El complejo equilibrio de Shein: convencer a Estados Unidos de su ética empresarial sin enfadar a su China natal

Un trabajador confecciona prendas en una fábrica de ropa que suministra a Shein.
Un trabajador confecciona prendas en una fábrica de ropa que suministra a Shein.

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  • Shein encara su mayor reto antes de su salida a bolsa: convencer a Estados Unidos de la ética de cadena de suministro sin enfadar a su China natal.
  • El conflicto gira en torno al algodón de la región china de Xinjiang, acusada de someter a trabajos forzosos a la minoría musulmana uigur, lo que ya provocó un boicot a H&M.

El equilibrio presenta imposible para Shein: por un lado, y de acuerdo al Financial Times, el gigante chino de la moda busca convencer en privado a políticos y reguladores estadounidenses de que sus productos textiles no contienen algodón de la cuestionada región china de Xinjiang, mientras, busca por todos los medios que el intento no enfade a Beijing

La compañía, fundada en China en 2008 y con sede en Singapur, asume no pocas intentonas de comenzar a cotizar en Estados Unidos, pero los escollos legislativos y su escasa transparencia le han llevado a trasladar su salida a bolsa a Londres

La operación, no obstante, aún debe contar con la aprobación de las autoridades chinas, ya que la mayoría de su personal y su polo logístico radica en el país.

Y la mayor prueba de su fragilidad se evidencia en el detalle más ínfimo: su algodón. Su posible procedencia de Xinjiang, donde no son pocas las voces que alertan de los trabajos forzados a los que China somete a la minoría musulmana uigur de la zona. 

Su papel no es menor: la región copa el 20% de la producción mundial de algodón. Asimismo, Pekín siempre ha insistido en que se tratan de campamentos de reeducación y centros para reducir la pobreza. 

Quién es quién en el universo textil: Shein, el desconocido gigante chino que ha atrapado a la generación Z y ahora debe redefinir la fórmula que le ha llevado al éxito

Fue en 2020 cuando estallaba el conflicto: H&M lanzaba un comunicado en el que anunciaba que dejaría de usar algodón de Xinjiang por esta coyuntura. China se revolvía ante las acusaciones y hacía un llamamiento al boicot de la cadena sueca, pero también a Inditex o Adidas.

La problemática impacta ahora en una la foránea Shein, lo que refleja la delgada línea que tiene que recorrer la compañía para cumplir con los estándares occidentales en su cadena de suministro y al mismo tiempo satisfacer las expectativas de patriotismo corporativo de Beijing

El problema gana virulencia ante el deseo de China de buscar en Estados Unidos su trozo de pastel, y quien, precisamente, ha prohibido las importaciones de algodón y otros productos de Xinjiang alegando los “horribles abusos” contra el pueblo uigur. 

Prueba del impacto, se evidencia en que Shein, explica el medio, ha presionado en privado a diferentes legisladores estadounidenses para asegurarles que dispone de "sistemas rigurosos para evitar que sus proveedores utilicen algodón de Xinjiang".

No obstante, en sus declaraciones públicas traslada su “tolerancia cero para el trabajo forzoso” y exige a sus "fabricantes contratados sólo obtengan algodón de regiones aprobadas”, pero lo hace evitando referencias explícitas a Xinjiang.

El silencio público sobre el uso de algodón de la región y mano de obra uigur ya expuso a la empresa a un aluvión de críticas en Estados Unidos, donde, incluso, el senador republicano Marco Rubio hizo presión para que la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) rechazara la solicitud de salida a bolsa.

Aunque Shein no vende en China, debe sí o sí actuar con infinito cuidado con China, de quien necesita la bendición para cotizar en el extranjero.

Gran red de proveedores y leyes antiespionaje: el contexto que no ayuda

Aunque Shein, sin fábricas propias, depende menos del algodón que sus rivales como H&M, Primark o Inditex, su amplia red de proveedores hace que la diligencia sea más difícil para ella que para sus homólogos.

Shein, se estima, que tiene más de 5.000 proveedores externos para sus productos de marca, en comparación con 1.729 de Inditex y 574 de H&M, según las webs de las empresas. Estos proveedores externos también subcontratan el trabajo a otras partes.

Aun así, la coyuntura es compleja como pocas. Dos expertos en cadena de suministro alertan del riesgo cada vez más latente a la hora de realizar auditorías a los fabricantes chinos después de que Beijing introdujera una nueva ley antiespionaje el año pasado. 

Además, durante el año pasado, Shein comenzó a trabajar con fábricas en Brasil y Turquía para acercar parte de la producción a los compradores de América y Europa.

Aún con ello, Shein no puede entenderse sin China, que sigue siendo la gran fábrica del mundo, el lugar más eficiente para producir las grandes cantidades de ropa que sustentan su popularidad entre los compradores.

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