Una vez en el rodaje, ¿cómo fue grabar con un smartphone? ¿Qué
diferencia supuso respecto a una cámara cinematográfica
profesional?
En nuestro rodaje, usamos estabilizadores externos porque
queríamos hacer movimientos complejos, extraños. Pero la
versatilidad de tener una cámara tan poco pesada es
impresionante. Por ejemplo, la puedes meter en el agua, sin
necesidad de una carcasa especial. También me sorprendió la
resistencia del móvil. El teléfono tuvo algún golpe que otro y
sobrevivió perfectamente. Una cámara normal habría necesitado
reparaciones importantes.
Respecto a la calidad, quizá lo que más me ha sorprendido es
cómo graba las bajas luces. Casi toda la película está hecha
con luz práctica de las lámparas de set, en una clave muy
baja. Y el resultado es muy bueno. Con 'Keleidoscope' hemos
hecho una pieza muy cinematográfica. Incluso gente del medio
que la ha visto no piensa que está hecha con un teléfono
móvil. ¡Y eso es muy satisfactorio!