consultoría para hacer un trabajo que considere más significativo y en un sector que le interese.

Dice que le apasiona hacer ejercicio y comer sano, por lo que podría pasar de la consultoría a trabajar en salud pública, fitness o nutrición.

"La consultoría no es un sector que apasione", afirma. "Hay gente a la que le encanta de verdad. Pero creo que son casos raros".

Algunos consultores jóvenes dicen que, en algún momento, tienen que elegir entre quedarse en un trabajo que ofrece prestigio y cierta seguridad o encontrar un propósito en sus carreras.

Gershanok dice que lo echaron de McKinsey antes de lo previsto porque la empresa había contratado a demasiados empleados. Sin embargo, afirma que siempre pensó en convertirse en empresario. El hecho de tener la marca McKinsey en su currículum le facilitó la obtención de financiación para su empresa, que ha conseguido el respaldo de grandes nombres como el cofundador y ex consejero delegado de Zillow, Spencer Rascoff, y el exdirector de ingeniería de Airbnb, Surabhi Gupta.

"En el mundo de la consultoría, tienes seguridad. El prestigio es bueno, pero tu trabajo no tiene sentido. Al menos a juzgar por mi experiencia, carecía de sentido", afirma. Ahora que dirige una empresa emergente, tiene "una misión"

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