Los 100 días de Puig como cotizada: el nuevo actor de la economía española necesita ya un plan para pasar a la acción

Marc Puig, presidente ejecutivo de Puig durante el toque de campana.
Marc Puig, presidente ejecutivo de Puig durante el toque de campana.

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Foto del redactor Marta GodoyFoto del redactor Marta Godoy
  • Se cumplen 100 días de la salida a bolsa de Puig, considerado el salto bursátil de la última década, y con él se abre un nuevo escenario para la empresa centenaria.
  • Ya instalada en el Ibex 35, la compañía catalana pasará su prueba de fuego ante el mercado, con la publicación de sus resultados semestrales este mes de septiembre. 

100 días es la medida de tiempo que acuñó Roosevelt, el presidente de Estados Unidos, para aprobar 15 leyes que contuvieron la economía de todo un país tras el crac del 29. Este conjunto de acciones fundaron las bases del llamado New Deal.

A pesar del triunfalismo estadounidense, el concepto debe su inspiración a Napoleón Bonaparte, que popularizó esa marca de tiempo como símbolo de renacimiento en 1815, desde su exilio hasta su vuelta triunfal a París. 

Y 100 días han pasado desde que Puig, el gigante catalán de la belleza, protagonizara su salto al parqué. Lo hacía con un precio de oferta de 24,5 euros por acción, lo que la convertía en la mayor salida a bolsa en España desde 2015 y la más reseñable a nivel europeo desde 2022. 

Ahora, recién incorporada al Ibex 35 y convertida, por derecho, en el blue chip español, el camino de Puig, pese a llevar 100 años gestándose, tan solo acaba de arrancar. 

Colarse en el Ibex era necesario para Puig pero también para el Ibex 

El pasado 22 de julio, el índice bursátil español Ibex 35 vivía una jornada diferente: la entrada de Puig Brands y la salida de Meliá Hotels International. Se trataba de un acto oficial, porque la decisión ya venía ratificada por el Comité Asesor Técnico del Ibex (CAT) en una reunión extraordinaria.

Así, la empresa catalana, con una capitalización de 14.440 millones de euros y una revalorización del 6% desde su estreno, se posicionaba en el puesto número 15 del selectivo español, entre Repsol y ACS.

Aplausos, bromas y emoción contenida: así ha sido desde dentro el despegue bursátil de Puig, el nuevo 'blue chip' español que sueña con el Ibex

"Hay un componente de notoriedad, pero también de necesidad", sostiene Borja Ribera, profesor de EAE Business School. El economista indica que, de esta forma, Puig se convierten en una opción para muchos fondos de inversión internacionales que sin estar en este índice no podían invertir. 

De igual forma, el Ibex 35, opina el economista, también necesitaba tener entre sus filas a un nombre propio así para "reactivarse": "Es una forma de diferenciarte, ganar atractivo. Es la única empresa de belleza de todo el índice". 

El Euronext 100, el índice que incluye las 100 empresas con mayor capitalización de las bolsas de Paris, Ámsterdam, Bruselas y Lisboa, aglutina a gigantes de la belleza como L'Oreal o Christian Dior. 

La complejidad del mercado y de estar en él

"El tiempo y la coyuntura va indicar hacia dónde va", insiste Ribera. Salir al mercado es, a fin de cuentas, un salto al exterior con una coyuntura que no está, por defecto, bajo tu pleno control. 

El momento no era fácil y sigue sin serlo. Algo que tampoco quitaba el sueño en los Puig: "Era una respuesta a una situación estructural, pero también temporal nuestra, que era independiente de si el mercado está caliente, frío, abierto o cerrado", explica en referencia a la transición entre la tercera y la cuarta generación familiar.

De hecho, no han sido pocas las empresas que han frenado o aplazado sus planes para salir a bolsa, entre ellas Tendam, dueña de Cortefiel, pero también el fabricante italiano de calzado Golden Rose. 

Prueba de la complejidad del momento se evidencia en la hecatombe acontecida el pasado lunes 5 de agosto con la bolsa de Japón como protagonista, cuyo índice bursátil más popular, el Nikkei, cerraba con su mayor caída desde 1987 ante el temor de una recesión en EEUU. No tardaba en contagiarse el resto de mercados, con el Ibex abriendo con una caída de casi un 3%. 

Con todo, Puig está en un punto inicial de su andadura bursátil, lo que solo pone de manifiesto cuán complejo el terreno a andar, pero también que sus pasos, aunque discretos, han sido firmes. 

Albert Guivernau, doctor en Economía y director general de la Fundación Civismo, defiende la no velocidad y la escasa oscilación como un punto positivo: "Esto indica que han sabido valorar la empresa de la misma forma que lo hacen los inversores. No siempre pasa y esto es un éxito de la economía española".

El plan necesita un plan

El folleto aprobado por la CNMV era la pista. Más de 400 hojas en las que la empresa catalana desgranaba, entre otros puntos, su imagen financiera completa. La compañía, con unas ventas netas de 4.300 millones de euros, señalaba, de forma discreta, su principal intención con el aterrizaje bursátil: blindar un futuro robusto. 

Lo explicitaba en dos puntos: "Competir mejor en el mercado internacional de la belleza durante su próxima fase de desarrollo" y "alinear sus estructuras corporativas y de capital con las mejores compañías familiares en el sector".

La táctica de Puig no es otra que ser el gran ojeador de la belleza: un experto en acometer inversiones en empresas claves y escalables dentro del sector, donde destacan viejos socios como los gallegos que comercializan Carolina Herrera y otros nuevos como la firma detrás de Charlotte Tilbury, una de las protagonistas de su brillo económico. 

Pero esta fórmula empresarial le obliga a un incuestionable desembolso: solo la operación para hacerse con la compañía británica se elevó a los 850 millones de euros, con financiación mediante. Si sale al mercado, insiste Ribera, es porque busca una manera inorgánica de crecer: "Ahora tiene las puertas abiertas para hacerlo". 

Todo ello dibuja un portfolio casi inédito en la industria de la belleza pero no necesariamente un plan diferente. Algo que, insisten los economistas, debe llegar: "Todavía no vislumbramos o no han sabido comunicar hacia dónde se quieren enfocar".

Pese a este desierto comunicativo, Guivernau explica que este debe existir por pura lógica: "Nadie confía en ti solo por un tema de gestión". El idilio inversor con Puig responde a un inversor que busca un "crecimiento sostenido" y su evolución bursátil, insiste, irá vinculada a la naturaleza de la empresa: "Puig es muy tangible, se puede evaluar la evolución de sus ventas, la actividad real de la compañía". 

Pese a la obviedad y al buen hacer de Puig, el reto de estar en bolsa es obvio y le obliga a un ejercicio de autoexigencia diario. Así lo resume Guivernau: "Salir a bolsa es como hacerte famoso de la noche a la mañana. Ya no puedes ir de cualquier forma a comprar el pan".

Puig presentará sus resultados semestrales el próximo 6 de septiembre y lo hará convertida en estrella, al menos, de la economía española. 


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Etiquetas: Comercio, Trending, Bolsa, Belleza, Puig